EPM es precursora de la incursión de las energías renovables no convencionales en Colombia: hace casi 20 años creó el parque eólico Jepírachi, en La Guajira, que ofrece energía solar fotovoltaica y este año alista una plataforma de carga eléctrica pública para generar el ecosistema que permitirá transitar por toda Colombia con la capacidad de cargar los vehículos eléctricos e híbridos.
Así se quiere convertir en protagonista de la transición hacia la movilidad sostenible del país, que incluye otro frente: la conversión a gas natural de vehículos, para lo cual ya cuenta con estaciones propias y con la primera flota en Colombia de vehículos a gas recolectores de residuos.
El piloto de cargadores de vehículos eléctricos empezó en Medellín y el área Metropolitana; ahora, la idea es tener a casi cinco minutos de cualquier zona una estación de carga pública. Ya han instalado estaciones de carga en autopistas del Eje Cafetero y próximamente estarán lanzando la forma de llegar desde Medellín hasta la Costa.
Con estas credenciales, Jorge Andrés Carrillo Cardoso, gerente general de EPM, considera que están adelantados a la gran apuesta del Gobierno nacional de acelerar la transición energética. “EPM siempre ha sido el gran protagonista de algo que no nació ahora sino que lleva mucho tiempo, que es la transición energética, no solo en el mundo sino en Colombia”.
EPM tiene cerca del 35 por ciento de la oferta de generación del país y, de esta cifra, casi 32 por ciento corresponde a energía hidráulica, la cual está clasificada dentro del grupo de las energías limpias, es decir, que no son contaminantes o que tienen un nivel muy bajo de contaminación.
Esta compañía tiene un portafolio de proyectos de energía fotovoltaica y eólica, en Colombia y también en México, Guatemala, El Salvador, Chile y Panamá. “Nuestra apuesta consiste en apalancar proyectos que tengan una capacidad de generación de entre 700 y 1.000 megas, en el corto plazo, y estamos próximos a anunciar un nuevo vehículo para poder acometer esa tarea”, dice el gerente general de EPM quien lleva cerca de dos años en el cargo y es ingeniero civil y ambiental de la Universidad de Los Andes.
De hecho, la Junta Directiva de EPM autorizó recientemente la creación de una empresa filial, con sede en Panamá, con el objetivo de potenciar el crecimiento de las energías renovables del Grupo EPM en América, “dentro del compromiso de la organización por liderar la transformación energética en la región y responder a la demanda de energía limpia y competitiva por parte de la comunidad”.
Con este paquete de energías limpias EPM se posiciona como uno de los líderes de esta tendencia energética en el país, además de estar siempre en los primeros puestos de las 100 empresas más grandes de Colombia.
Logró el año pasado un desempeño financiero “espectacular”, dice su gerente general al alcanzar utilidades consolidadas como grupo de 4,1 billones de pesos en 2022, que corresponden a un crecimiento del 26 por ciento. Sin embargo, la utilidad neta de EPM matriz fue de 3 billones de pesos, lo que significó una caída de 10 por ciento. “Lamentablemente, el sólido rendimiento de todas las operaciones que supervisamos se vio afectado debido a que tuvimos que registrar una disminución ocasionada por el desempeño de UNE, lo cual nos restó 1,044 billones. Si no hubiéramos experimentado esa disminución debido a una inversión descontrolada, habríamos obtenido resultados históricos sin precedentes en la historia de EPM”, precisó Carrillo.
Igualmente, en 2022 EPM tenía un reto muy importante: la entrada en operación de Hidroituango. “Hoy, lo que me complace anunciar es que esa situación está superada. Ya no estamos en ninguna crisis y volvemos a recuperar la senda de crecimiento. ¿Qué quiere decir eso? Que tenemos expectativa de crecimiento orgánico e inorgánico, vamos a ser muy agresivos, van a volver a conocer ese EPM que no cabía en Medellín”, dijo Carrillo Cardoso.
Tras un año movido en el que el precio del dólar creció y la inflación aumentó, así como las tasas de interés, que los impactaron de forma positiva y negativa, para 2023 ven más estabilidad.
“El cierre del primer trimestre fue espectacular. La mayoría de los indicadores financieros se ubican con un crecimiento frente al mismo periodo del año pasado entre 23 y 27 por ciento. Si esa tendencia se mantuviera, nosotros casi podríamos cerrar este año con un resultado cercano a los 5 billones de pesos, que sería una cifra histórica para EPM”, insistió el directivo.
Lo que viene
Hidroituango es una central hidroeléctrica que tiene ocho unidades, de las cuales el año pasado se terminaron dos; para 2023 se estima que antes de que finalice noviembre entrarán en operación las unidades 3 y 4, que aportarían 600 megas.
Adicionalmente, están avanzando en la contratación de las obras civiles de la etapa dos, es decir, de la construcción de las unidades 5 a la 8, un proyecto que arrancaría a finales de este año y que duraría cerca de 3 a 4 años en ejecución.
Recientemente la empresa informó que en una inmensa operación de logística internacional, trajo al país desde Zagreb, la capital de Croacia, a bordo de un avión Antonov-124, la primera de las cuatro compuertas mecánicas o mamparos, que pronto serán instaladas a través de trabajos subacuáticos en los túneles de captación de Hidroituango. El avión Antonov-124 realizó un recorrido de 19.000 kilómetros, en los que tuvo que hacer escalas técnicas en Irlanda, Islandia y Estados Unidos.
El gerente general de EPM puntualizó que “Hidroituango ha sido el mayor reto de ingeniería en la historia de la empresa y los trabajos subacuáticos hacen parte de este gran desafío, pues son maniobras de alta complejidad inéditas en Colombia y que marcan un hito en su avance con la llegada desde Europa de las compuertas subacuáticas para nuestra central”.
Esta es la segunda ocasión en la que EPM contrata los aviones Antonov. En 2016, la compañía transportó, a través de ocho vuelos en esta marca de aviones, entre México y el aeropuerto José María Córdova, 800 toneladas de insumos para los trabajos de reparación en la central hidroeléctrica Guatapé.
También, este año esperan poner en operación el parque solar Tepuy, ubicado en el municipio de La Dorada, Caldas, con una capacidad de 83 megavatios.
Más presencia en la Costa
Una de las grandes expectativas para el segundo semestre de 2023 es concretar la negociación con la empresa de acueducto, alcantarillado y aseo Triple A, de Barranquilla. “Poder materializar esa transacción, en la que básicamente tenemos conversaciones avanzadas con el Distrito de Barranquilla, sería la posibilidad de ofrecer las capacidades de EPM en una región que hemos venido conociendo, que nos ha gustado y que nos ha brindado excelentes oportunidades”.
Y han venido conociendo esta región por su presencia con Afinia, su filial prestadora del servicio de energía eléctrica, que desde 2020 opera en Bolívar, Córdoba, Sucre, Cesar y 11 municipios del sur de Magdalena. A Afinia le invertirán 1 billón de pesos para el mejoramiento de la calidad y la continuidad del servicio. Este año, EPM invertirá en proyectos de infraestructura cerca de 3,3 billones de pesos.
Están expectantes ante la agenda legislativa del Gobierno y su impacto en las empresas, pues aunque se cayó la reforma laboral, es claro que en el segundo semestre continuará el trámite de varios proyectos y entrarán algunos nuevos. Por el momento, se concentran en su compromiso con Antioquia y el país por crecer como empresa pública de multiservicios, un modelo que se auguraba iba a fracasar, pero que contra todo pronóstico ha sido su factor de éxito.
EPM, considerada la joya de la corona de Medellín y Antioquia, sigue siendo atractiva no solo para los nacionales, sino también para otros países que la llaman a presentar ofertas, apoyar operaciones y hacer inversiones o desarrollar proyectos. Son pioneros en la región con diferentes iniciativas innovadoras y la última tecnología de desalinización de agua como una solución para abastecer del líquido a aquellas poblaciones que sufren de escasez. EPM posee la planta desalinizadora más grande de Latinoamérica, con capacidad para atender territorios como Santa Marta, La Guajira o San Andrés. Una multilatina con las pilas puestas.