Finaliza el año 2023 y la reforma laboral presentada y liderada por la coalición de Gobierno logró su cometido, que en primer debate en la Cámara de Representantes pudiera ser aprobada parcialmente la ponencia positiva del proyecto.
En efecto, antes del receso del fin de año, la Comisión VII de la Cámara de Representantes aprobó, con 14 votos a favor y siete en contra, el 14 de diciembre de 2023, un primer bloque de artículos sin proposiciones, correspondientes a los textos propuestos sobre el principio de territorialidad de la ley laboral, las relaciones que regula, la supervisión humana en los sistemas automatizados, el trabajo rural, el trabajo migrante y los empleos relacionados con actividades ambientales forestales y marítimas.
También —y más importante aún—, se aprobó la modificación en la duración de la jornada diurna para ir desde las 6:00 a. m. hasta las 7:00 p. m. y la jornada nocturna desde las 7:00 p. m. hasta las 6:00 a. m. del día siguiente; así mismo, el incremento gradual en el recargo de la remuneración de trabajo suplementario del 75 % al 100 %.
El debate no estuvo exento de polémicas, algunas de las cuales apuntan a dificultades técnicas en el trámite de la ley que pueden comprometer su constitucionalidad por forma, como la votación de impedimentos sin estar en el orden del día y la ausencia de finalización del primer debate con el articulado completo antes de finalizar el año.
Con todo, lo que demuestra este nuevo pulso legislativo es que —ahora sí— parece tener el Gobierno nacional y la coalición que lo secunda un bloque de apoyo parlamentario para avanzar en reformas que son sensibles para el sector productivo.
También, que aun si no resulta aprobada en su integralidad, sí habrá cambios sustanciales en la legislación laboral, como, precisamente, la duración de la jornada diurna y el valor con el que se reconoce el trabajo en día de descanso. Allí se ve difícil que no se convierta en una realidad.
En febrero se retomarán los debates en el seno de la Comisión VII de la Cámara de Representantes en la búsqueda de discutir y aprobar los demás artículos de la ponencia positiva presentada, en la que se discutirán asuntos de altísima controversia como la estabilidad laboral, las relaciones colectivas del trabajo, la negociación colectiva multinivel y la huelga, entre otros.
Lo anterior quiere decir que en el año 2024, y muy probablemente antes de finalizar el segundo trimestre del año, habrá una reforma laboral que marcará el camino de las relaciones laborales individuales y colectivas en las próximas décadas.
Para ello, desde ahora se avizora un panorama de mayores costos al tejido empresarial del país y una creciente conflictividad en el relacionamiento colectivo.
Los empresarios, entonces, deberán proyectar los años 2024 y 2025 con un costo de operación mayor por regla general y con un fortalecimiento de organizaciones sindicales que presionarán a la administración de las empresas para contar con mayor participación, control y gestión de las relaciones de trabajo.
Por: Carlos Arturo Barco Alzate, socio director de litigios y formación Álvarez Liévano Laserna.