Por la pandemia, las grandes inversiones en infraestructuras como edificios de oficinas, centros comerciales y hoteles se frenaron de un día para otro.
Con las medidas de distanciamiento social, un número significativo de personas empezó a salir lo menos posible y a trabajar desde su casa. Hoy, más de un año después, pese a los avances en la vacunación y a la reactivación económica que va en marcha, la incertidumbre del sector inmobiliario sigue siendo alta.
Santiago Gutiérrez, socio de Lloreda Camacho, explicó que la dinámica del negocio inmobiliario con la pandemia afectó, sobre todo, las inversiones en sectores institucionales y centros comerciales, porque se redujeron considerablemente el número de visitantes y la circulación de público, que es un indicador clave en la promoción y desarrollo.
Para el caso de las oficinas, Gutiérrez indicó que confía en una recuperación de largo plazo, pues en las empresas existen preocupaciones por el manejo de recursos humanos y, en muchos casos, consideran que esta situación podría ser temporal, ante la evidencia de que los espacios laborales son fundamentales para fortalecer la cultura empresarial y la productividad.
“No obstante, se necesitará un buen número de años para que lleguen las correcciones del mercado que esta situación ha generado”, agregó Gutiérrez.
Por su parte, Juan Manuel González, socio de Pinilla, González & Prieto Abogados, coincide en que si bien puede que cambien las condiciones de los espacios de trabajo, las oficinas cuentan con condiciones muy especiales que permiten que la actividad se realice de una manera más dinámica por la interacción presencial de los trabajadores.
“Lo que se producirá será un cambio arquitectónico de los espacios y una vida que permita que las personas tengan tiempos adecuados en la oficina y momentos de trabajo especial en la casa, de tal manera que la oficina seguirá siendo un espacio fundamental en las ciudades”, afirmó.
González es positivo con la recuperación del sector inmobiliario corporativo y destacó el buen momento que están viviendo la construcción y la venta de vivienda.
“Lo vemos como el mejor sector para la reactivación económica y, por lo tanto, será de gran crecimiento en los próximos años; las necesidades que debemos resolver en déficit de vivienda no cambiaron con la pandemia, por lo cual el país mantendrá la dinámica inmobiliaria”, concluyó.
Y es que las cifras del primer semestre del año le dan la razón a González, pues el mercado de bienes raíces viene marchando muy bien y en la primera mitad del 2020. Según el Ministerio de Vivienda, se vendieron 109.342 unidades de vivienda, lo que representa un 63% más que las reportadas durante el mismo período de 2020.
Sin duda esta cifra constituye un éxito y se espera que conforme pase el tiempo, también empiece a crecer el apetito por la adquisición de otros inmuebles como locales, oficinas y terrenos industriales.