Como se dice coloquialmente, ‘nunca hay las 4 onzas’. El precio del dólar, que este miércoles quedó en un promedio de 4.354,50 pesos, según la Bolsa de Valores de Colombia, debería ser motivo de alegría para los exportadores de este país, en particular, para los caficultores, cuya actividad económica es el sustento para más de 550.000 familias.
Sin embargo, no parece haber celebración. Si bien representa un mayor ingreso, pues por cada aumento en el precio del dólar, los productores del grano recibirán más plata, en este caso, lo que entra por un lado sale por el otro.
De acuerdo con los datos suministrados por la Federación Nacional de Cafeteros, en este 6 de julio, tanto el precio interno como el externo se mantienen en niveles que podrían llamarse altos en relación con la tendencia que tenían hasta hace algún tiempo, cuando los caficultores se quejaban de que no alcanzaban a cubrir costos de producción.
La carga de café de 125 kilogramos se cotizó en 2.302.000 pesos en este miércoles; mientras que el grano se vendió en el mismo día, en la Bolsa de Nueva York, en 2,22 dólares por libra. Se trata de buenos precios, lo que además está atado al alto precio del dólar.
La actividad cafetera es netamente exportadora. Según el gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, Roberto Vélez, “Casi el 90 % de lo que se produce sale a los mercados internacionales”. Es decir, hasta ahí todo daría para hacer sonar bombos y platillos con el dólar alto, pues implica más ingreso para las familias productoras. Pero cuando se pone en la balanza el tema de los costos de producir café con un dólar al alza, la situación se llena de nubarrones.
Los caficultores están en una encrucijada, puesto que, si bien es cierto que por cada dólar que exportan reciben más pesos, también lo es el hecho de que están pagando muchísimo más por los insumos necesarios para que el campo florezca. “Fertilizantes, cuyos precios ya están por las nubes, van a ser más caros ahora; los insecticidas, igualmente, y todos los bienes que provengan del exterior van a ser más costosos”, señaló Vélez.
Las cuentas indican que el país importa el 75 % de los fertilizantes concentrados en urea, este último, uno de los nutrientes más utilizados para la tierra.
Producción ha estado bajando
En los últimos meses en el país se ha visto que la producción de café baja y baja. En junio cayó en un 10 %, al situarse en 951.000 sacos de 60 kilogramos. En los últimos 12 meses (julio 2021-junio 2022), según la Federación de Cafeteros, el país lleva 12,3 millones de sacos producidos, algo que está lejos de los registros que se tenían en 2019, antes de la pandemia.
Con la larga temporada de lluvias que ha tenido el país, ya se vaticina que la producción de café en 2022 podría situarse en los 12 millones de sacos (en 2019 fueron 14,8 millones de sacos).
Con frecuencia se ha mencionado que Colombia, cuando el precio del café está al alza, toma al país mal parado para aprovechar la bonanza, pues entonces mengua la producción. Sin embargo, en el escenario actual, no se sabe si sería mejor que estuviéramos produciendo más para vender con un precio del dólar alto, teniendo en cuenta que habría que comprar más insumos para cosechas grandes, con costos elevadísimos por traer de fuera los productos agrícolas necesarios para el campo.