En Colombia, poco a poco se ha ido adoptando más prácticas que buscan la preservación del medio ambiente, y el ecosistema en general, a través de procesos como el reciclaje, manejo del agua, disminución del consumo de materiales como plásticos, entre muchos, que se hacen tanto por voluntad propia, como por disposiciones legales.
Esto también lo han empezado a adoptar las empresas, trasladando estos conceptos a distintas instancias organizacionales, que inclusive, terminan reflejándose en el producto que se llevan los clientes.
La sostenibilidad se convirtió en un concepto, que genera valor agregado en las empresas, y que resulta siendo un diferencial entre los consumidores. De hecho, se han creado sociedades denominadas como “Beneficio e Interés Colectivo” (BIC).
Según cifras de la Confederación de Cámaras de Comercio, Confecámaras, con corte a mayo del 2023, se han registrado más de 2.250 empresas como sociedades BIC en Colombia. Esto quiere decir que el concepto ha empezado a ganar popularidad.
De hecho, este sistema fue creado hace cinco años, y el país se ha convertido en uno de los mercados con más sociedades BIC en América Latina, donde cerca del 85 % de este tipo de sociedades son microempresas repartidas en 27 de los 32 departamentos que componen el territorio nacional, caracterizándose por divulgar sus impactos ambientales, a través de medidas o estándares internacionales.
Estos reportes, si bien no son un requerimiento legal, les ha servido para demostrar transparencia, además refleja la intención por aportar a la conservación medioambiental. De hecho, las compañías se apoyan en algunas firmas, para consolidar esta información, además de buscar maneras de adoptar prácticas más sostenibles.
Este es el caso de la firma auditora y consultora Moore Colombia, que a través de Mauricio Roa, socio y consultor, destacó que el país se está posicionando como un referente en esta materia, a nivel internacional, lo que genera un mayor interés por parte de inversionistas extranjeros.
“Hoy apuntamos a lograr una clara transformación en la mentalidad y la dinámica de las empresas en el país, para que sean conscientes del impacto que tienen en nuestra sociedad y su entorno”.
Más allá de estas sociedades, también hay muchas otras compañías que, a través de iniciativas propias, se ponen de acuerdo con sus competidores, para brindarle alternativas sostenibles a sus clientes, por ejemplo, al momento del cambio de algún bien, por la adquisición de uno nuevo.
Esto mismo lo consideró la industria de los colchones, quienes aseguran que estos productos, al momento de ser desechados, pueden tardar casi un siglo en descomponerse, además que ocupan mucho espacio en los rellenos sanitarios, lo que aumenta el volumen de las basuras.
Una alianza de Americana de Colchones, Colchones Serta y Colchones Dormiluna, reveló que durante el 2022, en Colombia, se desecharonde manera adecuada, solamente el 0,05 % de la producción total a nivel nacional.
Esto pasa, porque si las personas adquieren estos bienes, por motivo de cambio, el colchón viejo lo arrojan como un desperdicio ordinario, y aunque en ocasiones los recicladores lo desvalijan, sustrayendo los resortes, entre otros elementos, los restantes quedan sin un adecuado tratamiento.
La alternativa que le ofrecen estas empresas a los clientes es que al momento de comprar el colchón, de manera gratuita, se recogerá el antiguo, a través de una compañía especializada para el manejo de dichos desechos, aprovechando al máximo todos los materiales de su composición, reduciendo además la contaminación que se generaría si se tirara como basura ordinaria.
“Con la implementación de este programa esperamos recoger alrededor de 300 colchones usados mensualmente y generar conciencia entre nuestros consumidores y así, ser parte activa en la protección de nuestro entorno, evitar que estos materiales sean aprovechados de forma peligrosa en otros colchones o productos para el descanso y contribuir al bienestar social”, explicó Ninfa Aguirre, Gerente de Serta Colombia.