Actualmente, los multimillonarios más conocidos en el mundo están estrechamente vinculados con empresas tecnológicas, como Mark Zuckerberg, Jeff Bezos o Bill Gates, por ejemplo. Esta dinámica ha llevado a que las personas piensen, en general, que la riqueza o el sueño de volverse rico está limitado a emprendimientos de características digitales.
Entonces, ¿cómo una empresa de yogur pudo hacer que sus operarios se volvieran multimillonarios?
Hace cinco años, el fundador y CEO de Chobani –una empresa de alimentos estadounidense especializada en yogur–, Hamdi Ulukaya, también conocido como ‘el rey del yogur’, explicó cómo otorgaría acciones a sus cerca de 2.000 empleados. Estos bonos podrían alcanzar hasta el 10 % del valor de la compañía cuando saliera a la bolsa o se vendiera.
Según explicó Ulukaya en aquel momento, los trabajadores de Chobani podrían ganar hasta 1 millón de dólares o más en premios o acciones. Esta compañía, según ‘Forbes’, está valorada en 2,1 mil millones de dólares.
Recientemente, la empresa con sede en Norwich, Nueva York, presentó documentos ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos para una oferta pública inicial, mencionando su inusualmente generoso plan de capital en un recordatorio de cuánto pueden recibir algunos empleados.
De acuerdo con Rita McGrath, autora y profesora de la Escuela de Negocios de Columbia, el incentivo propuesto por Hamdi Ulukaya es “inusual en ese sector”. Si bien algunos fabricantes han comenzado a ofrecer acciones a los trabajadores manuales por hora, todavía no se practica en muchas industrias.
“Desafortunadamente, muchos empleadores tratan a sus trabajadores como robots de mal desempeño, que es el camino equivocado”, señaló McGrath en un artículo publicado por Forbes.
Según detalla el artículo citado, Chobani no reveló muchos detalles cuando se dio a conocer el premio en 2016; sin embargo, un informe estimó que con una valoración de 3 mil millones de dólares, el pago promedio de los empleados sería de 150.000 dólares, mientras que las primeras apuestas de los empleados podrían alcanzar más de 1 millón de dólares.
En 2020, Chobani obtuvo ingresos por 1.400 millones de dólares, mientras que durante el año inmediatamente anterior las pérdidas se triplicaron. Según un informe de Reuters citado por el artículo de Forbes, la valoración de la compañía podría superar los 10.000 millones de dólares.
De acuerdo con Corey Rosen, fundador del Centro Nacional para la Propiedad de los Empleados, la evolución económica que ha tenido Chobani podría aumentar las apuestas de los empleados.
“Envía un mensaje sobre lo que la compañía piensa sobre sus empleados”, dice Rosen, señalando que el enfoque de Chobani es diferente de un Plan de Propiedad de Acciones de los Empleados, en el que un fideicomiso posee las acciones, que se otorgan con el tiempo y los empleados reciben el valor cuando abandonan la empresa.
El programa aplicado por Chobani, según el prospecto, “consiste en premios a todos los empleados a tiempo completo, lo que representa una participación en el valor futuro de Chobani”, y es parte de la “cultura de las personas primero” que implementa la compañía.
En 2020, Chobani asignó un salario inicial de 15 dólares por hora, mientras que el promedio es de aproximadamente 19 dólares, dice la presentación. Además, ofreció seis semanas de licencia parental pagada para todos los empleados desde 2016.
Las jugadas “anti-CEO”
Hamdi Ulukaya llegó desde Turquía para comprar una fábrica de yogur de 80 años de antigüedad. Además, convirtió un pequeño negocio de queso feta en un gigante lácteo que ahora también fabrica cremas a base de plantas y productos de café.
Una de las claves para su éxito, según dice, ha estado en seguir el libro de jugadas “anti-CEO”. En una charla TED con ese nombre, Ulukaya hizo referencia al premio de acciones, diciendo que “algunos dijeron que es un regalo. Dije que no es un regalo. Lo vi. Se lo han ganado con sus talentos y su arduo trabajo y no veo otra manera”.
En la misma charla TED “anti-Ceo Playbook”, Ulukaya rechazó la idea de que los negocios existan para maximizar las ganancias para los accionistas. En su criterio, se trata de “la idea más tonta que ha escuchado en su vida”. Para él, la prioridad de las empresas debe ser cuidar primero de los empleados.