Las jornadas del paro nacional le pasaron una costosa factura a la economía del país justo en la fase en que más necesitaba la reactivación, cuando apenas estaba tomando vuelo.

Nadie puede desconocer que las manifestaciones, bloqueos y su componente vandálico afectaron a las empresas en el momento más complejo del reinicio de actividades. Sobre todo, porque tenían todo listo para dar un nuevo paso en este proceso.

Por eso las marchas cayeron como un balde de agua fría.Tres meses después de que se iniciaran las movilizaciones, el país ya no ve a miles de personas en las calles. Pero las peticiones de los jóvenes y grupos vulnerables se mantienen. Y los gobernantes y empresarios tienen claro que hay que hacerle frente a esa realidad.

Las empresas generan la mayor cantidad de empleos en Colombia y el mundo. Esto las convierte en una de las piezas clave de la actividad productiva. | Foto: Cortesía PCP

El desempleo sigue disparado, la pobreza aún afecta a casi la mitad de los colombianos, la desigualdad persiste y las oportunidades escasean. El sector privado es consciente de este entorno y de su papel para sacar adelante a la sociedad.

Es preciso recordar que las compañías son las que generan los puestos de trabajo y las oportunidades. Sin ellas no habría una economía activa ni bienestar.

Las fórmulas para desactivar la bomba social en Colombia exigen del compromiso de empresarios, trabajadores, sociedad civil y Gobierno. El papel de la empresa es fundamental para lograrlo, pero, sin duda, los sectores sociales, económicos y políticos deben ayudar, pues los retos son mayúsculos.

Apuesta social

En este orden de ideas, la apuesta social del sector privado debe ser reconocido por ser una de las piedras angulares de la reactivación y posterior recuperación. Las acciones emprendidas desde que comenzó la pandemia son visibles.

Basta con recordar cuando apareció el primer caso de covid-19. Para ese momento, en marzo del 2020, millones de colombianos debieron encerrarse en sus hogares, con el fin de hacerle frente al desconocido virus que llegaba desde China.

Para muchos, esto apenas significó cambios de rutina y les recordó la necesidad de adaptar sus trabajos diarios a las habitaciones de sus hogares. El problema, no obstante, es que para la mayoría implicó perder su fuente de sustento diario.

De hecho, según cifras del centro de estudios Anif, las familias colombianas perdieron el año pasado más de 30 billones de pesos por los coletazos de la covid-19. Buena parte de esta cifra se debió a que millones de personas viven del diario, trabajan en las calles o tienen un negocio que no pudieron abrir por las restricciones impuestas.

La respuesta de los empresarios no se hizo esperar. Desde cientos de compañías, los directivos donaron miles de millones de pesos para compra de ventiladores para camas Uci y otros elementos de bioseguridad. Pero también entregaron mercados a las familias más afectadas, así como bienes en especie para ayudarles a los menos favorecidos.

Conforme fue avanzando la pandemia, el papel del sector privado se fue transformando. Pasaron a invertir en sus propias firmas, con el fin de mantener la mayor cantidad posible de puestos de trabajo, mientras que otras pusieron de sus bolsillos para enviar a sus empleados a vacunarse fuera del país. Pero en definitiva, todas le apostaron a la reactivación, con las millonarias inversiones que trajo esta iniciativa.

Así, desde finales del año pasado, incluyeron en sus balances los recursos para poner en marcha planes piloto de reinicio de actividades. Y hoy ven como les dan nuevamente frutos, gracias a la reactivación anunciada por el Gobierno nacional y las entidades locales.

No obstante, el papel de las empresas está lejos de terminar y ellas lo saben. Ahora, tienen entre ceja y ceja poner a marchar de nuevo el empleo en el país. Esto lo realizan no solo abriendo plazas nuevas, sino capacitando a miles de colombianos en áreas que se requiere en pleno siglo XXI.

Y ni qué decir de la aplicación de vacunas privadas o el aporte que harén en la nueva reforma tributaria, que en su mayoría será pagada por las firmas, con el fin de que los mayores impuestos no toquen a los ciudadanos. Como se ve, las empresas y su apuesta social son vitales para la recuperación del país.