Pasaron 13 días desde el momento en que Ecopetrol anunció que estaba analizando la posibilidad de entrar a un gigantesco negocio en Estados Unidos, hasta el momento en que la junta decidió desistir y abandonar esa intención. Para muchos, fue una sorpresa el retiro de la petrolera colombiana del negocio dado a conocer en la madrugada del pasado jueves 1 de agosto, por lo que representaba en el largo plazo.
Era la compra del 30 % de CrownRock, por un valor cercano a los 3.600 millones de dólares, uno de los negocios más grandes de Ecopetrol, solo comparable con la adquisición de un poco más del 50% de Interconexión Eléctrica S.A. (ISA).
CrownRock es una empresa que opera en el Permian, una de las cuencas más importantes del mundo, y que basa su producción en no convencionales, es decir, fracking.
No hubiera sido un negocio nuevo para Ecopetrol. A finales de la década pasada inició una empresa junto con Occidental (Oxy) , con una inversión de 1.500 millones de dólares, en la que Oxy tenía el 49% y la firma colombiana el 51% y la operación. La idea era producir hidrocarburos bajo la técnica del fracking que en la actualidad representa 13% de la producción de Ecopetrol. Eso quiere decir que, si Ecopetrol no hubiera hecho la operación de 2019, hoy tendría 100.000 barriles menos de producción, y cayendo. Una de las principales motivaciones para que Ecopetrol adquiriera parte de CrownRock era que habría fortalecido su portafolio de activos en una de las cuencas más atractivas del mundo, y en momentos en que especialmente en Colombia, ese portafolio no es muy robusto y viene en declive.
CrownRock tiene como mayor accionista a la Oxy y hubiera sido la posibilidad de perfeccionar no solo la relación con este gigante del sector, sino también aumentar el conocimiento en materia de fracking y poderlo traer al país, en momentos en que Colombia atraviesa uno de los momentos más críticos en sus reservas y tiene anunciado un déficit de gas que, de acuerdo con Naturgás, podría solucionarse en unos diez meses, luego de la expedición de las licencias ambientales, utilizando esta práctica en campos como los del Magdalena Medio.
Sin embargo, esto contrastaría con la posición del Gobierno del presidente Gustavo Petro que, de facto, ha decidido no avanzar en el fracking en el país. Ni siquiera les dio oportunidad a los pilotos programados e impulsó una ley para la prohibición de esta práctica de producción de hidrocarburos en el país que, aunque se hundió en la pasada legislatura, el Ministerio de Ambiente quiere presentar de nuevo, incluso recurriendo a la figura del mensaje de urgencia.
La firma BTG Pactual ha venido haciendo un minucioso seguimiento al negocio de Ecopetrol y CrownRock y, en un reciente informe, planteó los alcances del acuerdo y lo que perdería la petrolera colombiana. Explicó las razones que habrían llevado a desistir del negocio. Hasta el momento de esta publicación, Ecopetrol no había dado explicaciones sobre por qué la junta directiva tomó esa determinación.
Para BTG, la noticia tiene dos caras de la moneda. Por un lado, es positiva en términos de liquidez a corto plazo, pero, por otro, representa “importantes repercusiones a largo plazo en el crecimiento de la producción y en la aparente interferencia del gobierno”.
El 19 de julio, Ecopetrol anunció las negociaciones con Oxy, en las que la empresa colombiana adquiriría una participación accionaria del 30% en CrownRock. Oxy, de acuerdo con BTG, esperaba que la transacción total estuviera valorada en alrededor de 3.600 millones de dólares, lo que implica una valoración total de CrownRock de 12.000 millones de dólares, el mismo precio que acordó Oxy pagar en diciembre de 2023.
¿A qué renunció Ecopetrol? Según el análisis de BTG, a una oportunidad única en una cuenca de clase mundial. CrownRock opera más de 94.000 acres netos en Midland, incluyendo 10.000 acres de superficie, donde ha mapeado 1.700 ubicaciones de perforación no desarrolladas –con 1.250 ubicaciones listas para desarrollar por debajo del punto de equilibrio WTI de 60 dólares–.
Oxy, a finales del año pasado, señaló que esperaban desarrollar estos 1.250 lugares de perforación durante los próximos 10 años utilizando cinco plataformas. Al cerrar la adquisición de CrownRock, Oxy espera agregar producción no convencional de 170.000 barriles diarios (aproximadamente 80% líquidos) en 2024. “En el futuro, la alta dirección de Oxy prevé que la producción crecerá a un ritmo bajo de un solo dígito”, advierte el informe.
Las reservas probadas totales de CrownRock alcanzan los 666 millones de barriles, con corte a finales del 2023, con un 49% desarrollado y un 51% sin desarrollar. Este representa un aumento interanual del 16%, con un índice de reemplazo de reservas del 272%, lo que respalda una producción media de 147.000 barriles diarios durante los próximos 12 años.
“Al no adquirir el 30% de participación en la empresa, Ecopetrol desprende una producción potencial del 7%, un aumento de 51.000 barriles diarios, que habría llevado la producción total a 790.000 barriles diarios, la más alta desde el tercer trimestre de 2013, con sus reservas creciendo un 11% hasta 2.100 millones de barriles, un aumento de 200 millones de barriles”, agrega BTG en su estudio, liderado por Daniel Guardiola.
Una de las inquietudes que genera la decisión de Ecopetrol de desistir en el negocio por CrownRock es el futuro de la relación de Oxy con la petrolera colombiana, más aún con la posición radical del gobierno colombiano en contra del fracking.
La asociación, que se inició hace cinco años, en 2022, se fortaleció cuando las empresas firmaron un acuerdo de desarrollo conjunto para desarrollar 21.000 acres en la Cuenca de Delaware, una subcuenca del Permian. Aunque estos movimientos tranquilizaron a los inversores sobre la fortaleza de la relación y el éxito del proyecto, BTG recuerda que el acuerdo original expira en marzo de 2025, cuando la empresa puede optar por salir del acuerdo o continuar la sociedad bajo un nuevo acuerdo conjunto. “Lo que recientemente parecía una decisión sencilla ahora parece incierto”, dice BTG en su análisis.
Además, la decisión de Ecopetrol contrasta con las de otros países latinoamericanos, en los que petroleras nacionales como Petrobras y YPF, están capitalizando importantes proyectos como las reservas presalinas de Brasil y Vaca Muerta de Argentina. “La inversión en la Cuenca Pérmica ha demostrado ser estratégica”, puntualiza el estudio.
Permian es una cuenca que hace una década tenía una producción de 800.000 barriles de petróleo diarios. Hoy produce 6,2 millones de barriles. Por su parte, en gas, en barriles equivalentes, hace 8 años producía cerca de 700.000 barriles. En la actualidad su producción es de casi 5 millones de barriles.
Finalmente, el análisis plantea las posibles razones del cambio en el interés de Ecopetrol en CrownRock. La primera es desde el punto de vista político. Según BGT, no sorprende que Ecopetrol decidiera desistir de esa oportunidad de inversión, considerando que la administración de Petro ha tomado una fuerte postura contra el desarrollo del fracking en Colombia.
Recuerda el estudio que, en septiembre de 2023, la alta dirección de Ecopetrol decidió suspender dos proyectos pilotos en los que Ecopetrol y Exxon trabajaban en Colombia para extraer hidrocarburos no convencionales. De acuerdo con BTG, la decisión de hoy es consistente con la de Petro: discurso anti-fracking, que hasta ahora había seguido un “no en mi patio trasero”.
Por otro lado, otra posible razón para la decisión es la priorización del efectivo para distribuir a los accionistas en vez de realizar una fusión y adquisición. Antes de la negativa de la junta directiva de Ecopetrol a la operación, se habían analizado escenarios para las posibles fuentes de financiamiento, que hubieran sido con deuda y generación interna de caja. Y los cálculos establecían que el apalancamiento que le generaría esta adquisición de Crown Rock, pasaría de 1,9 veces Ebitda a 2,1. Además, estaba descartada una posibilidad de que Ecopetrol emitiera acciones, del remanente que tiene pendiente, que le significaría diluir un poco la participación del Gobierno, pero hacer más líquida la acción y llevarla de nuevo a índices globales de mercados emergentes.
Sin embargo, el precio podría ser considerado alto frente al precio que se negocia la acción de Ecopetrol, aunque es muy cercano al valor de los operadores similares en Permian.
Y en el mundo de los inversionistas y accionistas, una adquisición de este tamaño golpearía la repartición de dividendos, y en el complejo escenario fiscal del Gobierno, la búsqueda de recursos es prioritaria. De hecho, si la operación se hubiera dado casi que quedaba descartado que Ecopetrol distribuyera un dividendo extraordinario este año, mientras que las utilidades del año entrante podrían ser más bajas en comparación con periodos recientes.