Un proyecto de ley radicado en el Congreso de la República con la autoría de la senadora Andrea Padilla, y la firma de varios parlamentarios, propone la “prohibición progresiva de exportaciones marítimas de ganado en pie de consumo”.
Esto llevó al gremio de ganaderos (Fedegán) a despacharse contra la iniciativa, en la que se plantea: “El año siguiente a la entrada en vigencia de la presente ley, contado entre el 1 de enero y el 31 de diciembre, no se podrán exportar más de 200.000 animales en pie por vía marítima, con fines de consumo”. Esta es, además, una cifra que varía año a año.
De acuerdo con el pronunciamiento de Fedegán, de aprobarse esta medida, afectaría a 350.000 pequeñas familias ganaderas que derivan su sustento de la actividad.
Según sostuvo José Félix Lafaurie, presidente de la federación, en la actualidad se reciben cerca de 200 millones de dólares anuales por la venta de bovinos en pie a Oriente Medio y el norte de África. Con base en esa exposición, “el país perdería un (1) billón de pesos que se genera a lo largo de toda esta cadena productiva”.
Siguiendo las cuentas de Fedegán, no es que se esté llevando toda la producción ganadera colombiana al exterior en pie. Es más, la cifra es mínima según sus informes. “Esas exportaciones no representan ni siquiera el 1 % del hato ganadero de Colombia ni están relacionadas con el incremento del costo de la carne de res en el mercado interno. Históricamente, la reducción del valor del novillo gordo al productor no se refleja en el precio a los consumidores”, sostienen los voceros del gremio.
De alto impacto
Desde la perspectiva de Fedegán, el país perdería un comercio en el que están relacionados la venta de combustibles, el pago de peajes, las empresas transportadoras, la contratación de veterinarias que suplen los medicamentos en cada viaje y los predios destinados a la exportación, la vinculación de agencias marítimas, así como de aduanas y proveeduría del servicio de catering para los barcos en los que se transportan los animales.
Esto, en un escenario en el que Colombia está apurada con el desbalance entre importaciones y exportaciones, lo que desequilibra la balanza comercial y causa un efecto negativo en toda la economía.
Entre las estadísticas de Fedegán, se destaca que en 2021, el comercio por todos los segmentos exportadores mencionados significó 247.171 semovientes por un valor de 151,5 millones de dólares. Sin embargo, los movimientos a lo largo de la cadena productiva pueden variar entre 850.000 millones a 950.000 millones de pesos. Es decir, alrededor de un billón de pesos al año.
Solo en el primer semestre de este año, las exportaciones de ganado en pie aportaron 198,6 millones de dólares a la canasta exportadora colombiana y el total de las ventas internacionales ―carne y novillos vivos― llegó a 285,4 millones”, sostuvo el gremio.
Entre tanto, la justificación del proyecto se basa en que “la exportación marítima de animales vivos o en pie es una actividad legal en Colombia. Sin embargo, sus características hacen de ella una práctica extremadamente cruel con los animales, que vulnera todos y cada uno de los criterios de protección y bienestar animal señalados como principios rectores en el tratamiento de los seres sintientes, según el artículo 3 de la Ley 1774 de 2016. Además, como se explicará más adelante, no es una actividad imprescindible para la ganadería nacional, dado que Colombia también exporta carne refrigerada y otros productos derivados de la explotación animal”.