La Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) dio a conocer que emitió un concepto de no objeción a los criterios de precalificación presentados por la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) para que avance en el proceso de contratación para la construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Canoas.
De igual forma, la Corporación informó que el Acueducto podrá adelantar el proceso de precalificación, con lo que la entidad ratifica su compromiso con dicho proyecto.
Así mismo, el concepto de la CAR se soporta en el del Banco Mundial, que también otorgó la no objeción al documento, el cual surtió ajustes en cuanto a los requisitos técnicos, jurídicos y financieros.
Ls recursos
La entidad también dio a conocer que para la ejecución de esta mega obra, aporta el 50 % de los recursos, la Secretaría de Hacienda de Bogotá el 29 %, la EAAB el 19 % y la Gobernación de Cundinamarca el 2 %.
Además, la PTAR Canoas saneará el 70 % de las aguas de Bogotá y el 100% de las del municipio de Soacha, lo que indica que, junto con la PTAR El Salitre, cubrirá el total del saneamiento de la cuenca media del afluente.
Servicios ambientales
La CAR también informó que trabaja con las comunidades asentadas en siete áreas protegidas del departamento de Cundinamarca para promover los servicios ambientales que prestan estas zonas como una alternativa de sustento.
En tal sentido, la iniciativa se desarrolla en los Distritos de Manejo Integrado, Cuchilla El Chuscal en La Vega, Cuchilla de San Antonio y laguna del Coco en Puerto Salgar, Juaitoque en Cucunubá, cerro La Juaica en Tenjo, El Tabor entre San Juan de Rioseco, Beltrán y Pulí, y en las reservas forestales Pionono en Sopó y Nacimiento del río Bogotá en Villapinzón.
Se busca capacitar y orientar a las personas que habitan en las áreas de influencia para que implementen estrategias de turismo de naturaleza en estas zonas, pero basadas en los objetivos de conservación”.
El monitoreo
La formación contempla el monitoreo y control para la preservación de las zonas, prestación de servicios, interpretación ambiental y avistamiento de aves.
Son talleres teórico-prácticos con una vinculación promedio de 30 personas por cada área protegida. El proyecto contempla hacer intercambio de experiencias con procesos comunitarios que ya han tenido ciertos avances en estas zonas.
El objetivo es que estas rutas sean operadas por las comunidades asentadas en estos espacios.
Además, se harán algunos viajes de familiarización con operadores turísticos para empezar a familiazar a otras personas con estos espacios naturales bajo todo un proceso de planificación que contempla medidas de manejo, de seguridad, protocolos de operación y capacidad de carga.
Según la Corporación, el proyecto también contempla la entrega de una dotación mínima a estas comunidades como son chalecos, gorras, radios y botiquines, así como la señalización de senderos priorizados.
Igualmente, se busca que se fortalezca todo el proceso de asociatividad para que estas comunidades se organicen en asociaciones de turismo rural comunitario y vayan haciendo su proceso de formalización para que a futuro se vuelvan operadores turísticos de las áreas protegidas con todo el protocolo que requiere trabajar en un área de conservación.