El mercado mundial de semillas mueve hoy unos 63.000 millones de dólares y en 2026 llegará a 86.800 millones, impulsado por la mayor demanda de las industrias de alimentos, bebidas, comida para animales, biocombustibles, farmacéutica y cosmética.

Estas estimaciones de la consultora Markets and Markets evidencian el gran negocio en el que se mueven multinacionales como Monsanto, Dupont y Syngenta, que son los mayores proveedores de semillas del mundo, pero que poco trabajan con uno de los cultivos de moda: el cannabis.

Por su estigmatización, las diferentes industrias que trabajan con esta planta tienen dificultades para financiar su operación, pese a que cada vez más territorios legalizan su uso medicinal y recreativo. Esto ha impedido que los grandes se metan de lleno al tema de las semillas, pero les abre oportunidades a empresas como la colombobritánica Breedco, que nació en 2017 con el objetivo de producir y vender semillas de cannabis, así como flor seca.

Breedco, compañía colombo-británica, que produce semillas de cannabis | Foto: Breedco

Sebastián Gámez, gerente operativo de Breedco, explica que iniciaron su negocio en un municipio de Cundinamarca, pero no pudieron seguir allí porque se dieron cuenta que algunas de sus plantas marcaban positivo para metales pesados y la producción de cannabis debe ser completamente orgánica. El problema radicó en un ganadero vecino que usaba pesticidas y eso afectó a sus plantas. Decidieron entonces buscar otro lugar para su operación, con baja humedad relativa y facilidad para la exportación y lo encontraron en Vijes (Valle), municipio que está a 30 minutos de Cali y a 20 del aeropuerto Alfonso Bonilla Aragón.

Allí tienen cinco invernaderos en los que emplean a entre 15 y 20 personas para las tareas agrícolas y a 35 profesionales, pues las semillas requieren de tecnología, así como de un trabajo de propiedad intelectual.

Certificados

En este frente Breedco ha trabajado de la mano del ICA, que es la entidad que otorga los certificados de derecho de protección. Dichos certificados le dan una ventaja competitiva al país, pues son los que garantizan la calidad de la semilla y son los que exigen empresas como las farmacéuticas o las de cosmética para elaborar productos basados en cannabis.

En el caso de Breedco ya tienen 13 semillas certificadas, las cuales no solo están destinadas al mercado externo, sino también al doméstico. De hecho, dentro del país venden mensualmente unos 200 millones de pesos. No solo envían la semilla, sino que también dan servicio para que los compradores puedan obtener mejores resultados en sus cultivos. “En este caso se invierte el papel que ha tenido Colombia en sectores como las flores, cuyas semillas se importan de Holanda y ahora nosotros les vendemos a los holandeses la genética de cannabis”, explica Gámez.

Agrega que países como Estados Unidos, en donde los cultivos de cannabis han tenido grandes desarrollos en materia genética, no hay una certificación pues cada estado tiene reglas distintas. Por el contrario, Colombia hace parte de la Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV), una organización intergubernamental con sede en Ginebra (Suiza), que tiene la misión de proporcionar y fomentar un sistema eficaz para la protección de las variedades vegetales, con miras al desarrollo de nuevas variedades. El ICA al dar los certificados cuenta con el respaldo de la UPOV.

Con más socios

Desde que comenzaron su operación, los socios de Breedco han invertido 1,7 millones de dólares en el país y esperan el ingreso de otro millón que vendrá de la mano de la estadounidense Kinetiq Group, a la cual conocieron en el Colombia Investment Summit de 2020, la rueda de inversión de ProColombia. La asociación de las dos empresas busca apalancar su expansión e internacionalización. Kinetiq tendrá los derechos para vender en Estados Unidos.

Mientras tanto, la empresa se alista para exportar 250.000 semillas a Inglaterra, así como para empezar a vender la flor seca de cannabis, que es de donde se extraen los aceites y derivados.

El plan es construir otros cinco invernaderos con tamaños de entre 650 y 1.000 metros, así como certificar más semillas.