Las tensiones políticas entre Estados Unidos y China cada vez se agudizan más; sin embargo, en materia comercial parece ser que las cosas mejoran, pues grandes e influyentes empresarios estadounidenses como Elon Musk, Bill Gates y Tim Cook, de Apple, son los más destacados empresarios que han desfilado recientemente por China, poniendo en cuestión la narrativa catastrofista sobre una guerra comercial entre ambas potencias.
Las visitas protagonizadas por algunos de los hombres más ricos del mundo comenzaron después de que el gigante asiático terminara con casi tres años de aislamiento por el coronavirus a finales de 2022.
En Pekín, los ejecutivos norteamericanos expresaron su optimismo ante el enorme mercado chino y las relaciones comerciales entre las dos mayores economías del mundo.
En su visita a China a finales de mayo, Musk, el propietario de Tesla y SpaceX, dijo que los intereses de Pekín y Washington están “entrelazados, como gemelos unidos, que son inseparables el uno del otro”.
El director ejecutivo de Apple, Tim Cook, también habló de la relación “simbiótica” de su firma con China, que acoge la mayor fábrica de teléfonos iPhone del mundo.
Pero el mayor honor de todos, un encuentro con Xi Jinping, lo recibió Bill Gates, a quien el presidente chino celebró el viernes como un “viejo amigo”, según el diario estatal People’s Daily.
Estas visitas coinciden con un aumento de las tensiones comerciales entre ambas potencias que, de todos modos, no impidieron batir un récord en el valor de sus intercambios, de 690.600 millones de dólares el año pasado, según el departamento de Comercio estadounidense.
Con todo, el mundo empresarial mira con preocupación la ralentización de las exportaciones estadounidenses hacia China, su tercer socio comercial, especialmente en la industria tecnológica.
Alegando cuestiones de seguridad nacional, Estados Unidos bloqueó en 2022 las exportaciones a China de los semiconductores más avanzados y del material necesario para producirlos.
China respondió prometiendo acelerar sus esfuerzos para ser autónoma en esta industria.
“El comercio China-EE. UU. (...) antes era mutuamente dependiente y provechoso”, dijeron los analistas del Peterson Institute for International Economics en un informe reciente.
“Las exportaciones de Estados Unidos a China son un canal más a través del cual la relación bilateral continúa deteriorándose”, agregaron.
El Gobierno estadounidense está involucrado en fuertes disputas con China sobre cuestiones como Taiwán y los derechos humanos, y no parece que estas vayan a apaciguarse a pesar de la visita del secretario de Estado, Antony Blinken, este fin de semana a Pekín.
Las empresas estadounidenses en China han encabezado durante mucho tiempo los llamados a un acercamiento, argumentando que una relación económica fuerte podía fomentar la reforma política.
Las visitas de estos magnates también demuestran la implantación de las grandes firmas mundiales en China a pesar de las tensiones políticas.
Sin embargo, la creciente represión bajo la presidencia de Xi ha convertido los antes influyentes grupos de presión empresariales en “una voz minoritaria”, asegura Joe Mazur, analista en la firma Trivium.
“La comunidad de negocios es una de las últimas piezas de contrapeso que estabiliza la relación EE. UU.-China”, asegura.
Visita de Blinken
Este círculo empresarial en China seguirá de cerca la visita de Blinken de este fin de semana que, según los analistas, probablemente no reducirá la confrontación.
“Los negocios estadounidenses tienen inversiones sustanciales, miles de empleados y todavía consideran China un mercado prometedor”, dijo a la AFP James Zimmerman, expresidente de la Cámara de Comercio Estadounidense en China.
Pero los gobiernos de ambos países “han vaciado cualquier nivel de colaboración y hay poco espacio para desarrollar incluso la pretensión de buena voluntad”, agregó.
El Consejo de Negocios EE. UU.-China, clásico interlocutor entre Pekín y Washington, siente que lo dejaron en la estacada, sin capacidad de influencia en un Congreso cada vez más agresivo, que no escuchó sus peticiones contrarias a más restricciones comerciales.
“Tienen que defender un continuo acercamiento con China cuando la opinión en Washington es que el momento del acercamiento ha pasado”, afirmó Mazur.