Bogotá decidió cancelar los contratos con las firmas calificadoras S&P Global Ratings y Fitch Ratings, con el objetivo de ahorrarse más de $600 millones al año sin poner en riesgo el perfil crediticio de los inversionistas de la capital del país.

El contrato con S&P Global Ratings llegó a su fin este lunes 13 de diciembre, por lo que la agencia decidió retirarle a Bogotá su calificación crediticia de emisor de largo plazo de BB+. El contrato con esta firma le constaba al Distrito $300 millones al año.

Por su parte, el contrato con Fitch Ratings, que también le cuesta a la ciudad otros $300 millones al año, aún se mantiene vigente, pero el Distrito ya les notificó que no hará renovación, por lo que el vínculo con esta firma calificadora irá hasta junio de 2022.

José Roberto Acosta, director de Crédito Público de Bogotá, le explicó a SEMANA que, aparte de la austeridad, la decisión de no renovarles los contratos a las firmas calificadoras también obedece a que la reglamentación internacional, solamente le exige a la ciudad contar con una sola calificadora.

“El Emisor por tener bonos en el exterior se requiere una calificación que le información a los inversionistas extranjeros sobre la calidad nuestra en materia fiscal y teníamos tres calificadoras. Pero la normatividad de la Bolsa de Luxemburgo, que es donde están vinculados nuestros bonos, solo requiere una calificadora”, explicó Acosta.

En ese sentido, el Distrito capital decidió quedarse únicamente con la firma calificadora Moody’s. “Por racionalización del gasto y sentido común, determinamos escoger a Moody’s que fue la más barata para seguir renovando los contratos que son anuales. Las otras dos, S&P y Fitch decidimos no renovarles y el ahorro será de $600 millones al año para la ciudad”, complementó el funcionario.

Otra de las razones para que el Distrito haya decidido quedarse únicamente con Moody’s se explica en el sentido que, por metodología internacional, la calificación del Distrito está supeditada siempre a la calificación de la Nación y aquí hay que recordar que hace unos meses tanto Fitch como S&P decidieron gritarle el grado de inversión a Colombia con lo que indirectamente el Distrito también lo perdió. Moody’s, por su parte, es la única de las tres grandes calificadoras que le mantiene el grado de inversión al país.

“Además de lo costoso e innecesario termina siendo inoficioso en la medida que así el Distrito corra la final de los 100 metros planos en ocho segundos y la gane, nunca va tener derecho a una medalla porque el techo de la calificación es la misma que le dan a Colombia”, precisó José Roberto Acosta.

Pese a la cancelación de estos dos contratos, Acosta dio un mensaje de tranquilidad los inversionistas nacionales y extranjeros de Bogotá. “La terminación de estos contratos no afectaría en absoluto la calificación crediticia de Bogotá”, indicó.

Actualmente, Moody’s le tiene a Bogotá una calificación Baa2 de emisor de largo plazo (moneda local) y de deuda sénior no garantizada (moneda extranjera).

La afirmación de la calificación en Baa2 para Bogotá, según Moody’s, refleja su fortaleza económica, que respalda sus altos ingresos propios, así como sus sólidas prácticas de gobierno interno y administración.

Precisó en su informe de octubre de este año que Bogotá se beneficia de una economía local diversificada, y ha mantenido históricamente niveles moderados de deuda y déficits financieros manejables que ha sido originado principalmente por inversiones en infraestructura.