Enka es una de las empresas más tradicionales de Colombia con casi 60 años de historia. Nació tras la decisión de la multinacional europea AkzoNobel de unirse con empresas textileras para comercializar y fabricar resinas y fibras sintéticas.

Sin embargo, desde finales del siglo pasado, los negocios empezaron a transformarse y Enka entró en una etapa compleja y difícil compitiendo en mercados de commodities, que la llevaron a un proceso de reestructuración.

En las últimas dos décadas, el desarrollo de esta industria en el país se transformó. La compañía, entonces, realizó una ambiciosa apuesta no solo en renovación tecnológica, sino en diversificación de mercados. “Hicimos inversiones que superan los USD 160 millones y se renovó completamente el portafolio, buscando productos especializados de mayor valor agregado; es decir, pasar de commodities a productos mucho más exigentes”, dice Álvaro Hincapié, presidente de la compañía.

Esta es una de las plantas de reciclaje de Enka | Foto: Enka

Eso originó una profunda transformación en la empresa. Ahora, más del 80 por ciento de los productos que ofrece Enka de Colombia no los fabricaba hace diez años. ¿En qué se ha convertido? “En la actualidad, Enka es el líder de reciclaje de botellas PET en Colombia y Suramérica. Hemos definido la economía circular como el pilar fundamental de nuestra estrategia. Hoy el 54 por ciento de los productos que fabricamos se hacen a partir de materias primas recicladas. También somos el principal fabricante de lona para llantas de nailon 6 en América. Atendemos los principales llanteros, Bristol, Goodyear, Continental, y somos también el mayor productor de filamentos y fibras sintéticas en la región Andina”, explica Hincapié.

Este cambio extremo en la compañía produjo para 2021 los mejores resultados en su historia reciente. En los ingresos, que llegaron a 545.000 millones de pesos, registró un crecimiento de 49 por ciento respecto al año 2020. Esto obedece, principalmente, a los mayores volúmenes y los precios de venta por los incrementos en el valor de las materias primas a causa de las crisis con el aumento en la demanda del año pasado y las dificultades de abastecimiento logístico en el mundo. La utilidad neta llegó a 57.400 millones de pesos, 278,5 por ciento más que en 2020. El ebitda, a su vez, se duplicó frente a 2020, al llegar a 76.400 millones de pesos. Además, el valor de la acción también ha venido en aumento: en el último año y medio, se ha valorizado cerca de 70 por ciento, convirtiéndose en la prueba ácida de la evolución positiva de la empresa y sus resultados.

Pero las buenas noticias no solo llegaron por el lado financiero. Hubo un hito que marca la historia de Enka. Terminó –después de 19 años– el acuerdo de reestructuración bajo la Ley 550, cumpliendo todos los compromisos con los acreedores. Esto fue “algo fundamental para nosotros después de todo este proceso de reestructuración que hizo la compañía. El índice de endeudamiento neto termina en 0,15 veces ebitda. Eso lo que muestra es una amplia capacidad que ya tiene Enka de Colombia, de financiamiento, para terminar nuevos proyectos. Son resultados que reflejan una gestión muy positiva respecto a una coyuntura muy compleja y que logran garantizar la continuidad de la operación, proteger la rentabilidad de los negocios y mirar nuevas oportunidades para seguir diversificando mercados”, agrega Hincapié. Enka pasó de exportar el 25 por ciento de sus ventas en 2002 a cerca de la mitad de su producción. El principal producto que vende al exterior es la lona para llantas. También exporta fibra reciclada a partir de botellas y productos, tanto de filamentos de poliéster como de filamentos de nailon. Cuenta con presencia aproximadamente en 15 países, muy concentrados en América. A su vez, el negocio de reciclaje de botella se vende principalmente en Colombia a embotelladores como Postobón y Coca-Cola.

Alvaro Hincapié, presidente de Enka, es un ingeniero que se volvió un 'duro' en finanzas. Llevó el proceso de reestructuración desde su diseño. | Foto: © Mauro Mejia Fotografía

“Queremos seguir en la línea que hoy por hoy tenemos: enfocados en la sostenibilidad, la innovación y la alta ingeniería. Queremos dejar atrás completamente el commodity, porque cuando uno está ubicado en el Tíbet de Suramérica, como estamos nosotros aquí, tenemos que ser muy eficientes para poder competir, importando materias primas y exportándolas. También es nuestra prioridad seguir impulsando el negocio de reciclaje de plástico, pero que genere valor”, agrega Hincapié.

De hecho, su apuesta es desafiante, en un mercado en el que apenas está despegando la estrategia sostenible. Dice el presidente de la compañía que, si se realizan a partir de la basura productos que generen valor a los recicladores, se puede poner en marcha la economía circular en el país.

Además, su visión es mantener el liderazgo en el reciclaje de botellas de PET. Hoy Enka tiene la planta más grande de PET en Suramérica y, con la inversión que está ejecutando, duplicará su operación: pasar de 3 millones de botellas al día que hoy consume a 6 millones. “Eso nos convertirá y posicionará como uno de los mayores transformadores de envase de PET posconsumo en el mundo. La nueva planta, que entrará a finales de este año, tiene una inversión de USD 40 millones”, cuenta Hincapié.

En Colombia se botan cerca de 1500 botellas de PET al año.

En las plantas se convierten las botellas en materias primas para hacer de nuevo botellas. “Incluso al ciento por ciento y se pueden reciclar ene veces, y los clientes son las principales embotelladoras aquí en Colombia”, añade. En materia de producción de fibras, por ejemplo, se fabrican geotextiles, que se usan en vías, convirtiéndose en alternativas para productos que se realizan con derivados del petróleo. Y hasta en las camisetas de la selección Colombia o de otros equipos mundiales también se usan estas fibras. Las tapas y las etiquetas se transforman en resinas, que se utilizan para la fabricación de empaques flexibles, por ejemplo, en detergentes en polvo, y no hay desperdicios.

Enka de Colombia tiene una filial que se llama Encored, que se encarga de conseguir las botellas que requiere. Tiene presencia en unos 900 municipios del país, más de 700 centros de acopio entre propios y aliados. “Le damos una fuerza muy grande al papel del reciclador, a su desarrollo y legalización. Con la entrada de la nueva planta, uno de los mayores beneficiados es el sector reciclador, que recibirá más de 200.000 millones de pesos por la compra de las botellas”, puntualiza Hincapié.