Aunque los centros comerciales de las principales ciudades de Colombia se ven llenos, la multitud no se refleja en las ventas. Las registradoras están quietas, pese a que muchos negocios han activado rebajas atractivas, en ocasiones hasta del 70 % y 80 %.
La desaceleración de la economía es un hecho contundente en las ventas del comercio, y se evidencia en el informe Bitácora Económica que realiza Fenalco, en el que se recogen las expectativas y realidades de los empresarios del sector. La gente va a los puntos de comercialización, pasea, vitrinea, consumen un helado o van a un restaurante, pero pospone la compra de otros productos que no consideran tan indispensables como el alimento.
Según el documento, se completan siete meses consecutivos (hasta julio) con resultados negativos en ventas del comercio. “El 77 % de los comerciantes afirmó que las ventas en julio fueron iguales o inferiores a las registradas en el mismo periodo del año anterior”.
La Bitácora se basa en una encuesta mensual a los protagonistas de esta rama de la economía que no solo es generadora de empleo, sino que está inmersa en medidas como la de la reducción de la jornada laboral en la semana, lo que implica que debe hacer un mayor gasto para el pago de trabajadores en extrajornada.
La encuesta mensual concluye que solo un 23 % de los participantes en la investigación dijo haber visto aumentos en el movimiento de la registradora.
Por sectores
Otro elemento clave que evidencia la Bitácora es que hay sectores más golpeados que otros. El de vehículos es uno de ellos, donde ya se han registrado caídas abismales que se acercan al 50 por ciento (43,7 %).
Pero también están impactados otros segmentos como el de calzado y, según Fenalco, “sorprendentemente, el de las confecciones”. La sorpresa allí proviene de que se aplicó una medida de incremento en 40 % de los aranceles a productos provenientes de Asia y, ni aún así, las ventas levantan cabeza. “La iniciativa no ha reanimado las ventas, ni la producción nacional, como era el objetivo; por el contrario, hizo que los precios aumentaran y se estimulara el contrabando”, dice Fenalco.
De hecho, en meses como mayo, la producción colombiana de textiles se desplomó un 22,1 % según el Dane; en lo corrido del año, la caída es del 20 %, mientras que la fabricación de prendas de vestir en el quinto mes del año se contrajo en 6,9 %; en lo corrido del año, el descenso es de 5 %.
El presidente del gremio, Jaime Alberto Cabal, argumenta que “el consumo de los hogares se ha resentido fuertemente, no sólo por efectos de la inflación, sino por las altas tasas de interés que prevalecen a lo largo de este año y que limitan las intenciones de compra de las familias colombianas”.
Las dos cosas están ligadas, pues, el Banco de la República, en pos de controlar la escalada de la inflación, no ha iniciado el ciclo bajista de las tasas de interés de referencia. En el horizonte no se ven señales de que los precios al consumidor vayan a bajar, debido al efecto que producen en el costo de las mercancías los incrementos del precio de la gasolina.
Y no hay optimismo
Lo más complejo y preocupante que surge de la Bitácora Económica de Fenalco, es que no hay optimismo para lo que resta del año.
Las expectativas de los empresarios apuntan, en un 71 %, a que la situación será muy similar a la actual o, inclusive, empeorará. Entre tanto, hay un 29 % de los encuestados que ve el vaso medio lleno y señala que las cosas mejorarían un poco en el resto del 2023.
Circunstancias que afectan al país, como la inseguridad, están a la orden del día y es una de las talanqueras que frena el entusiasmo de los empresarios para ponerle más combustible a sus negocios.