Cargill, una empresa con presencia en 70 países y una fuerza laboral de más de 160.000 empleados a nivel mundial, se dedica a la alimentación segura, responsable y sostenible, facilitando la conexión entre agricultores y mercados, entre clientes e ingredientes, así como entre personas y animales con los alimentos necesarios para su bienestar y desarrollo.
La iniciativa, implementada desde 2020, busca impulsar el desarrollo de las comunidades dentro del área de influencia de la operación de la empresa. Reconociendo y respetando las tradiciones económicas y culturales de sus vecinos, busca establecer una ruta de apoyo y fortalecimiento para mejorar las capacidades locales y convertir a la empresa en un socio estratégico para los habitantes de la zona.
Nelson Romero es uno de los pescadores que se ha beneficiado de esta iniciativa. Hace algunos años, problemas de salud le impidieron continuar con sus jornadas de pesca, dejándolo sin ingresos estables, especialmente durante las inundaciones frecuentes que afectan al corregimiento durante el invierno y la disminución de peces en la ciénaga.
Junto con otros pescadores de la asociación a la que pertenece, recibió capacitaciones en temas de liderazgo y desarrollo comunitario, para fortalecer antes del estanque donde hoy siembran sus propios peces. Una actividad que, además de permitirle mantener viva su tradición como pescador y proveer alimento a su familia, le facilita obtener ingresos por la venta del pescado en la región y contribuir a conservar el ecosistema del lugar.
“Nos dimos cuenta de que, si cultivábamos peces, las ciénagas podían descansar y contribuíamos con el medioambiente. De ahí nació la idea de crear este proyecto de piscicultura y beneficiar a las familias que dependen de esta actividad. Aquí hay 30 familias que hoy estamos dedicadas al cultivo de peces gracias al valioso apoyo que nos ha dado Cargill”, afirmó Romero, pescador beneficiado.
Como parte de su estrategia de responsabilidad social empresarial (RSE) y su compromiso de alimentar al mundo de manera segura, responsable y sostenible, Cargill ha dedicado unos 225 millones de pesos a la inversión en capital de trabajo, al fortalecimiento de habilidades socioemocionales y técnicas y actividades de apoyo para los residentes del corregimiento.
Esta inversión busca transformar los desafíos presentados por los bajos niveles de agua y la escasez de peces en oportunidades tangibles. Esto resalta la importancia de la colaboración entre el sector privado y las comunidades para promover el desarrollo de proyectos productivos y el bienestar conjunto.
“En Cargill, uno de los pilares principales que nos mueve como compañía es poner a las personas primero y hacer lo correcto. Por eso, a través de la implementación de este tipo de iniciativas, edificamos relaciones constructivas con nuestros vecinos para que todos contribuyamos a mejorar la calidad de vida en la región, fortalezcamos la actividad económica y promovamos la resiliencia ecológica y social desde el trabajo en equipo”, indicó Javier Brenes, director ejecutivo de Cargill Proteína en Colombia.
Por todos los recursos que la empresa brinda, unos 86 pescadores han logrado poner a funcionar instalaciones para la siembra de peces, mitigando la dependencia económica y ofreciendo soluciones a la necesidad de los miembros de la comunidad, reconocidos en el trabajo conjunto con líderes sociales y alianzas entre la empresa y las asociaciones locales.