La multinacional Philip Morris (PMI) anunció este lunes que dejará de producir cigarrillos tradicionales en un plazo máximo de 15 años, aunque señalan que es una decisión que se había tomado hace ya bastante tiempo, en una campaña en la que buscan un “futuro libre de humo”.
Debido a que durante muchos años PMI ha sido una de las empresas más importantes de la industria del tabaco, esta decisión toma mayor relevancia sobre el futuro que va a tomar este mercado, cada vez más cooptado por nuevos elementos, como los cigarrillos electrónicos o los vapeadores.
En una carta compartida por la empresa, se explican varias razones por las que se tomó finalmente esta decisión y hacia dónde apunta la transformación de la misma.
“Si no fumas, no empieces; si fumas, déjalo; si no lo dejas, cámbiate”, es como empieza el documento compartido por la empresa, pues aseguran que “la mejor decisión que puede tomar un fumador es dejar el tabaco y la nicotina por completo; sin embargo, muchos no lo hacen. Gracias a la ciencia y la tecnología, se han desarrollado alternativas sin combustión y, en consecuencia, sin humo, que son una mejor opción que el cigarrillo”.
Esto debido a que la nicotina no es la causa principal de las enfermedades relacionadas con fumar cigarrillo. La nicotina, aunque adictiva y no exenta de riesgo, no es la causa principal de las enfermedades relacionadas con el tabaquismo, ya que son las otras sustancias presentes en el humo, generado por la combustión del cigarrillo, las que son responsables de problemas de salud.
Al eliminar la combustión se reducen en promedio un 95 % los niveles de las sustancias dañinas en comparación con el cigarrillo. La evidencia científica independiente, estudios de la industria e investigaciones de entes regulatorios internacionales demuestra que la combustión del tabaco y el humo que libera producen la gran mayoría de las sustancias nocivas en los cigarrillos.
“La eliminación del proceso de combustión produce que los niveles de sustancias químicas dañinas puedan reducirse significativamente en comparación con el cigarrillo”, explica la empresa, que asegura que quieren que “los cigarrillos sean un asunto del pasado”.
“Queremos que en Colombia haya una reducción sostenida y significativa del consumo de cigarrillos y por eso aplaudimos las acciones de las autoridades direccionadas a promover la cesación y prevenir la iniciación. Sin embargo, se requiere un tercer enfoque, el de la reducción de daño, para los más de 1.000 millones de fumadores adultos que continuaran con el hábito en un futuro próximo”, explicó la compañía en su carta.
A pesar de que PMI asegura que en la empresa se han hecho estrictos controles internos, que aseguran que todas sus prácticas de mercadeo, comercialización, relaciones públicas, eventos y comunicación estén dirigidas a fumadores mayores de edad exclusivamente, cerca del 7 % de los fumadores en Colombia empieza a fumar antes de cumplir la mayoría de edad.
Inversión en nuevas alternativas
Las alternativas al cigarrillo deben ser analizadas rigurosamente por la ciencia, por lo que PMI ha invertido más de US$8.100 millones en investigación, ciencia y tecnología.
“Más allá de nuestro análisis, más de 30 laboratorios independientes y organizaciones gubernamentales han confirmado elementos importantes de nuestra investigación. La información que resulte de estos esfuerzos debe ayudar a guiar las decisiones de las autoridades. Esos estudios deben analizarse objetivamente con base en la ciencia que los respalda”, aseguraron.
Sin embargo, la empresa reconoce que los productos libres de humo no están libres de riesgo, contienen nicotina, pero son significativamente menos riesgosos para los fumadores adultos que continuar fumando cigarrillos, ya que son productos nuevos y, por ende, requieren una nueva regulación.
“Somos partidarios de una regulación exclusiva para la categoría de productos de riesgo reducido”, manifiesta PMI, al tiempo que sugiere que se debería prohibir la venta a menores, garantizar el acceso de fumadores adultos a información factual y objetiva sobre el perfil de riesgo de los productos, incluir advertencias de salud diferenciadas, definir el uso en espacios cerrados y exigir la evidencia científica de cualquier información pública referente a la reducción de riesgo o daño del producto.