Los ganaderos lanzaron un SOS al Gobierno por la difícil coyuntura que está atravesando la producción de leche en todo el país, por una suma de factores que están afectando a este renglón económico y social.
Fedegán, en una carta firmada por el presidente del gremio, José Félix Lafaurie, y enviada a la ministra de Agricultura, Jhenifer Mojica, advierte que “las crisis recurrentes de este sector empatan una con otra y se han convertido en una crisis estructural”.
Sobre la coyuntura del sector en 2023 y lo que va de este año, Lafaurie señaló en su carta que la crisis lechera está marcada por dos factores: la caída del consumo, que corresponde a una disminución del 9 % como reacción a los altos precios al consumidor, y el factor determinante de la caída del precio al ganadero: disminución del 11 % y pago de hasta $ 1.200 por litro, “una situación injusta”.
El dirigente gremial explicó lo que llamó “disfunciones estructurales” que han impactado a este sector y se han convertido en la tormenta perfecta. Por un lado, alta producción, en promedio, 7.414 millones de litros; bajo acopio formal, unos 3.283 millones de litros, 44 % de la leche producida; pocos compradores, en cinco empresas se concentra el 40 % del acopio formal; importaciones crecientes, pues cada año crece la capacidad de importación desde Estados Unidos y la Unión Europea; distribución disfuncional del consumo, en donde los estratos altos consumen 190 litros per cápita anualmente, mientras los sectores populares solo 37 litros, y el minifundio como modo de producción prevalente, es decir, pequeños ganaderos y ganadería minifundista sin animales con alta productividad, economía de supervivencia.
“¿Por qué una caída sostenida del precio de la leche al productor, en medio de un verano intenso en el que la menor oferta debería, por el contrario, mejorar los precios?”, se preguntó Lafaurie y explicó que con dólar caro entre 2021 y 2022 la industria aumentó el acopio, “echando mano de la gran disponibilidad de leche en el mercado; pero con la valorización progresiva del peso y con el bajo arancel extracupo negociado en el TLC con Estados Unidos, de apenas 4,4 % para 2024, retornó el apetito importador con el argumento ‘de siempre’, de la necesidad de aumentar inventarios de leche en polvo para enfrentar el verano sin que se disparen los precios al productor”.
Agregó que esos altos inventarios, sumados a que algunas regiones han mantenido el régimen de lluvias, “no solo han permitido sobrellevar el verano, sino generar una disminución en las compras y en los precios al ganadero, mientras los precios al consumidor no bajan o, en el mejor de los casos, no bajan lo suficiente, lo cual le suma a la crisis la persistencia de la disminución del consumo”.
Lafaurie Rivera manifestó que la situación es más gravosa, sobre todo para los pequeños ganaderos, pues la disminución de sus ingresos por venta de leche no se corresponde con una reducción del costo de los insumos para producirla, sobre todo en condiciones de verano, que requieren suplementación para conservar la salud del animal y su capacidad mínima de producción.
Y puso un ejemplo: “En la zona lechera y minifundista del altiplano cundiboyacense, un bulto de silo de maíz (50 kilos) puesto en finca supera los $ 20.000, lo que pone al campesino frente a opciones extremas: perder sus animales y su fuente de ingreso, o elegir entre alimentarlos o mal alimentarse él y su familia”, aseveró.
El presidente de Fedegán hace varias advertencias frente a lo que viene para el sector. Por una parte, el libre comercio de productos lácteos sin arancel con Estados Unidos (2026) y la Unión Europea (2028), “es una amenaza para la ganadería, ya no de crisis, sino de supervivencia, que además está a la vuelta de la esquina, agravada porque, en la práctica, se trata de TLC de una sola vía, por lo que la renegociación anunciada sería vital para el sector”.
Por otra parte, Lafaurie señaló que el acopio de leche en Colombia es una operación logística compleja, no solo por el alto componente de minifundio, sino por la condición de la red vial terciaria, lo cual aumenta los costos de transacción, afectando el ingreso ganadero. Y, finalmente, insiste en el punto central de sus preocupaciones: “El ganadero y, principalmente, el pequeño ganadero minifundista. El mejoramiento de sus condiciones de producción y de vida con políticas”.
Dentro de las propuestas del gremio para enfrentar esta compleja coyuntura, Lafaurie le planteó a la ministra Mojica las siguientes: la creación de un fondo que promueva el consumo de leche y productos lácteos en niños de sectores populares, financiado entre Fedegán-FEP y la industria láctea con un 50 % y el otro 50 %, por entes territoriales o el Gobierno nacional.
“El actual escenario de alta producción, altos inventarios y bajo consumo, es una oportunidad para implementarlo”, dijo.
Otra iniciativa está relacionada con la obligación de incluir la leche en las compras públicas con destino a programas como el PAE, los comedores comunitarios y las raciones de la fuerza pública. También propone Fedegán la realización de ferias y ruedas de negocios regionales en conjunto con los ministerios de Agricultura y Comercio, así como de gobernaciones y alcaldías para promover la economía popular a partir de productos locales, disminuyendo la intermediación.
Y, por último, promover campañas efectivas de fomento al consumo, como la semana del queso, o de la leche, que estimulen la demanda. “Si existe la semana de la hamburguesa, ¿por qué no la del queso?”, se cuestionó Lafaurie.