SEMANA: ¿Por qué el Gobierno anunció su interés de suspender el entendimiento automotor con Brasil?
Ariel Montenegro (A. M.): Desde 2017 rige un acuerdo de complementación económica con Brasil, el cual tenía un plazo de revisión previsto en 2024. Es decir, que este año debería finalizar, pero también en su articulado da la posibilidad de continuar sin modificaciones, salvo que alguna de las partes las solicite o que se realice una renegociación. Nosotros, desde la Cámara Automotriz de la Andi, recomendamos mantener el esquema de cuotas de importación del acuerdo, pero Brasil solicitó renegociar, lo cual lleva a finalizar el acuerdo. Por eso, el Gobierno da a conocer, mediante una carta, que le pondría fin a la parte automotor del tratado, aunque no de manera inmediata, sino al final de 2025, lo que implica que no habría ningún cambio hasta el año entrante. En el acuerdo original está previsto un intercambio de exportaciones de autos de Brasil y de Colombia, pero durante los años que lleva vigente, solo hubo ventas desde Brasil hacia Colombia. Por eso vale la pena evaluar el acuerdo. Así, el mercado colombiano pasó de tener entre 6 % y 7 % de vehículos brasileños a 35 % - 37 % el año pasado, mientras que Colombia no solo no exportó, sino que se contrajo su mercado interno.
SEMANA: Entre los argumentos para suspender el acuerdo con Brasil, el Gobierno dice que es para evitar que ustedes, Sofasa, decidan cerrar tal como lo hizo Colmotores, ¿existe ese riesgo?
A. M.: Nuestra industria es de decisiones de largo plazo. Programamos qué producimos y qué vendemos en función de las reglas de juego. Y esas reglas de juego son los tratados de libre comercio, la política comercial y los acuerdos bilaterales como este con Brasil. Por eso, no es conveniente hacer cambios de la noche a la mañana. Un cambio de este tipo no puede ser abrupto, nos debe dar tiempo a todas las marcas para adaptarnos. Nosotros, por ejemplo, acabamos de lanzar un vehículo que se llama Renault Kardian, que lo ensamblamos en Brasil y que es clave para nuestro portafolio en Colombia. Queremos seguir trayéndolo de allá, pero no sabemos si la cuota va a seguir siendo de 50.000 unidades como hoy o si se renegocia por más o por menos. Y, claro, es un tema que al Gobierno le interesa porque está buscando proteger la industria. Ahora, si nos va a beneficiar a nosotros, dependerá de lo que se negocie, pero al final nosotros ya estamos embarcados en una dinámica de invertir en Colombia para exportar, no tanto para el mercado local. Acabamos de anunciar una inversión para producir un nuevo vehículo a partir del año próximo, del cual más del 70 % del volumen va a ser exportado.
SEMANA: Es decir, ¿ustedes como Renault-Sofasa están de acuerdo con esta renegociación? Se lo pregunto porque gremios como Aconauto y Andemos están muy preocupados por un posible fin del acuerdo.
A. M.: Nosotros estamos de acuerdo con una renegociación, no con una finalización del acuerdo. Inicialmente la carta del Gobierno hablaba del fin del acuerdo y ahí todos nos pusimos en alerta, pero luego desde el Ministerio de Comercio aclararon que sería una renegociación. Si queremos una reindustrialización del país hay que tener reglas de juego que la faciliten.
SEMANA: Justamente se habla mucho de una desindustrialización del país, que se evidenció con el reciente cierre de Colmotores, ¿ustedes cómo van en medio de un mercado altamente competido, pero que está a la baja?
A. M: El año 2023 y lo que va de 2024 hasta junio ha sido un período muy difícil, con más de 18 meses de contracción del mercado. En nuestro caso la caída en producción ha sido menor que la caída en comercialización porque también producimos para exportar. Así, hemos logrado crecer en volúmenes de ventas al exterior y mitigar en parte la caída del mercado local. Ahora, uno tiene que ver a la industria automotriz como un todo, no solo Sofasa. Entre todos generamos casi 10.000 empleos directos e indirectos con los autopartistas y que hace 10 años producíamos entre 115.000 y 120.000 unidades por año, cuando estaba la Compañía Colombiana Automotriz (Mazda), Colmotores, Sofasa e Hino, y el año pasado solo produjimos entre 40.000 y 45.000 unidades. La contracción ha sido muy importante. Eso afecta no solamente a los ensambladores, sino también a la cadena de valor. El efecto multiplicador de la industria automotriz, dicho por un estudio del Ministerio de Hacienda hace unos 12 años, es uno de los mayores entre las distintas actividades manufactureras por la complejidad del producto. Tiene muchísimas autopartes que son producidas en Colombia y por cada peso destinado a la producción de un vehículo se generan 2,6 pesos de desarrollo económico. Por ende, la contracción actual afecta a toda la cadena.
SEMANA: En ese contexto, ¿ustedes siguen firmes en su apuesta por el país o los socios en Francia ya han empezado a cuestionar su presencia industrial en Colombia?
A. M.: La apuesta de Renault sigue siendo la de permanecer en Colombia y prueba de ello fue la inversión de 100 millones de dólares que anunciamos a fin del año pasado para un nuevo proyecto, cuya producción arrancará a inicios del año próximo. Eso nos va a levantar el volumen de actividad y la tasa de utilización de la planta. Se trata de un nuevo producto con un fuerte perfil exportador. Los principales destinos serán Argentina y México, pero esa actividad de comercio exterior se tiene que compensar con vehículos que vamos a importar para el mercado colombiano. Y es ahí donde estas reglas de juego, conocidas de antemano con tiempo, nos permiten tener un modelo de negocio que nos permita ser fuertes en la movilidad de Colombia, así como un actor industrial importante. Seguimos disputando proyectos de inversión con otras filiales del grupo Renault.
SEMANA: ¿Y ya están viendo recuperación del mercado automotor local?
A. M.: Esperamos que el segundo semestre de 2024 sea mejor que el de 2023. Ya julio fue 22 % mejor que el año pasado, aunque aún 20 % por debajo del julio de 2022, que fue el último año de volúmenes normales (unas 250.000 unidades). En resumen, esperamos que 2024 sea un poquito mejor, gracias a la recuperación de la capacidad de pago y de compra de las familias colombianas, pues este es un bien que se compra mayoritariamente financiado.
SEMANA: ¿En el sector ya están sintiendo la reducción de las tasas de interés que ha realizado el Banco de la República?
A. M.: Hay bastante inercia entre la tasa de referencia y la tasa del consumidor. Obviamente, las decisiones de baja del Emisor ayudan mucho. Claramente la capacidad de financiación es la palanca fundamental para la reactivación del mercado, en especial para impulsar los vehículos de menos de 100 millones de pesos, que es donde la población compra con mayor apalancamiento financiero. De hecho, ese cambio en la financiación llevó a un reajuste del top 10 de los vehículos más vendidos en Colombia. Hoy están arriba las marcas con carros de más de 100 millones de pesos, mientras que hace dos años eran las de los vehículos que valen entre 80 y 85 millones de pesos. Cuando las tasas de interés comienzan a bajar, se vuelven a generar oportunidades de acceso a crédito a las personas de menores ingresos y es ahí donde está el 60 % del mercado.
SEMANA: Otro de los cambios del mercado ha estado en el boom de los carros híbridos y eléctricos, ¿ustedes cómo están en ese campo?
A. M.: Nosotros tenemos una apuesta por todas las tecnologías. Ya contamos con carros eléctricos y nuestro primer híbrido lo vamos a lanzar en un par de semanas. También seguimos con los carros térmicos, porque son los de menor costo y son los que van a permitir actualizar el parque automotor de Colombia, el cual sigue muy envejecido, con una antigüedad promedio de 19 años. No todos esos propietarios que van a renovar y no tienen capacidad para un vehículo híbrido o eléctrico, le van a apuntar a los térmicos. Renovar el parque circulante reduce la contaminación y los problemas de seguridad vial.
SEMANA: ¿Qué tecnología va a tener el carro que van a empezar a ensamblar el año entrante en el país?
A. M.: Térmico y va a ser uno de los más eficientes del mercado en consumo de gasolina, pues con un galón recorre 70 kilómetros.
SEMANA: ¿El incremento de la gasolina ha frenado la demanda por vehículos?
A. M.: En algunos casos frena el interés de compra, pero sobre todo lleva a una reducción en la cantidad de kilómetros que la gente recorre. En ese aspecto hay una combinación de factores como el pico y placa y el aumento de la gasolina.
SEMANA: ¿Qué es lo que hace que un vehículo eléctrico sea tan costoso?
A. M.: Siguen siendo más costosos por factores como los volúmenes de producción, que aún son inferiores que los térmicos. Además, hay 120 años de mejora continua en el motor térmico, con una tecnología mucho más dominada y conocida. En el vehículo eléctrico utilizamos baterías que se siguen en desarrollo y estas, a su vez, utilizan materiales y minerales que son escasos o de difícil extracción, como el litio, el cobalto o el manganeso, que tienen un proceso químico muy largo y costoso. Además, son carros con mucha electrónica de potencia, que no es como la de los teléfonos celulares, sino que requiere, por ejemplo, una alta tensión de 700 voltios. Son objetos tecnológicamente mucho más complejos y con menos historia. Va a llegar un momento donde sean tan competitivos como los vehículos térmicos. Es cuestión de tiempo y de dejar a la industria avanzar. Hoy todavía no es posible. Por eso se recurre a incentivos como reducción del IVA para acercar su precio al del vehículo térmico.
SEMANA: A propósito, en medio de las discusiones para revivir el día sin IVA, el presidente Petro propuso un día sin IVA para la compra de vehículos eléctricos. ¿Eso jalonaría las ventas?
A. M.: Los vehículos eléctricos ya tienen un IVA reducido del 5 %, frente a una tarifa general del 19 % y que está cualquier día del año. Tener un día sin ese 5 % no haría la diferencia, creemos que podría funcionar quitar un día el IVA a los vehículos ensamblados nacionalmente.
SEMANA: Finalmente, ¿cuándo se decide qué va a pasar con el acuerdo automotriz con Brasil?
A. M.: No tenemos mucha información de cómo va a continuar el proceso. Claramente entendemos que esto es una posición para continuar unas discusiones que comenzó Brasil. De todas maneras, desde todos los gremios del sector vamos a estar activos para poder participar en lo que se llama la mesa técnica. La idea es acompañar, dar luces y poder lograr el mejor acuerdo.