Si bien los comerciantes alrededor del mundo ya se prepararon o hicieron sus pedidos de los juguetes que esperan vender para Navidad, es posible que la mercancía no les llegue a tiempo o que la poca que les llegue se les acabe demasiado rápido, dejando insatisfechos a muchos de sus clientes, en especial a aquellos que buscan lo que está de moda para esta temporada.
Este pronóstico obedece a las secuelas de la pandemia, la cual desajustó las cadenas globales de suministro, así como por un grave problema de escasez de trabajadores en China, el mayor productor de juguetes del mundo. El envejecimiento de la población, la baja tasa de natalidad y la reducción de la migración del campo a las áreas urbanas en donde se encuentran las fábricas hacen que hoy el gigante asiático tenga menos trabajadores disponibles.
El resultado es que para los padres va a ser más difícil o más costoso adquirir los juguetes que sus hijos le pidan en su carta al Niño Dios. Es más, expertos en tema consultados por la agencia Bloomberg sostienen que en fechas como Black Friday (que en Colombia también se ha convertido en una importante jornada comercial) es factible que se venda todo el inventario disponible y que los que no lleguen a tiempo se queden sin juguetes, pues no habría capacidad para volver a proveer para el 24 de diciembre.
Se pronostica que entre los juguetes más pedidos este año estará el tradicional Tamagochi, una especie de mascota robótica que cada vez tiene más funcionalidades y que es producido por Fisher-Price, propiedad del gigante Mattel, y una cocina del programa animado infantil Blue’s Clues.
Gran parte del inventario sigue atascado en los puertos y a esa demora se suma una creciente demanda, que venía represada desde el año pasado, cuando aún con confinamientos y cuarentenas muchos padres no salieron a comprar o prefirieron posponer los regalos grandes para 2022. Tan solo en Estados Unidos las ventas de juguetes crecieron un 15 por ciento en el primer semestre de este año, totalizando 22.500 millones de dólares.
Empresas como Hasbro, dueño de marcas como Monopolio y My Little Pony, han optado por asegurar sus contratos en nuevos puertos y embarcaciones que le permitan traer su mercancía desde China, donde se fabrica la mitad de su producción. Aunque esta compañía estadounidense tiene fábricas en Vietnam, India e Irlanda, se ha visto obligada a subir precios para compensar la falta de inventario, señalan en Bloomberg.
El impacto de las redes
Así como en muchos otros aspectos, en materia de juguetes las redes sociales y, en particular Tik Tok, están siendo claves a la hora de generar tendencias en cuanto a los pedidos de los niños. Una de ellas es una lámina de silicona llamada pop it que trae burbujas para explotar con los dedos, en una acción similar a cuando se explotan las burbujas de los plásticos que se usan para envolver productos delicados. Hoy, los pop it no solo están en las jugueterías, sino que se convirtieron en uno de los pedidos para el Niño Dios.
Los pop it son hoy un fenómeno pues los piden grandes y chicos (también se venden como artículo antiestrés), si bien hay fabricantes locales que se animaron a hacerlo, la mayoría es importado y se consiguen en cualquier papelería o feria comercial de las que abren de forma itinerante en las calles del país. Actualmente, son un verdadero fenómeno de consumo, que a muchos les recuerda el boom de los fidget spinners en 2017.
La oferta de pop it es bien amplia en formas y tamaños y en portales como Mercado Libre se consiguen desde 13.000 pesos sin el envío. Este juguete hoy reemplaza a modas de años anteriores como el spinner, las muñecas coleccionables LOL y los squishies.