Las batallas libradas por los colombianos que deciden ser sus propios jefes y entran en el universo de los microempresarios suelen ser más cruentas que las de un trabajador.

Son al menos 5 millones de personas, entre naturales y jurídicas, formales e informales, que intentan sacar a flote pequeños negocios, pero, cuando salen al ruedo, se encuentran con la dificultad para acceder a créditos y fortalecer sus proyectos productivos. No en vano, del tejido microempresarial, solo un millón y medio logra obtener un préstamo en el sector financiero formal. Y, cuando por fin consiguen quien les preste, el otro trago amargo es el de los altos intereses, pues la banca parte del supuesto de que financiar a los pequeños conlleva un alto riesgo.

Con esas circunstancias en la mira, Bancóldex, desde hace dos años, venía abonando el terreno para lanzar Neocrédito, una plataforma que apenas salió al aire el 15 de marzo y ya tiene 514 usuarios registrados.

Javier Díaz Fajardo, presidente del Banco de Comercio Exterior (Bancóldex), lideró la iniciativa, que se incrusta en la industria microfinanciera del país.

Neocrédito, en tan poco tiempo, ha desembolsado 85.367.952 pesos, aunque las solicitudes en promedio son 38 millones en el caso de las personas naturales y de 60 millones en las jurídicas. La plataforma funciona como un puente que propicia Bancóldex para que en la mitad se encuentren el financiador y los deudores.

Leidy Cobos, una bogotana de 26 años, tomó un negocio hace siete años. “Es una cigarrería en la que vendemos licor, cigarrillos y artículos de primera necesidad, como arroz, panela, atún, pero el fuerte son los licores para llevar”.

La microempresaria y su mamá trabajan en el local y le ponen el acelerador hasta el fondo. Lo atienden de domingo a domingo, desde las ocho de la mañana. El cierre de la jornada es incierto, a veces a las diez de la noche o a las once, según la clientela que fluya los fines de semana.

Ella es la propietaria y una de las primeras usuarias de Neocrédito. De la plataforma dice que es ágil. “El trámite, totalmente digital, duró tres días”. Su cigarrería la comenzó con un familiar. “A punta de créditos le compré la mitad. Finalmente pude sanear deudas, y ahora lo que necesito es hacerlo crecer, comprar estantes y meterle más mercancías”, relata Cobos. Y agrega que está reiniciando su vida crediticia, pues, cuando incurrió en muchos gastos para pagar su educación, estuvo reportada en las centrales de riesgo.

Entre los 514 usuarios registrados en Neocrédito, hay toda clase de negocios. El monto promedio que solicitan para que los financien es de 38 millones de pesos.

Historias como la de Cobos podrán volverse más frecuentes en Colombia, no solo porque Neocrédito, apenas empezando el camino, ya cubre 86 municipios, con 12 aliados financieros, que son los que ponen la plata; sino porque el Ministerio de Hacienda comenzó el trámite de un proyecto de ley que se denomina “financiamiento para todos”, en el que Bancóldex puso un par de artículos.

Estimular actividades de microcrédito y abrir la ventana para que esta entidad pueda otorgar créditos directos a microempresas son los mandatos que logrará el banco una vez se apruebe la iniciativa legislativa.La tarea no será nueva para Bancóldex, puesto que, según Díaz, llevan más de 15 años con la industria microfinanciera.

Ahora lo harán mediante una plataforma que ataca las tres falencias de las microempresas: falta de visibilidad, dificultad en el acceso al crédito y altos intereses en los préstamos. “Un microempresario solo tiene dos caminos: acudir al gota a gota o tomar el crédito que le den y como se lo aprueben. No tiene posibilidad de acceder a una oferta competitiva”.

Neocrédito, en cambio, es una herramienta que llega para empoderar al microempresario. Le permite registrarse en la plataforma, subir un video de dos minutos para mostrar lo que hace en su negocio, con lo cual se visibiliza al levantar la mano para decir “yo necesito microcrédito para avanzar”. Esa señal de humo la ven los aliados financieros, entre los que hay bancos, fintech y entidades dedicadas a las microfinanzas.

Como en una subasta, el financiador devuelve una oferta de crédito competitiva al peticionario, pues es él quien va a luchar por traer a sus filas al microempresario. La decisión final la toma el dueño del pequeño negocio, con base en las condiciones que le propongan en cuanto a intereses, plazos y montos. Leidy Cobos, por ejemplo, eligió tomar el microcrédito con el Banco Agrario, dentro de un abanico de ofertas que le hicieron.

En su caso, con un préstamo de 3 millones de pesos, la tasa de interés más competitiva fue de 32,5 por ciento efectivo anual, muy por debajo de la tasa máxima permitida por la Superintendencia Financiera para este tipo de créditos, la cual está en 56,21 por ciento.

La plataforma ya ha recibido 91 solicitudes de crédito provenientes de los registrados.

Eso sí, “La financiación a través de Neocrédito es para los que lleven al menos seis meses de facturación, no para ideas de negocios. El monto máximo de créditos es de 120 millones”, expresa Díaz.Según la clasificación del Ministerio de Comercio, un microempresario es el que factura 1.500 millones de pesos al año o menos. “En Neocrédito vemos solicitudes y ofertas que van desde 2 hasta 60 millones. Unos quieren ampliar la estantería, comprar más neveras. El crédito es realmente para hacer crecer el negocio”, precisa el presidente de Bancóldex. La meta con Neocrédito es ambiciosa. “Vamos a tener 20.000 empresarios registrados, y en cinco años esperamos ver movilizados 2 billones de pesos en microcréditos”.

Bancóldex, originalmente, era un banco para fomentar exportaciones. Nació en 1991 y ha tenido una evolución que se resume en tres momentos: la creación como banco de comercio exterior; el peldaño al que ascendió en 2003 cuando heredó activos del IFI (Instituto de Fomento Industrial) y empezó a convertirse en banco de desarrollo empresarial; y lo ocurrido en 2020, cuando absorbió a Arco, filial de leasing del Grupo Bancóldex, que funcionaba como entidad financiera independiente. “Ahí heredamos una cartera de créditos directos y de leasing, aunque desde 2018 habíamos hecho créditos directos”, recuerda Díaz.

La condición para la aprobación de los microcréditos es que los recursos se inviertan en proyectos productivos que lleven más de 6 meses de facturación.

Bancóldex está catalogado como un banco de segundo piso: les presta a los bancos comerciales para que la plata llegue a la gente a tasas relativamente baratas. El otorgamiento de créditos directos fue potencializado en la crisis por la pandemia. En la actualidad, tiene 10 billones de pesos en activos, de los cuales 7 billones son de cartera, y, de ese monto, el 22 por ciento fue puesto a través de crédito directo.

El banco se está transformando de una entidad financiera de segundo piso a una que ya mueve el crédito directo. “Somos un banco de crédito directo para pequeña, mediana y gran empresa. Para microcrédito, la solución es Neocrédito”, manifiesta Díaz.

El propósito de Bancóldex no es obtener ganancias como está establecido para un banco privado. “Lo que nos interesa es impactar empresas. Neocrédito es una solución que se hace por los microempresarios y en beneficio de la economía del país”..