SEMANA: la percepción de los colombianos es que los bancos cobran mucho, pero cuando se trata del ahorro de los ciudadanos, no se da en la misma proporción. Han pensado en cambiar eso en un escenario político en el que se está hablando de redistribución de la riqueza y del sueño del modelo coreano con la financiación, donde el nivel de ahorro es alto, quizá por los incentivos.
Juan Carlos Mora (J. C. M.): el nivel de ahorro de Corea es difícil, es una economía con niveles de desarrollo muy distintas.
SEMANA: ¿pero por qué no medirnos con los más desarrollados para tratar de avanzar más?
J. C. M.: yo creo que están dadas las herramientas, los instrumentos y las capacidades, lo que pasa es que el nivel de ahorro de un país tiene que ver más con el ingreso que tienen las personas disponible. Lo que hemos propuesto es organizar el dinero para que las personas tengan una planeación financiera, que tengan claros sus gastos y puedan lograr ahorrar.
El nivel de ahorro es relativamente bajo en Colombia si uno lo mira en el contexto de la economía, pero hoy están las capacidades para que las personas ahorren. Por ejemplo, Nequi tiene muchas herramientas para que esas metas se den, inclusive con ingresos escasos. Hoy las personas tienen más interés de progresar a través del ahorro que del mismo crédito.
SEMANA: resulta difícil pensar en la banca participando en la redistribución de la riqueza. A los banqueros se les ve como el que va a sacarle la plata a la gente. ¿Se siente muy lejos de esa percepción?
J. C. M.: estoy muy lejos de eso y no creo en eso. Tenemos muy claro que estamos para apoyar y ese tema de los sueños de las personas nos lo tomamos muy en serio. Promovemos ese desarrollo, pero con una visión clara y es el bienestar de las personas.
Hay estereotipos que se imponen y no cambian y la gente se queda con esas imágenes en la cabeza. Tratamos de entender la realidad de las personas, desde el que vende ‘coco locos’ en la playa hasta los grandes corporativos.
Esa banca que hacemos hoy busca transformar la vida de las personas. En el agro, entendemos que las zonas rurales los habitantes han tenido pocas oportunidades. En las ciudades hay muchos problemas, pero la gente tiene más oportunidades. En el campo, en cambio, hay personas que viven en el siglo XX o a veces en el XIX sin posibilidad de transporte, sin internet. Es necesario enfocarse en esas personas, para que tengan capacidad de producir de manera que su nivel de vida aumente, pero también hay que construirles vías, conectividad. Es todo un engranaje de la sociedad. Nosotros hacemos nuestra parte generando oportunidad.
SEMANA: suena a coincidencia con el discurso del nuevo gobierno. Todos sabemos que hasta para los ricos es buen negocio que se acabe la pobreza. Pero se hacen cosas, y más desde la banca, que terminan siendo escasas para las necesidades. ¿Qué pueden hacer para apoyar un poco más, no como un asunto político sino como una necesidad de la sociedad?
J. C. M.: tenemos muchas coincidencias con los planteamientos que hace el nuevo gobierno, por ejemplo, en términos de sostenibilidad, en energías limpias. En eso hemos venido trabajando, no solo ahora porque esté planteado en esta administración.
Abrir mayores oportunidades, de tal manera que inequidades que tenemos en Colombia se disminuyan, son propósitos en los que estamos de acuerdo y los venimos trabajando.
Desde nuestra función, que es poder generar ese desarrollo económico, lo hacemos. En las zonas rurales, creemos que no es suficiente que le demos cinco o diez millones de pesos a un campesino. Hay que generar las condiciones para que produzca y tenga mercado. Y que lo haga en condiciones técnicas y ojalá a gran escala. Hay que engranar. Es cierto que necesitamos mucho más impacto. La banca puede hacer mucho, para eso tenemos tres pilares: la inclusión financiera; mejorar la productividad de todos los sectores; el pilar de sostenibilidad que lo hacemos a través de energías limpias, financiar la movilidad sostenible. Ahí hay coincidencias con lo que plantea el gobierno.
SEMANA: ¿a qué aspiran entonces en este gobierno?
J. C. M.: aspiramos a trabajar juntos, pero que cada uno hago su rol. Eso que se quiere, que compartimos, lo podamos hacer en colaboración. Por ejemplo, créditos a mipymes, ya lo tenemos; los negocios independientes, pero hay momentos en que el nivel de riesgo es muy alto. Entonces una forma de trabajar en conjunto es el respaldo con la garantía. El esquema con el Fondo Nacional de Garantías funcionó muy bien en pandemia. Eso demostró que es un multiplicador muy grande para llegarles a las personas. Si hay un apoyo estatal sobre una proporción de los préstamos, podemos llegar a más personas.
SEMANA: el gobierno les va a pedir más impuestos o les van a quitar exenciones. ¿Están dispuestos a eso también si están de acuerdo con la redistribución de la riqueza?
J. C. M.: ya en la reforma tributaria estamos. Al sistema financiero se le vuelve permanente la sobretasa, que es adicional a la tasa del impuesto de renta del 35 %.
SEMANA: pero esa sobretasa no he les ha hecho peso, siguieron teniendo utilidades altas.
J. C. M.: claro que hemos pagado mucho más. Si tenemos utilidades es porque trabajamos mucho para conseguirlas. Al final, si a los bancos nos va bien, significa más impuestos y eso llega a todos los colombianos.
SEMANA: ¿por qué no se dan la pela con el modelo de Bangladesh, de banco que presta sin garantías? Sería una manera más efectiva de combatir la pobreza, sin enfocarse tanto en el riesgo, pues si seguimos en ello solo se le presta al que tiene con qué responder. ¿Entonces cómo van a ayudar a sacar a la gente de la pobreza?
J. C. M.: tiene que haber un equilibrio. Muchas veces se piensa que los bancos no queremos prestar, pero ese es nuestro negocio, de eso vivimos. Pero no podemos olvidar que tenemos es plata del público. Recibimos el ahorro de la gente y eso es lo que prestamos. Cuando hablamos de riesgo no es que no queramos prestar. Lo que hacemos con Nequi, por ejemplo, es jugárnosla por las personas y darles crédito de una manera distinta.
Al final, prestarle dinero a una persona que no puede pagar es hacerle un mal. El riesgo no es solo para el banco, es también para las personas.