Conseguir un fiador no es tarea fácil. Pocas personas se animan a respaldar la deuda de un tercero, así este sea de su familia, pues saben que se convierten en deudores solidarios y es un riesgo que muy pocos quieren asumir.
El requisito del fiador se puede obviar cuando el crédito es para adquirir vivienda o un carro, pues estos bienes sirven como garantía en caso de no pago, pero sí se vuelve una necesidad cuando la financiación es para productos de valores más bajos como electrodomésticos, motos de bajo cilindraje, computadores, para estudiar o para viajar.
La falta de ese fiador o codeudor ha sido una de las trabas para el acceso a crédito de muchas personas, sin embargo, hay un creciente grupo de unos cuatro millones de colombianos que han recibido este apoyo a través de una entidad que fue creada para ese fin y que se llama FGA Fondo de Garantías.
Esta compañía replica el trabajo que hace el Fondo Nacional de Garantías (FNG), el cual les sirve de fiador a las empresas (en especial a las pequeñas que requieren crédito). En este caso, el foco no son las empresas, sino las personas naturales, que con este apoyo pueden acceder a financiación formal.
De hecho, el FNG junto con el Municipio de Medellín y la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia son los dueños de FGA Fondo de Garantías, entidad que lleva 25 años en el mercado y que hace su trabajo en silencio, pues su relación es con las entidades financieras (bancos, cajas de compensación y fintech). Estas son las que determinan si las garantías del posible deudor son insuficientes y le recomiendan usar las del FGA.
“Nosotros somos un fiador institucional, que cada vez es más necesario por lo complejo que es conseguir alguien dispuesto a asumir ese papel. Con educación financiera, la gente ha aprendido que servir de fiador tiene responsabilidades, como mínimo la misma que la del deudor principal y, además, si el fiador va a solicitar crédito puede que no le presten todo lo que pida, pues ya tiene comprometido una parte de su capacidad financiera”, explica David Bocanument, presidente de FGA Fondo de Garantías.
Balance
Desde que inició operaciones, en 1997, FGA ha garantizado 22 billones de pesos en créditos de consumo, de los cuales 4,5 billones fueron el año pasado. La entidad gana en la medida en que los beneficiarios pagan por la garantía, que es como un sobrecosto del crédito y que funciona como un seguro en caso de que no puedan cumplir con su obligación financiera.
El año pasado, FGA registró ingresos por 342.868 millones de pesos, lo que representa un crecimiento del 54% con respecto al 2020. Como resultado, su utilidad neta fue de 29.980 millones de pesos, la cual es 31,6% superior a la de un año atrás. Sus accionistas decidieron que 95,6 % de las ganancias se reinvertirán en la compañía para su fortalecimiento patrimonial y, de este modo, llegar a más personas con su respaldo.
Para 2022, la aspiración es respaldar créditos por 5,4 billones de pesos que le facilitarían el acceso a crédito a más de 1,5 millones de personas en todo el país.
Tumbando mitos
Bocanument señala que otra de las metas de la compañía consiste en desmitificar la idea de que todo el crédito de consumo tiene una alta morosidad. Acepta que, durante la pandemia, la cartera atrasada alcanzó a subir al 14 % del total, pero una vez empezó a ceder el confinamiento, los niveles vencimientos empezaron a bajar (ya van en 6,7 %). Esto lo atribuye al hecho de que los colombianos cuidan mucho sus créditos y si se atrasan hacen lo posible por ponerse al día.
Dice que con el alza de tasas de interés que está experimentando el país, como estrategia para combatir la inflación, es factible que el crédito se desacelere, pero que es factible que jornadas como los días sin IVA, los días de la madre y el padre, le sigan dando impulso al crédito de consumo.
Aclara que muchos beneficiarios de su garantía, a medida que mejoran su historial crediticio, ya no la usan más, lo que sirve para que ese respaldo lo puedan aprovechar nuevos deudores.