En el tejido empresarial colombiano, como en el resto del mundo, las micro, pequeñas y medianas empresas son consideradas el motor económico y social, ya que contribuyen significativamente a la generación de empleo y a la producción nacional. No obstante, debido a su estructura, las mipymes se han enfrentado a desafíos históricos, tales como complejas condiciones y altas tasas de financiamiento, burocracia excesiva, políticas públicas de bajo impacto, altos costos logísticos, escasez tecnológica y, en los últimos tiempos, un alto nivel de incertidumbre.
Esta ha tenido un impacto negativo en indicadores fundamentales, como la inversión, pues durante el primer semestre del año, el 54,2 por ciento de los empresarios de mipymes encuestados informaron reducciones. Si comparamos estos datos con los últimos dos años, la variación entre 2021 y 2022 para aquellos que experimentaron disminuciones fue del 15,7 por ciento. Por lo que hoy existe una percepción de alto riesgo en relación con la estabilidad y sostenibilidad de las empresas y de la economía en general. Sin embargo, es fundamental mirar hacia el futuro.
Las nuevas tendencias del mercado, como la optimización de la cadena de suministro, la inteligencia artificial, el internet de las cosas y los chatbots, son esenciales para que las mipymes puedan anticipar y prepararse para los desafíos emergentes en un mundo globalizado y en constante cambio. Para garantizar su capacidad de adaptación en este escenario, resulta esencial incrementar la adopción de tecnologías avanzadas, pues solo el 47,5 por ciento de estas empresas analiza sus datos para la toma de decisiones, según el estudio Digitalización y desarrollo sostenible de la mipyme en Colombia, realizado por Acopi & Faedpyme en 2022. Es esencial entender que la responsabilidad de construir este futuro no recae únicamente en el sector empresarial, sino también en el Gobierno. Al tratarse del primer Gobierno de izquierda, generó temores que, con el tiempo, en lugar de disiparse, se han profundizado debido a los mensajes contradictorios y populistas que ha emitido, acompañado de una narrativa antiempresa.
Adicionalmente, el país cuenta con altos niveles de inseguridad ciudadana y bloqueos en las vías, así como con cambios significativos en diversas áreas, incluyendo una reforma laboral que lamentablemente no está generando empleo, así como desafíos en el sistema pensional y de salud. Esta situación ha resultado en una falta de confianza en el Gobierno, con tan solo 32 por ciento de los colombianos confiando en él, en comparación con el 53 por ciento que confía en el sector empresarial, según datos del Edelman Trust Barometer de 2023. Además, disponemos de un Plan Nacional de Desarrollo con un presupuesto de 1.154,8 billones de pesos. Este plan no se está implementando de manera adecuada, hay sectores clave, como la construcción e infraestructura, que están a la espera de estas inversiones transversales, las cuales son fundamentales para impulsar 22 actividades económicas. En este contexto, las micro, pequeñas y medianas empresas desempeñan un papel crucial como proveedoras de servicios y productos dentro de estas cadenas de valor.
Así las cosas, el futuro para las mipymes en Colombia se presenta como un camino desafiante, pero lleno de oportunidades. Sin embargo, se hace necesario un ambiente propicio para los negocios y el desarrollo de estas.