El crecimiento económico de cualquier país está sustentado, en buena medida, en su tejido empresarial. Cuando una empresa decide invertir en expansión de su personal, de su capacidad instalada o de su productividad está aportando al desarrollo económico y social. Estas decisiones requieren de capital, y la vía más expedita para conseguirlo es la financiación.
El sistema financiero ha buscado permear el aparato productivo del país mediante la irrigación de crédito, con el fin de apoyar empresas que requieren expandir su producción o modernizar su actividad. El compromiso del sector de financiar los sueños de los empresarios es sólido, y los 357 billones de pesos en cartera empresarial en junio de 2023 lo demuestran; además, representan el 55 por ciento del total de la cartera crediticia.
Sin embargo, en línea con el actual ciclo económico, el crecimiento de la cartera se ha visto afectado, aunque mantiene aún un ímpetu importante en el segmento empresarial. En efecto, mientras los desembolsos totales del sistema financiero en lo corrido del año a septiembre se han reducido 8 por ciento real anual, jalonados por la caída de las colocaciones para hogares, el crecimiento de los desembolsos de las empresas se mantiene en terreno positivo, presentando variaciones cercanas al 7,1 por ciento. Pero la desaceleración económica y el entorno de política monetaria contractiva se reflejan hoy en un crecimiento más acotado frente a los ritmos de 10 por ciento observados en el primer semestre del año.
En efecto, la evolución de la cartera crediticia de las empresas ilustra sobre los efectos de la pérdida de tracción económica. Las cifras a junio ya evidenciaron esta desaceleración de los desembolsos, pues el crecimiento anual de la cartera empresarial ya se ubicó en terreno negativo (-1,0 por ciento), algo que no se observaba desde octubre de 2021. Por tamaño de empresa, las más sensibles al ciclo económico bajista actual han sido las MiPyme, el grueso del aparato productivo de nuestro país, cuya cartera a junio decrecía a tasas de 8,5 por ciento real anual.
En contraste, la dinámica de la cartera comercial ha reposado en la gran empresa, un segmento más resiliente a la desaceleración económica y que actualmente presenta un crecimiento de 2,1 por ciento real anual. Así mismo, el crédito del sector constructor permanece con cifras favorables (1,9 por ciento), impulsado por la financiación de proyectos de vivienda, mientras la financiación de edificaciones no residenciales y de obras civiles presenta contracciones.
En la medida en que la desaceleración económica se haga más evidente en el segundo semestre de 2023, es previsible que la tendencia negativa en la cartera de créditos para empresas se profundice. Esperamos que, a cierre del año en curso, la cartera crediticia se reduzca en 2,3 por ciento.
De cara a 2024, en medio de un contexto de recuperación de la actividad productiva y unas menores tasas de interés, el crecimiento de la cartera pasaría a terreno positivo, con un crecimiento cercano a 1,9 por ciento. Las condiciones en 2024, sin duda, van a cambiar!
Entre tanto, el sector ha celebrado y acogido la estrategia del Gobierno Nacional para la financiación de la Economía Popular y Comunitaria (EPC), a través del programa CREO. La estrategia tiene como objetivo aumentar la inclusión financiera crediticia, para así combatir los esquemas de financiamiento informal.
Bajo este programa, Bancóldex y Findeter, con el apoyo del sector privado, ofrecen líneas de financiamiento productivo a segmentos que no han sido atendidos pero que tienen un gran potencial de crecimiento e impacto social. La meta es desembolsar 100.000 créditos en el marco del programa CREO de aquí a 2026 para micronegocios, comunidades o familias que ofrecen bienes o servicios. Desde que inició el programa, se han desembolsado cerca de 11.200 créditos por 17.200 millones de pesos.
En suma, la irrigación de crédito al aparato productivo del país no se ha detenido. Aunque sí se ha desacelerado, se están impulsando programas de fomento encaminados a la inclusión financiera de segmentos que han estado subatendidos. De esta forma, el sector financiero seguirá comprometido con financiar los sueños de la gente.