En la actualidad, a propósito de Halloween, existen ciertos ‘fantasmas’ que asustan al consumidor, como el alza de los precios, la angustia de ser estafados, quedar insatisfechos con una compra o adquirir una deuda innecesaria en plena recesión económica.

Y es que lo que asusta de una categoría cuando de consumo se trata es diferente, dependiendo del contexto competitivo y cultural en el que viva una marca, como afirmó Sebastián Dávila, VP Estrategia y Experiencia de VMLY&R.

De acuerdo con el experto, cuando se habla de cosas que asustan a los consumidores, se puede llegar a pensar en un bloqueador solar anunciando el porcentaje de personas que contrae enfermedades de piel a causa de los rayos del sol; una empresa de vigilancia exponiendo lo vulnerables que se puede ser ante un suceso en el hogar; o un insecticida, recordando que se puede estar conviviendo con una gran variedad de insectos.

De esta manera, esos son recursos que usan cierto tipo de marcas para generar en las personas una sensación de angustia y así vender una solución.

Va más allá

Así mismo, desde un ámbito psicológico, el miedo es un sentimiento de desconfianza, aquello que impulsa a creer que va a suceder algo malo o que se está ante un peligro inminente, lo que lleva a las personas a paralizarse para no comprar o consumir, así como a cambiarse de marca.

Por eso, es importante en las empresas tener un punto de vista certero y experto sobre lo que asusta al consumidor, para poder identificar esos factores, entenderlos y a partir de ellos crear experiencias que lleven a las marcas a conectarse realmente con sus audiencias.

De esta forma, se evitará que el consumidor huya o se paralice ante una marca.

Atributos de imagen

De acuerdo con el BAV, un estudio que mide el impacto a nivel cultural y crosscategory de las marcas, se referencian atributos de imagen, personalidad de las marcas y sus categorías, con los cuales se puede identificar diferentes tipos de miedos que pueden surgir en el consumidor.

A partir de su análisis se pueden establecer insights culturales que detonen acciones que mejoren la experiencia de marca que tienen las personas.

De esta manera, según Dávila, está el ejemplo de un consumidor al frente de una góndola o estante, pensando en comprar un alimento o bebida, y se está cuestionando si los ingredientes o componentes de los productos son saludables o no.

Este atributo es el que despierta un miedo en las personas relacionado con las implicaciones que el producto pueda llegar a tener en su salud a corto, mediano y largo plazo.

Valores sostenibles

A partir de este, se pueden desarrollar líneas de producto saludables y que estén conectadas con valores sostenibles.

Además, las personas quieren alimentos o bebidas que les ayuden a sobrellevarlo de la mejor manera, por eso les asusta tener que invertir tiempo de más en actividades cotidianas o mecánicas.

Partiendo esto, mientras más simples sean los empaques, métodos de preparación y consumo se evitará que los usuarios sientan angustia de perder tiempo en un mundo que va a mil por hora.