Entre los trabajadores estadounidenses de Amazon, la compañía del hombre más rico del mundo, está creciendo una revolución. La razón: el interés sindical que ha surgido entre los empleados de los almacenes de Bessemer, Alabama.
Todo inició en febrero, cuando un número importante de trabajadores de ese centro de distribución empezó a mostrar señales de inconformismo por sus condiciones laborales.
En consecuencia, en estos días se lleva a cabo una votación para determinar si se crea o no el sindicato. Es claro que los controles de la productividad de la compañía son excesivos y hacen que muchos se sientan no como seres humanos, sino como máquinas.
Según han revelado varios trabajadores, Amazon se ha convertido en una especie de Gran Hermano que todo lo vigila. El ambiente laboral, especialmente en los centros de distribución, se caracteriza por cámaras que monitorean las 24 horas a los empleados. Además, miden el trabajo todo el tiempo: cuántas cajas se empacaron, cuántos códigos de barras se registraron. Absolutamente todo se vigila, y si no se cumplen las metas trazadas, los trabajadores empiezan a recibir avisos que de acumularse terminan en despidos.
Adicional a esto, los colaboradores se quejan de que no tienen el tiempo suficiente para hacer cosas tan básicas como almorzar o ir al baño.
El monitoreo es tan extremo que han implementado brazaletes para los trabajadores con los que vigilan los movimientos de sus manos e identifican dónde se encuentran en todo momento.
Los líderes del movimiento sindical denuncian que la presión y el estrés al que se ven sometidos son tan grandes que hay muchos accidentes laborales, todo por el afán de cumplir con las exigentes metas de la compañía y no perder los empleos. Así mismo, aseguran que varios compañeros han sido despedidos por el simple hecho de no respetar el distanciamiento físico, o tomarse ‘demasiado tiempo’ para hacer actividades como tomar agua o ir al baño.
La situación ha escalado a tal punto que el senador Bernie Sanders citó a Jeff Bezos a una audiencia sobre desigualdad laboral. El magnate simplemente no asistió. Para Sanders es inadmisible que Bezos, que posee un patrimonio de casi 190.000 millones de dólares, haga todo lo que esté a su alcance para evitar que sus trabajadores de Estados Unidos se sindicalicen.
El propio presidente Biden se refirió al tema y, sin dar nombres propios, dijo que la votación se debe dar sin intimidación o amenazas, pues todos los trabajadores deberían tener la opción libre y justa de afiliarse a un sindicato.
Una de las cosas que más ha desconcertado es la actitud de Amazon, ya que han hecho todo lo posible por impedir la iniciativa sindical. Han enviado videos a sus empleados para convencerlos de votar negativamente y, según se ha conocido, no les ha temblado la mano para despedir a varios líderes del movimiento entre su fuerza de trabajo.
Pero cabe aclarar que esta no es una pelea nueva; ya en el pasado, en Estados Unidos hubo intentos fallidos para crear sindicatos y en Europa el parlamento europeo tiene en la mira desde hace años las cuestionables medidas de Amazon para controlar a sus trabajadores. No en vano Bezos fue elegido en 2014 por la Confederación Internacional de Trabajadores como el peor jefe del mundo.
Así las cosas, de obtener los votos suficientes, nacería el primer sindicato de Amazon en Estados Unidos, lo que sin duda cambiaría el pulso entre el multimillonario y sus empleados. ¿Podrá David ponerle un tatequieto a Goliat?