Abrir el refrigerador para servir un cremoso vaso de leche hoy en día pareciera un lujo, comprar una bolsa de un poco más de un litro de la bebida puede sobrepasar los $ 7.100 y ese es un valor elevado para una familia promedio en Colombia.
La frecuencia con la que se compra queso o yogur también va decayendo, por la misma razón de los costos. Lo paradójico es que mientras la ciudadanía se queja de los altos precios de los lácteos, los lecheros se quejan de que las compañías le están pagando mucho menos por su producto que se descompone en menos de un día.
Aníbal Ramírez relata a SEMANA, evidentemente exaltado, que el pasado 23 de junio tuvo que botar al sifón 3.000 litros de leche, porque la empresa de quesos que se la compraba decidió de un momento a otro dejar de pagársela a $ 2.000 y pagársela a $ 1.800.
Su producción diaria es de 6.000 litros, lo que significa una pérdida de $ 1′200.000 al día. Dinero con el que podría pagar un trabajador al mes. Cada vez que el lechero de Sibaté (Cundinamarca) ve el video en el que se observa caer la leche al piso dice: “Si las cosas siguen así, vamos a quebrar”.
En Caquetá ganaderos se quejan de que le están pagando el litro de leche $ 1.000 por debajo. En promedio el 50 % de la leche es comprada por cinco grandes empresas lecheras, el restante suele moverse entre las medianas empresas y la industria láctea informal.
Todas las compañías tienen un as bajo la manga para poder negociar, “si no nos vende más barato podemos comprar leche en polvo que viene de importación, esa la puedo guardar en la bodega un año, pero usted tiene 6 horas antes de que se dañe”, en esa postura coinciden varios de los entrevistados.
Lo que muchos colombianos del común desconocen es que la ley en nuestro país permite que el 20 % de la leche que se compra no sea de la que se ordeña, sino que puede tener variaciones, por eso no dice en la etiqueta “contienen leche en polvo”. Simplemente, se puede reconvertir con agua. Entre otras cosas porque tiene las mismas propiedades, como lo explica Ricardo Arenas, veterinario, consultor ganadero y coordinador de cadenas de Fedegan.
Ese producto en polvo del que hablan los lecheros es el que llega de Estados Unidos y países europeos, gracias al TLC. Se estima que el 18 % de la leche que consumen en Colombia remplaza el producto nacional. Arenas indica que en 2022 fueron 72.589 toneladas importadas de leche y derivados lácteos, con un crecimiento del 20 % en volúmenes y un 52 % en valores. Pero este año la dinámica cambió principalmente por cuenta de la tasa de cambio que encarece el producto. Eso no quiere decir que las empresas no estén requiriendo importaciones.
Entre las cosas que preocupa a los ganaderos es que mientras en Colombia no hay facilidad para entrar y sacar la leche por las malas condiciones de las vías, con territorios al mando de grupos armados, y con los altos costos de insumos que alimentan a los animales, sin contar la baja tecnificación que existe; en otros países tienen mejores condiciones que nos pone en desventaja a la hora de competir en el mercado. A partir de 2026 Estados Unidos podrá entrar toda la leche que quiera sin pagar aranceles y Europa desde el 2028.
Colombia está entre los 12 países con mayor inventario de ganado, pero la producción de leche disminuyó en 5,2%, pasando de 7.821 millones de litros a 7.414 millones de litros entre 2021 y el 2022. Empresas que compraban leche en el sur del país han salido del territorio, por ejemplo, Alpina ya no comprará a los campesinos de Cauca y Alquería no comprará en Nariño.
Las razones están ligadas a problemas de orden público, costos de traslado, aumento del valor de la gasolina, entre otros. Con el daño de la vía principal en Nariño se obligó a que, los carrotanques pasaran de transportar 32.000 litros a 9.000 litros para poder cruzar por las vías alternas. “No podemos seguir en una crisis constante mientras los intermediarios siguen aumentando los costos a las familias”, alegan los ganaderos.