La estafa es un delito contra la propiedad individual del que nadie está exento. Pero resulta particularmente doloroso que los delincuentes se aprovechen de las necesidades de las personas, y nada más necesario para un colombiano que un empleo.
De eso precisamente se valieron los estafadores para engañar a sus víctimas y terminar saqueando sus bolsillos, fenómeno que viene en aumento en el país y, particularmente, en las personas desempleadas o con intención de mejorar sus ingresos en un momento en que ningún sueldo alcanza debido a los altos precios que trae consigo la inflación.
Los casos sucedidos deben ser tenidos en cuenta, pues así como avanzan las advertencias por parte de las autoridades, para que las personas protejan sus datos en un mundo en el que la tecnología es la protagonista, también se vuelven más creativas las estrategias que utilizan los estafadores.
Caso del mensaje de texto
Sucedió en Bogotá, donde aparentemente las personas podrían estar más protegidas, puesto que tienen más acceso a la información y a los casos que suceden a diario.
El aviso en el teléfono celular indicaba que había llegado un mensaje de texto, supuestamente, porque el titular del aparato había sido seleccionado por una gran compañía para entrar en un proceso de selección laboral.
Decir no o titubear era difícil, casi imposible, puesto que se trataba de Facebook, el gigante tecnológico que tiene fama de ofrecer puestos de trabajo con altos salarios y excelentes condiciones.
Y de hecho, la propuesta que mencionaba el mensaje parecía coherente. Trabajo de una hora con pago de un millón pesos. Para las víctimas de la estafa, el raciocinio se alejó. Se trataba de una pareja de ciudadanos que, como todos, buscan siempre una mejor oportunidad.
Poco se preguntó la manera en que obtuvieron el número celular ni las alertas que lanzan a cada momento los expertos en ciberseguridad. La persona continuó con el chat, ahora a través de WhatsApp, porque se trataba de un empleo atractivo, cómodo, con buena remuneración, sin mayores dificultades para que diera resultados.
Las indicaciones de los siguientes pasos continuaban llegando. Debía descargar la aplicación DingTalk y crear cuenta NTF, cuyo objetivo, según le indicaron, era el de manejar la información que promueve la banca digital: estar protegido porque recibe mensajes por cada transacción que se hace.
Como endulzante, para conquistar a la víctima, les hicieron una consignación inicial, pero luego les hablaron de una inversión, sin la cual, todo el avance logrado se perdería.
Cuando la víctima ya está en el ‘baile’ es presa fácil para los estafadores. A medida que hacían una transacción, supuestamente surgía un problema que indicaban los estafadores. Consignar de nuevo era la solución. En pos de recuperar la plata que habían puesto, la pareja seguía en el juego, como en un Jumanji: una vez que empiezas no puedes salirte.
El caso de la pareja estafada está en manos de la Fiscalía General, que inició ya la investigación sobre este tipo de delitos que terminan siendo más difíciles de resolver, ya que involucran la tecnología y muchos de los delincuentes son expertos en ella.