Muchas empresas están empezando a adoptar la transición energética y otras aún no saben por dónde empezar. Además, es posible que muchos sigan reflexionando sobre el coste, el riesgo y la amenaza de las nuevas tecnologías en el futuro.
Sin embargo, Camilo Salcedo, gerente de desarrollo de Aggreko en Colombia, aseveró que “afortunadamente, el escenario no es el mismo que hace cinco o incluso dos años”.
Además, destacó que algunas de las tecnologías renovables disponibles hoy en día, junto con la generación de energía térmica en una solución híbrida, ofrecen los mismos niveles de fiabilidad y competitividad que la estructura térmica tradicional.
Particularmente, afirmó que, aunque Colombia no es uno de los países que registra mayores emisiones de efecto invernadero en el sector del petróleo y el gas, la reducción de al menos 11,2 millones de emisiones de CO₂ para 2030 es una de las principales prioridades del Gobierno Nacional que ha sido uno de los primeros en adoptar regulaciones específicas de control para lograr este objetivo.
En un panorama proyectado en casos para el sector de petróleo y gas de otras latitudes como Argentina y África, el experto resaltó algunas tendencias clave para que las organizaciones vinculadas al sector puedan apuntar a estrategias de descarbonización exitosas y sostenibles.
Centrales y gas
Por un lado, están las centrales híbridas de generación, que combinan la energía renovable (como la solar o la eólica con la generación térmica y el almacenamiento en baterías), lo que beneficia a las zonas con acceso limitado o nulo a la energía permanente; por lo general, los costes son competitivos. Una vez instaladas las centrales solares o eólicas, los costes de generar energía son relativamente bajos y con cero emisiones.
Por otra parte, la generación de energía con gas ofrece una alternativa más ecológica y económica que el diésel y el fuel-oil pesado. En la industria petrolera, se puede generar energía con base en Gas Asociado de Petróleo (GAP) que puede aprovecharse a su favor al reducir sus costos operativos, o al crear una nueva fuente de ingresos cuando se vende a un tercero.
Explicó Salcedo que al generar energía a partir de GAP es posible reducir costos y los niveles de combustión de gases y huella de carbono. Además del aprovechamiento del gas residual, otra alternativa son los gasoductos virtuales. Esos son un sustituto y una alternativa de un gasoducto físico.
El gas se transporta hasta el punto de uso por mar, carretera o ferrocarril. Para las operaciones que no están conectadas a un gasoducto físico y que quieren cambiar el suministro de diésel por el de gas, un modelo de gasoducto virtual simplemente imita su solución de suministro actual.
Para los usuarios que están conectados a un oleoducto, pero que buscan complementar una capacidad de oleoducto insuficiente o poco fiable, la solución de hacerlo virtual presenta varias ventajas económicas sobre el diésel.
Sobre los sistemas de energía renovable, son una forma eficaz de aprovechar los recursos naturales para proporcionar energía, como los parques eólicos, la energía hidroeléctrica y las granjas solares.
El reto es su confiabilidad en relación con las condiciones meteorológicas, por lo cual, si la energía se interrumpe por cualquier motivo, es importante garantizar que el suministro está respaldado por baterías o un sistema temporal de energía térmica.
Agregó el experto que “es un momento muy emocionante en la industria y será increíble ver las innovaciones que se presentarán en los próximos años a medida que las empresas mineras y las energéticas colaboren y aporten nuevas ideas para un futuro más sostenible”.
La clave, sin embargo, es empezar ahora y se pueden incluir las energías renovables en la matriz energética porque, si se hace bien, se pueden reducir los costes y las emisiones sin comprometer la confiabilidad.