La start-up estadounidense Upside Foods, que cultiva células para producir carne sin matar animales, recibió el miércoles luz verde para sus métodos de fabricación por parte de la agencia de seguridad alimentaria de Estados Unidos, la FDA.
“Comenzamos Upside en un mundo lleno de escépticos, y hoy hemos vuelto a hacer historia como la primera compañía en recibir una carta sin cuestionamientos de la FDA para carne cultivada en laboratorio”, dijo Uma Valeti, cofundadora y directora general, citada en un comunicado de la compañía californiana.
“Este hito marca un gran paso hacia una nueva era en producción de carne, estoy emocionada de que los consumidores de Estados Unidos pronto tengan la oportunidad de comer carne deliciosa cultivada directamente a partir de células animales”, añadió.
En la práctica, Upside Foods todavía tiene muchos obstáculos que superar, incluidas las inspecciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, antes de poder vender sus productos.
La FDA ha evaluado “cuidadosamente” los datos y la información proporcionada por la compañía sobre sus métodos y “no tiene preguntas adicionales en esta etapa sobre sus conclusiones en términos de seguridad”, dijo la autoridad reguladora alimentaria en su propio comunicado de prensa. Pero “esta consulta no constituye un proceso de aprobación”, especificó la agencia.
Varias start-ups tienen como objetivo producir y comercializar la llamada carne de “laboratorio” o artificial, para permitir que los humanos consuman proteínas animales con un menor impacto en el medio ambiente que el de la agricultura intensiva, y sin sufrimiento animal.
Estos productos difieren de los sustitutos a base de plantas, como los “filetes” a base de soja y otros ingredientes que imitan la textura y el sabor de la carne, pero no contienen proteína animal.
La start-up Eat Just, competidora de Upside Foods, fue la primera en recibir autorización para comercializar carne artificial en Singapur, en 2020. En mayo pasado, llegó a un acuerdo con un fabricante de equipos para desarrollar tanques gigantes donde espera producir pollo y carne de res a gran escala.
A la espera de poder servir a los humanos carne de laboratorio -por el momento muy complicada y muy costosa de producir-, otras empresas quieren conquistar el mercado de alimentos para mascotas, a priori menos difícil de satisfacer que sus dueños.
Bond Pet Foods, una empresa nueva de Colorado, está creando proteína animal a partir de un proceso de fermentación microbiana para alimentar perros sin matar vacas o pollos.
Un debate que apenas empieza
En la actualidad existe un intenso debate sobre los hábitos alimentarios y su influencia en aspectos como la salud, la preservación del medio ambiente (biodiversidad, emisiones de gases de efecto invernadero, calentamiento global, etc.) o el bienestar animal. Entre los alimentos que el hombre ingiere ―recordemos que la especie humana es omnívora―, son los productos de origen animal los que actualmente están siendo cuestionados por ciertos grupos de la población.
Paralelamente, esas mismas empresas y otras nuevas se han encaminado hacia la producción de carne artificial. Sus primeros productos comienzan ahora a llegar al consumidor.
José Antonio Mendizabal Aizpuru recordó que recientemente, en Israel, se ha abierto un sofisticado y singular restaurante donde se ofrece carne artificial procedente de células de pollo cultivadas in vitro. Asimismo, en Singapur ya ha sido autorizada la comercialización de esta carne. Estas empresas dedicadas a la producción de carne artificial indican que se fundamentan en la producción ética, ecológica, el bienestar animal y el respeto al medio ambiente.
“Pero ¿es más ético y ecológico un proceso productivo que se basa en extraer células vivas de un animal (su hábitat natural) para que proliferen en un entorno de laboratorio (totalmente ajeno), en el que con frecuencia se utilizan factores de crecimiento como el suero fetal bovino (FBS), que la ganadería tradicional para producir carne? ¿No resulta paradójico que se señale el bienestar animal como otro de los rasgos identificativos de estas empresas, cuando indican que esta forma de producción no precisa de animales?”, explicó Mendizabal.
En este contexto, la ganadería tradicional continuará encargándose de preservar hábitats de alto valor ecológico, como la dehesa o las zonas de montaña. Se ocupará de conservar las razas autóctonas, de mantener limpias las zonas boscosas y de pastos para prevenir los incendios. Además, dará vida a los pueblos vacíos y, por supuesto, producirá alimentos sanos, ecológicos y de calidad nutritiva y sensorial contrastada.
“Por ello, los ganaderos tendrán que demostrar y convencer al consumidor ―que es quien tiene la última palabra― de las bondades de su producto natural, cercano, sostenible e integrado en la economía circular, respetuoso con el medio ambiente y con el bienestar animal. Ese es su reto”, concluyó este experto.