Los 61 artículos con los que quedó aprobada la reforma tributaria en el Congreso de la República, donde aún está pendiente la conciliación, para unificar los textos aprobados en Senado y Cámara, no causaron molestia entre los grandes empresarios, pese a que son los que pondrán el hombro para llevar la mayor parte de la carga.
Tampoco causaron rechazo entre las Mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas), pese a que el gremio que las cobija, Acopi, había solicitado una tarifa diferencial en el impuesto de renta que pagarán a partir de la entrada en vigencia de la ley.
Bruce Mac Master, presidente de la Andi, que tiene bajo su sombrilla gremial a las grandes empresas del país, dijo que lo aprobado en el Congreso “cumple con el principio de no tocar a los más vulnerables”. Esa fue la razón principal por la cual, el sector empresarial decidió alzar la mano para asumir los impuestos que incluye la reforma tributaria. Claro está, la decisión la tomaron en un momento en el que la protesta social se había prolongado por más de un mes.
Por el lado de las Mipymes, si bien no deja de quedar un agridulce, por el hecho de no lograr que se aprobara una tarifa diferencial en el impuesto de renta para este tejido empresarial que pone la mayor parte del empleo en el país, también hay cierta resignación. Rosmery Quintero, presidenta de Acopi, dice que resalta el componente social y el subsidio a la nómina que tiene la reforma, en beneficio de las pequeñas empresas. Por lo tanto, aceptaron que el tratamiento diferencial quede para una futura reforma, pues reconocen que los ajustes introducidos al impuesto simple, serán de gran ayuda para el pequeño empresario.
“La tarifa diferencial que proponemos, consecuente con la realidad del país, queda para una futura reforma. La necesidad de recursos inmediatos para cubrir necesidades imprevistas que trajo la emergencia sanitaria, era lo clave”, expresó.
Mac Master, entre tanto, dijo que “destaca el papel del empresariado que se sumó a la convocatoria hecha por la Andi, en febrero de este año, de aportar activamente y de manera solidaria, a la sostenibilidad fiscal de Colombia, pese al reto que esto representa para el aparato productivo nacional en las actuales circunstancias”.
No obstante, el líder del gremio de grandes empresas dijo que será “una reforma costosa y será difícil para las compañías, pero somos conscientes de que esta era la única alternativa que teníamos como país para estabilizar las finanzas públicas y las empresas asumimos esta responsabilidad”.
Por supuesto, insistió en que las empresas requieren volver a la competitividad (es decir, que les vuelvan a nivelar la carga tributaria en comparación con la que pagan las compañías en otros países), lo que debería hacerse tan pronto estén saneadas las finanzas públicas.
La reactivación se está dando
La esperanza es que la reactivación económica se está dando. Con ella se espera que los colombianos que perdieron el empleo lo recuperen y el país avance hacia la reducción de la pobreza y la desigualdad, indicadores que se aumentaron más del nivel en el que estaban durante la pandemia.
Mac Master pone de presente el hecho de que “el mundo se encuentra a un 66% de ese rango potencial que mostraría una recuperación completa. En el caso específico de Colombia, la cifra dada por The Economist es de 65,8%, lo que se suma a otros indicadores como el del PIB que en el primer semestre creció 8,8% respecto al mismo periodo de 2020″, recordó.