En horas previas al inicio del madrugón en San Victorino, decenas de personas desde diferentes puntos de la geografía colombiana vienen recorriendo largos trayectos para ser parte del madrugón en el comercio de esa zona del centro de Bogotá. La decisión surgió de un acuerdo entre la administración local y los comerciantes, quienes realizaron protestas para reclamar la oportunidad de volver a hacer la actividad, de la cual generan sus ingresos.
Las medidas aplicadas en enero por parte de la alcaldesa Claudia López para reducir el riesgo de contagio en la segunda ola del coronavirus detuvieron los madrugones, con la esperanza de un regreso en el segundo mes del año, el cual tampoco se produjo. Una vez inició marzo, los comerciantes empezaron las protestas, vestidos de negro, en señal de un luto por la muerte del comercio y la quiebra de los que viven de ese negocio.
Fue así como el secretario de Gobierno, Luis Ernesto Gómez, luego de lograr un acuerdo con los comerciantes para que se aplique un equilibrio que permita la reapertura de la actividad y al mismo tiempo la protección de la ciudadanía, expidió este martes la resolución con las reglas de juego.
Según dijo en SEMANA Mario Suavita, uno de los voceros de los comerciantes de San Victorino, ya está lista la producción de lo que ofrecerán los 6.500 expositores que forman parte de las bodegas que participan en el madrugón.
El compromiso es que activarán el comercio entre la 1 de la madrugada y las 7 de la mañana de este miércoles 10 de marzo, luego de lo cual cerrarán sus puertas hasta las 10 de la mañana, para dar paso al comercio organizado.
El evento, según lo manifestado por Suavita, empezó hace 22 años, inicialmente con 20 bodegas que se asentaron en la calle 10 del centro de Bogotá, luego de las medidas adoptadas por el entonces alcalde de la ciudad, Enrique Peñalosa (primera administración), sobre las ventas en el espacio público.
“La filosofía del madrugón está en las bodegas de puertas para adentro”, recordó Suavita. Los comerciantes, poco a poco, fueron formando sus empresas y hoy mueven alrededor de 300.000 empleos, señala el vocero, quien agrega que las aglomeraciones que han sido motivo de crítica en la pandemia no provienen del madrugón, sino de la venta ambulante que, a su juicio, “es algo que no se va a acabar”.
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Desde la perspectiva de Suavita, los compradores en el madrugón, por tradición, son personas que vienen a la capital del país tras hacer viajes de 15 horas para aprovechar los descuentos que se dan en la jornada. “Las ventas son al por mayor y al detal. Ellos vienen, compran y se devuelven a abrir sus negocios”, por lo que el vocero enfatiza en que no hay razón para que se produzcan aglomeraciones.
¿Cuáles son las reglas?
La resolución emitida por el secretario de Gobierno del Distrito tiene 4 artículos. El primero, solo se limita a conceder el permiso excepcional a los comerciantes del sector de San Victorino, para realizar las jornadas del madrugón durante dos días: 10 y 13 de marzo.
Las reglas de juego expedidas en Bogotá son tajantes al expresar que la realización de la actividad comercial debe estar sujeta al estricto cumplimiento de las disposiciones sobre higiene y bioseguridad; por lo tanto, en cualquier momento podría ser revocado el permiso concedido, si se llegara a probar que no se están acatando las medidas exigidas.
La resolución también ordena a la Policía la tarea de ejercer el estricto control y la inspección en la zona.