La obtención de la licencia ambiental de parte de la Anla (Agencia Nacional de Licencias Ambientales) para que Ecopetrol de inicio al piloto de fracking en el municipio de Puerto Wilches (Santander), donde se adelanta el llamado proyecto Kalé de Ecopetrol, para la puesta en funcionamiento de una plataforma y un pozo de fracturamiento hidráulico, dio a entender -de manera general- que el fracking es una realidad en Colombia.

Si bien el director de la Anla, Rodrigo Suárez, explicó a los medios de comunicación que el aval entregado incluye “cerca de 40 litros hora durante 20 días”, el debate en Colombia sigue candente y, principalmente, en la zona específica establecida para la exploración a través de la técnica de inyección de agua y aditivos a alta presión, con los cuales se estimula la producción de petróleo y gas, pero que puede afectar a los cuerpos de agua.

La Alianza Libre de Fracking, que ha adelantado una lucha contra esta actividad, criticó la aprobación de la licencia ambiental por parte de la Anla y se fue lanza en ristre contra la decisión, alrededor de la cual, dijo que hasta el momento, “así ha sido el actuar del Gobierno en este tema. Dan una aprobación en horas de la noche de un domingo, cuando todo el mundo está descansando”.

Por ese motivo, realizaron un plantón que buscó rechazar la decisión, argumentando que actúan a favor de las 44 ciénagas que hay en Puerto Wilches y que deben ser protegidas de la técnica, alrededor de la cual, se ha dicho que podría tener efectos sobre el bien más preciado para el ser humano: el agua.

Preocupación por el agua

“No vamos a regalar nuestra agua que es la verdadera riqueza. Nos alimentamos de yuca, de pescado, productos que dependen del agua. No comemos petróleo”, expresaban con vehemencia los participantes en el plantón.

La polémica por la aprobación de la licencia ambiental para el proyecto no se hizo esperar, pese a que las protestas se han dado desde que empezó a hablarse en Colombia de esa posiblidad. Si bien, la autoridad ambiental colombiana explicó que la zona autorizada tendrá hasta 4,67 hectáreas y el fracturamiento será a 1,2 kilómetros de profundidad, en Puerto Wilches no lo ven tan así.

La Anla dijo que habrá un estricto seguimiento técnico y aclaró que el proyecto de investigación tiene un solo pozo y no 19.000 como se ha mencionado.

Por su parte, las voces en contra expresaban durante el plantón en Puerto Wilches, que el proceso de aprobación era demasiado acelerado, pese al rechazo de la comunidad a la exploración con esa técnica, a la cual, le temen por el posible efecto que pueda causar en los cuerpos de agua del Magdalena Medio, zona que, por demás, ha sido escenario de violencia.