SEMANA: Usted fue elegido gerente de la Federación de Cafeteros, pero no ha tenido aún acercamiento con el presidente Petro, quien parece estar molesto por unos trinos que emitió en el pasado en su contra. ¿Se arrepiente?
Germán Bahamón: Las redes sociales son testigo del estado de ánimo que se tuvo en alguna coyuntura del pasado, las cuales, por lo general, son superadas en el futuro cuando cambian las circunstancias o se apacigua el estado de ánimo que motiva los mensajes. Lamentablemente, esa expresión queda almacenada por años y, cuando se vuelve a leer tiempo después, adquiere una vigencia ficticia, pues casi siempre nuestro punto de vista ha cambiado o no recordamos lo que despertó esa emoción.
En un país que está tan polarizado desde hace tanto tiempo, en el que se han dado debates apasionados, es difícil encontrar a alguien que no haya dicho o escrito algo que ya no expresaría. Hoy el presidente Gustavo Petro nos representa a los colombianos y todos debemos trabajar desde donde estemos para que las cosas le salgan bien. Eso es lo constructivo, lo útil y es la posición que tengo, sobre todo, cuando ejerzo la vocería de un sector que le ha aportado mucho a Colombia y que espera seguir haciéndolo.
SEMANA: ¿Se identifica con el uribismo, fila en la que lo han rotulado?
G.B.: Yo no me identifico con los partidos políticos, que se convirtieron en un tema de mecánica electoral más que de ideales. Soy liberal. Incluso, en la última elección voté por el más liberal de todos, que fue el exministro de Salud Alejandro Gaviria. Perdí. Ya no me preocupa. Ese es el derecho constitucional de todo ciudadano. Así que no me considero ni uribista ni petrista.
SEMANA: ¿Qué opina del mensaje que ha enviado el Gobierno con respecto a que quisiera trabajar con la base cafetera?
G.B.: El beneficio que irriga la Federación es para la base cafetera. Somos la entidad que mejor puede articular los esfuerzos de cada una de las carteras del gabinete en beneficio de la base cafetera. Nosotros estamos dispuestos a acompañar para que esas políticas incluidas en el Plan Nacional de Desarrollo logren su objetivo.
SEMANA: ¿Se considera tecnócrata de apellido ilustre como ha dicho Petro?
G.B.: No. Nunca he estado en el tema político. Toda mi vida he sido del mundo corporativo. Hoy quiero prestarles un servicio a la Federación y a las 548.000 familias cafeteras. Siendo yo un cafetero más, entiendo las necesidades, pues he vivido tanto las bonanzas como las malas épocas del café. Sé del valor que la Federación me ha prestado como cafetero. Quiero venir a eso, a imprimirle un nuevo aire a la entidad y a aportar para que sea más eficiente, más eficaz y que tenga austeridad.
SEMANA: ¿Qué puertas tocó para su elección? El presidente dijo que le metieron los dedos en la boca al escogerlo.
G.B.: Fui uno de los 45 candidatos aspirantes a la gerencia. No busqué a nadie para que pusiera mi hoja de vida en consideración. La envié en un e-mail, como persona natural, a la Federación. Cumplía con los requisitos establecidos en el Comité Nacional, en el que participan cuatro ministros del despacho: Hacienda, Agricultura, Comercio Exterior y el director de Planeación Nacional. Puse mi hoja de vida sin padrinazgos y fue valorada tanto por los ministros como por los Comités Departamentales. Al final, tuve la posibilidad de que me honraran con el apoyo de manera unánime. Y aquí hay que recordar que este es el gremio más democrático de Colombia. Fueron las bases cafeteras las que me seleccionaron, de la mano del Gobierno. No soy un burgués, no tengo un apellido notable. Solo tengo una hoja de vida para ofrecerle a la caficultura.
SEMANA: Es decir, usted ha hecho de todo, ¿hasta sembrar una mata de café?
G.B.: He sembrado matas de café. Soy cafetero de tercera generación. Mi abuelo fue cafetero, mi papá igual, yo hoy soy cafetero. Así que tengo claras las potencialidades de la caficultura en términos de desarrollo económico y de desarrollo de tejido social. Y por eso estoy aquí.
SEMANA: Pero, además de productor, ¿le jala a la comercialización? Lo criticaron por tener empresa.
G.B.: Soy productor, cafetero de finca. Desde 2013 empecé a sembrar café. Metido en ese negocio, entendí que la única manera de ser rentable en la caficultura es participando en la cadena de valor. Y, por eso, en 2016 tomé la decisión de transformar parte de lo que producía en la finca. Buscaba al que supiera para que me hiciera la tostión, al conocedor de empaques. Habilité un hotel que está dentro de la finca, y es una apuesta turística dentro del paisaje cultural cafetero para darnos esa oportunidad de agregarle valor a nuestro producto agrícola.
SEMANA: Entonces, ¿su apuesta con la caficultura va de la mano del turismo?
G.B.: Además del turismo, a la reindustrialización de Colombia. Estoy convencido de que hemos perdido una oportunidad de participar en la cadena de valor. Por eso, me parece que la apuesta de Juan Valdez, de las tiendas de Procafecol, es muy sensata y la debemos acelerar. Entre más tiendas tengamos, entre más café compremos para que esas tiendas vendan como producto final, es más benéfico para el caficultor. Necesitamos esas dos cosas: participar en la cadena de valor, pero, además, poner dentro de esa experiencia del café una oportunidad para las familias caficultoras de tener un ingreso adicional con el turismo y así generar más empleo.
SEMANA: ¿Eso sería suficiente para contrarrestar las dificultades que enfrenta ahora el caficultor por bajo precio?
G.B.: En el tema del precio, como cafetero, tengo que ser sincero. En diciembre de 2019 vendía mi carga en 972.000 pesos, y en ese momento pensaba que estábamos en bonanza, pues antes de eso llegaron a pagarnos 672.000 y hasta 660.000 pesos. Ahí era cuando le decíamos al Gobierno que los caficultores estábamos perdiendo plata. Por eso salió el PIC (Programa de Protección del Ingreso Cafetero). En la pandemia, los commodities se dispararon. Pero los insumos, también. Lo que está ocurriendo ahora es una corrección de mercado después de haber llegado a 2.400.000 pesos. Claro que, de la misma manera, los costos subieron. La urea en Colombia pasó de 82.000 a 210.000 y hoy este insumo va cayendo mucho más rápido que el precio del café. Lo que nos debe importar a los cafeteros es la rentabilidad, no nos puede descrestar el precio.
SEMANA: ¿Por qué la Federación depende tanto del Gobierno si es un gremio privado de un sector rentable?
G.B.: La Federación depende de los cafeteros porque la contribución parafiscal es un aporte que hacemos todos los cafeteros por cada libra que vendemos. Ese dinero se reinvierte en la caficultura. Por ejemplo, el año pasado, después de 27 meses de lluvias incesantes, la caficultura cayó solo 12 por ciento y llegamos a una cosecha de 11 millones de sacos. En el anterior fenómeno de La Niña, que fue en 2009, tuvimos 7 millones de sacos en producción. Claro, era un parque cafetero distinto, en el que predominaba la variedad caturra, que no era resistente. La investigación y desarrollo de Cenicafé permitieron tener unas variedades de muy buena taza y mucha resistencia tanto a los cambios climáticos como a las pestes. Esa investigación se debe al fondo parafiscal.
SEMANA: ¿Qué más se financia con ese fondo? Porque es parte del motivo por el cual el Gobierno les pone la lupa.
G.B.: El fondo parafiscal maneja recursos que se reinvierten en la caficultura. En Cenicafé hay un sistema de extensión del conocimiento hacia los caficultores. Tenemos 1.400 agrónomos acompañando a 548.000 familias, enseñándoles cómo se debe cultivar. Por la existencia de ese fondo, en este momento tenemos la menor incidencia de roya en la historia, pese a un fenómeno de La Niña. Tenemos la menor incidencia de broca: menos del 2 por ciento. También se invierte mucho dinero en asistencia técnica, en promoción, pero lo más importante es la garantía de compra. No hay ningún cafetero en Colombia que pueda decir, como le pasa a otros sectores agrícolas, que salió su producción y no sabe a quién vendérsela.
SEMANA: La Federación ha sido modelo de gobierno asociativo, pero el presidente hablaba de la necesidad de un gerente que uniera al gremio. ¿Qué pasó?
G.B.: Este es un gremio que lo único que ha hecho es beneficiar, tiene esa naturaleza de ONG. Tenemos una organización de 15 comités que atienden 23 departamentos. No dejamos de asistir a ningún cafetero. Aquí no hay latifundios. El promedio de las fincas es de 1,5 hectáreas. Esto es una economía de pequeño agricultor. Y así, de todos modos, mantenemos esa posibilidad de sostener la caficultura en Colombia y tener la marca que enorgullece a todos los colombianos. Las tiendas Juan Valdez en el mundo son la antítesis de la coca. Sobre la división del gremio, en la campaña, los 15 comités departamentales estuvieron conmigo. Lo que hubo fue unión.
SEMANA: ¿Le ha pedido cita al presidente Petro?
G.B.: Ya le solicité una cita de manera formal. He conversado con el nuevo ministro de Hacienda, con el del Interior, me senté en el despacho con la ministra de Ambiente. Tenemos muchas cosas que podemos trabajar en conjunto. Estoy pendiente de reunirme con el presidente.
SEMANA: ¿Cree que hay intención de politizar la Federación?
G.B.: No creo. Pienso que el Gobierno tiene una firme intención de hacer crecer la economía agrícola. Así que nosotros lo único que queremos es mostrarle que hemos usado los recursos parafiscales de manera responsable y que los resultados saltan a la vista.
SEMANA: ¿Qué piensa hoy del presidente?
G.B.: Hoy yo represento a un gremio y nunca voy a participar en política. Vengo del sector privado. Lo único que quiero es trabajar responsablemente, comprometido con el bienestar de las 548.000 familias que dependen de la caficultura. Así que le deseamos al presidente Gustavo Petro que le vaya bien, porque así nos va bien a nosotros.