Poco más de una semana ha pasado desde que el presidente Gustavo Petro anunciara la semana pasada que asumirá sus facultades para vigilar los cobros por el servicio de energía y desde entonces se ha desatado toda una polémica en el país por los efectos que podría acarrear esta decisión(positivos o negativos) y si efectivamente el país está preparado para que se adopten este tipo de medidas, que buscan, entre otras cosas, aliviar el bolsillo de miles de hogares en las diferentes regiones.

Según el mandatario nacional, la necesidad de ponerle freno a las alzas en las tarifas de energía fue la razón principal para que dijera que “voy a asumir, directa y personalmente, el control de las políticas de administración de servicios públicos, en función de la misma ley, para que prime el interés general y del usuario, y no al revés, como ha venido ocurriendo en los últimos años”.

La expectativa, desde noviembre, cuando ya el nuevo Gobierno estaba reposado en el poder, era que las tarifas de ese servicio bajaran entre un 4 y un 8 por ciento. | Foto: Getty Images

La expectativa, desde noviembre, cuando ya el nuevo Gobierno estaba reposado en el poder, era que las tarifas de ese servicio bajaran entre un 4 y un 8 por ciento, meta que salió a relucir después del debate nacional que se gestó alrededor de las estadísticas del Dane según las cuales, en septiembre, los precios de la energía iban cuesta arriba y llegaron a un incremento de 27 por ciento anual en ese mes, con picos geográficos, como el de 45 por ciento en zonas de la región Caribe.

Ahora bien, luego de estos anuncios, la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen) emitió un pronunciamiento en el que resaltó que independientemente de lo que pase, lo más importante de ahora en adelante es que se mantenga el diálogo y que cualquier acción que se implemente, sea concertada con todos los actores en la cadena de producción y suministro de energía en el país, con el fin de evitar grandes afectaciones a la economía y a la seguridad energética.

Por medio de un comunicado este gremio explicó que la energía que se consume en Colombia se negocia de dos maneras, la primera, es por medio de contratos de largo plazo, que representa el 80 % de la energía que reciben los hogares, son negociaciones bilaterales, dentro de un libre mercado, y cuyo cumplimiento se ejecuta en varios años. Esto quiere decir que el 80 % de la energía que hoy se está recibiendo, fue negociada varios años atrás.

“La segunda modalidad es la de bolsa, que representa el 20 % de la energía que recibimos en el país. Estas son negociaciones diarias y sus variaciones repercuten en menos del 6 % de la tarifa final de la factura de energía. Vale la pena recordar que la bolsa es un mercado de ajuste para los picos de demanda de energía que tienen los comercializadores y que deben acudir a esta opción cuando la energía negociada en los contratos de largo plazo, no es suficiente”, dijo Acolgen.

Esta asociación agregó que “el porcentaje de los embalses refleja la energía disponible en ese día y es una foto de un momento en el tiempo. | Foto: Cortesía - Acolgen

Esta asociación agregó que “el porcentaje de los embalses refleja la energía disponible en ese día y es una foto de un momento en el tiempo. Esta foto en Colombia cambia muy rápidamente. A continuación podemos ver la senda de referencia que regulatoriamente se espera para cada mes del año versus el nivel real en porcentajes de ese máximo de GWh que tendría disponible el país”.

“Esa senda indica el valor mínimo de embalses(reserva de energía) que deben mantener los generadores para poder atender a los usuarios si las condiciones climáticas no son favorables. Hoy el nivel está 3,21 % por encima del mínimo (el esperado por la senda), lo que significa que contamos con alrededor de 3 días de reservas en caso de que deje de llover. Esto quiere decir que no es tanto como se cree y que el agua no le sobra al sistema”, agregó en su análisis.

En esa misma línea acotó que se tiene la idea de que los embalses tienen capacidad infinita, cuando en realidad son tanques de agua con diferentes tamaños. En Colombia, esos tanques no son tan grandes como se dice; el país tiene solamente un embalse que tarda alrededor de 1 año en “secarse” mientras más de la mitad, en menos de 2 meses sin que les caiga agua (lluvia y afluentes de ríos), estarían por debajo del nivel necesario para entregar energía.

“Ahora, comparando la oferta (aportes en energía) vs la demanda (usuarios), el balance ha cambiado significativamente en los últimos años. Hace 10 años (el anterior fenómeno de “La Niña”) el país contaba con un exceso de oferta de energía, es decir que los embalses podían abastecer la demanda actual (2011) y les sobraba. Sin embargo, hoy en día, aún con niveles de embalses superiores, ya no alcanza para atender a todo el país”, dijo Acolgen.

La Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica recordó que los aportes del sector eléctrico en el 2021 superaron los 7 billones de pesos (impuestos, tasas, parafiscales) y en los últimos 5 años esos aportes superan los 26 billones de pesos. Así mismo, indicó que toda la expansión del servicio se hizo con recursos privados, y son montos que han superado los 140 billones de pesos.

La Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica recordó que los aportes del sector eléctrico en el 2021 superaron los 7 billones de pesos. | Foto: © 2012 Ed Freeman

Ante todo esto, cerraron diciendo que el respeto por la institucionalidad es un pilar fundamental para seguir teniendo seguridad jurídica y reglas de juego claras para empresas públicas y privadas que han apostado por nuestro país, pero reiteraron su disposición a sentarse a hablar y buscar salidas concertadas en pro de la estabilidad económica del país y recordaron que las decisiones arbitrarias solo terminan perjudicando la confianza de los inversionistas.