La imagen de la hoja de coca ha estado anclada en Colombia a campañas publicitarias promovidas en los últimos años que la dibujan como la ‘mata que mata’ y que incluso la culpan del narcotráfico y la existencia de la cocaína. Lejos está de ser considerada parte de la cultura ancestral y las tradiciones milenarias de los indígenas. Aún entre amplios sectores causa rechazo cualquier producto que la tenga como su materia prima.
Su uso, como sucede en otros países latinoamericanos como Perú, en donde es común que en los mejores hoteles se ofrezcan unas galletas o un té de coca como agasajo para calentar las frías tardes, en Colombia es una utopía por la mala imagen que arrastra.
Para confrontar esta injusta imagen, nació desde el resguardo indígena de Calderas ubicado en la zona de Tierradentro, en el departamento del Cauca, al suroccidente de Colombia, la empresa Coca Nasa, que se publicita como la primera y única con registros sanitarios y permisos de autoridades indígenas para vender productos fabricados con hoja de coca.
La historia de esta empresa ha estado ligada a la defensa de la hoja de coca por más de 20 años. Su trabajo ha hecho que parte de la sociedad colombiana cambie su pensamiento sobre esta planta.
Fabiola Piñacué, promotora del proyecto Coca Nasa, le afirma a la Agencia Anadolu que la empresa nace desde la estigmatización en “una opción de rebeldía y resistencia por la defensa de la hoja de coca”.
Relata que decidió enseñar sobre los procesos culturales de la coca. Su iniciativa empezó en la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia, en donde les explicaba a sus compañeros que la hoja de coca no era lo mismo que el fenómeno de las drogas y el narcotráfico.
Piñacué detalla que lo primero que debe comprenderse al hablar de la hoja de coca es que no se puede extinguir porque hace parte de una cultura milenaria de los pueblos ancestrales.
Desde ese punto de partida, Piñacué explica que el siguiente paso es empoderarse de los elementos y símbolos culturales. En el caso de la hoja de coca, su comercialización es fundamental porque ha sido parte del trueque entre las comunidades a lo largo de la historia.
Bajo esa lógica nace Coca Nasa, una empresa con la capacidad de permear los sectores citadinos colombianos con productos que reivindican la hoja de coca, la tradición del trueque indígena y la autonomía de las comunidades.
“Como existe la moneda y los procesos cambian, pues vendemos la hoja de coca haciendo diferentes productos, de tal manera que nos acerquemos como cultura a la gente, a la sociedad que no es nativa. (…) La mostramos tal como es y cómo la hemos utilizado a través de miles de años”, relata Piñacué.
La hoja transformada por Coca Nasa se convierte en té, galletas, harinas y gaseosas enlatadas, entre otros productos, con los que los indígenas del resguardo de Calderas exponen su cosmovisión y les demuestran a los colombianos que su mata no mata y que solo se vuelve peligrosa cuando cae en manos de narcotraficantes que le agregan gasolina, ácidos y químicos para convertirla en la dañina cocaína.
“Lo que mata es el clorhidrato de cocaína, pero entonces prohíban la gasolina, la acetona y los otros elementos que ni siquiera tenemos en Colombia, que los traen de otros países como insumos para hacer la pasta base de la cocaína”, afirma la líder indígena.
La comercialización, sin embargo, no ha sido fácil. La venta de los productos, que se hace bajo la protección de la autonomía que tienen los pueblos indígenas en Colombia, ha tenido sus contratiempos debido a que, en diversas ocasiones, las autoridades locales han intentado decomisar la hoja de coca que usa Coca Nasa.
La empresa, además, tuvo que dejar las grandes superficies por prohibiciones impuestas desde el Gobierno colombiano a finales de la década del 2000.
“Nos pareció interesante esa posibilidad de vender grandes cantidades, pero llegó el Gobierno y nos avisó que no se podía comercializar ningún tipo de productos con hoja de coca. Entonces ya no era solo una batalla en función de la satanización que tiene la hoja de coca, sino que encontramos que nos debíamos enfrentar al Estado, que nos decía que no podíamos vender y que si lo queríamos hacer tenía que ser en nuestro territorio”, afirmó Piñacué.
La líder indígena mencionó que, si bien a la empresa no le ha interesado volver a vender en grandes superficies, desde la autonomía que les concede la Constitución de 1991 fundamentan sus ventas en que se han enfocado en tiendas naturistas, sus propios locales y, ahora en tiempos de pandemia, en el comercio electrónico.
Además, menciona que el Consejo de Estado de Colombia falló a favor de Coca Nasa cuando se puso en tela de juicio la legalidad de las ventas de sus productos.
“La cultura es la mía y la de mi pueblo y yo la práctico y la hago desde esa razón. No voy a hacer lo que el Gobierno me diga que debo hacer con mis materias primas, con mis conocimientos que son tan válidos como cualquier otro”, relata Piñacué.
Por si fuera poco, la historia de la lucha de Coca Nasa por subsistir y reivindicar la imagen de la hoja de coca incluye una disputa jurídica con la corporación multinacional estadounidense Coca Cola. La famosa compañía dedicada a la venta de bebidas demandó a los indígenas por usar la palabra ‘coca’ en su gaseosa ‘Coca Sek’.
“Argumentaban que la palabra coca la tenían registrada ellos. Lo que hicimos fue decir ‘no, qué pena, pero ustedes a quién le pidieron permiso para utilizar la palabra coca, que es original de nuestra cultura. Ustedes no pueden venir a usar estos nombres’”, explicó Piñacué sobre el pleito con Coca Cola.
La líder relató que el pleito fue resuelto a su favor porque Coca Cola nunca hizo una consulta con ningún pueblo para tener y “ser dueño ni de la palabra coca ni de la coca”. “No hemos tenido tiempo para continuar, pero ahora nosotros vamos a demandar incluso a Coca Cola por utilizar ese nombre por el cual deben pagar a los pueblos”, aseveró.
Coca Nasa continúa su misión pese a los obstáculos, que incluyen la reciente pandemia que los obligó a cerrar algunas de sus tiendas en Medellín, Cali y Villa de Leyva. Fortaleció su página web y desde allí se promocionan sus productos que llegan a todo el territorio nacional, luego de pasar por un proceso productivo que nace en Tierradentro con la recolección de la hoja de coca.
La hoja se deshidrata en Cauca y es enviada en camiones y buses a Bogotá en donde una fábrica transforma la materia prima en los productos finales.
Más de dos décadas después de iniciar su aventura en la Javeriana, Coca Nasa continúa con la reivindicación de la hoja de coca en un proyecto en el que se plasma la esencia de la autonomía indígena en forma de tés, galletas, harinas, gaseosas, entre otros apetitosos productos.