Pese a que en marzo del año pasado, con el inicio de las cuarentenas, miles de colombianos realizaron compras de ‘pánico’, en especial, de papel higiénico, los productores nacionales lograron atender el disparo de la demanda y mantener el país abastecido. No obstante, a medida que avanzaron los confinamientos, el consumo de otros productos de aseo como pañales infantiles y artículos de protección femenina (toallas higiénicas y protectores) experimentaron una caída en sus ventas.
En este comportamiento influyó la caída de ingresos de los hogares, afectados por el desempleo y la recesión económica, así como el hecho de estar permanentemente en la casa. Muchos consumidores decidieron acelerar el proceso para dejar el pañal o extendieron el uso de este producto, en el caso de los bebés, o buscaron otras alternativas a las toallas higiénicas en el caso de las mujeres. Muchas de ellas bajaron a las marcas de menor precio, lo que afectó el valor de la categoría, al tiempo que redujeron el uso de protectores diarios.
Esta explicación la da Juan Felipe Isaza, gerente General de Kimberly-Clark en Colombia, la segunda mayor fabricante de productos de aseo del país, que en 2019 alcanzó ventas de 2,5 billones de pesos.
La menor demanda y la devaluación del peso frente al dólar implicaron para Kimberly-Clark no lograr las metas establecidas de facturación el año pasado, pero al mismo tiempo se ubicó en el pequeño grupo de empresas que pasaron 2020, gracias a que pudieron mantener su producción, al tiempo que se preparan para el 2021, año en el que esperan registrar un crecimiento superior al del PIB del país.
Plan hasta 2022
Una parte importante en el cumplimiento de esa meta será consecuencia del desarrollo de un plan estratégico que iniciaron el año pasado y que va hasta 2022. Este implicará la inversión de más de 80 millones de dólares para robustecer su capacidad de producción en las tres plantas de la empresa, ubicadas en Puerto Tejada (Cauca), Tocancipá (Cundinamarca) y Barbosa (Antioquia).
Pese a tener presencia en 178 países, uno de sus mercados claves está en Colombia, que es el tercero en América Latina para esta multinacional, después de Brasil y Argentina.
Isaza explica que con esta inversión podrán aumentar la fabricación de productos esenciales de sus marcas Kotex, Huggies y Scott para abastecer al país, así como a 14 naciones de la región. “Es un voto de confianza en Colombia”, precisa.
Aclara que en la planta de Puerto Tejada fabrican papel higiénico, toallas de cocina y pañitos húmedos. En Tocancipá fabrican los pañales Huggies y las toallas higiénicas. En esa planta se destaca una innovación reciente: los pañales pants (tipo ropa interior), de los cuales exportan 50 por ciento.
La fábrica de Kimberly-Clark en Barbosa está dedicada a la producción de artículos para consumo institucional.
La inversión que está realizando esta compañía, que se precia de que un cuarto de la población mundial usa a diario alguno de sus productos, no solo implica actualizaciones tecnológicas, sino mejoras en el frente medioambiental. Estas incluyen reducción en el consumo de agua y la construcción de una planta de autogeneración de energía eléctrica en la sede de Puerto Tejada, a la que se destinaron 10 millones de dólares. La electricidad se genera con el mismo vapor que produce la fábrica.
Estos planes de crecimiento le permitieron a la compañía, que lleva más de 50 años en el mercado colombiano, mantener su nómina de 1.380 personas, más 1.000 indirectos.
Lecciones de 2020
“El año pasado fue diferente para todos y estuvo lleno de aprendizaje. En nuestro caso, lo más importante fue la seguridad de la gente para que pudieran ejercer su trabajo con tranquilidad. Eso nos ha permitido no tener interrupciones y responder a picos de consumo”, reitera Isaza, y señala que, al contrario de lo que ocurrió con pañales y protección femenina, el consumo de toallas de cocina se disparó, también como consecuencia del mayor tiempo que las personas pasaron en sus casas.
El consumo de papel higiénico en marzo y abril subió mucho, pero luego se estabilizó logrando un balance entre la menor demanda institucional y las mayores compras de los hogares.
“Vemos 2021 con positivismo, con el vaso medio lleno, dado que hay muchas oportunidades en medio de un mercado supercompetido”, dice el gerente de Kimberly-Clark, y aunque admite que las cuarentenas de enero en las principales ciudades del país trajeron dificultades, estima que el balance será positivo al final del año, eso sí, sin llegar aún al nivel de 2019.
Señala que los hogares seguirán golpeados por el alto el desempleo y que para esto una de sus apuestas es la innovación, dado que, cuando los consumidores ven que un producto les cubre sus necesidades están dispuestos a pagarlo. Así mismo, esta compañía apostará por acelerar su canal de comercio electrónico, que el año pasado ya representó 6 por ciento de sus ventas.