Termopaipa, una planta que genera energía con carbón en el departamento de Boyacá desde hace 60 años, decidió montarse al bus de la transición energética que está liderando Colombia en la región y construirá una gran solar para ser más sostenible.
Andrés Felipe Arbeláez, director de Sostenibilidad Corporativa de Gensa (empresa a cargo de la planta), aseguró que el proyecto está en etapa de planeación y convertirá a Termopaipa en la primera térmica a carbón en Colombia que tendrá una granja solar como parte de sus operaciones.
La planta comenzará el proceso de cierre de uno de sus patios de almacenamiento de cenizas para construir en su lugar una granja solar de 4,5 megavatios de capacidad, que generará la energía que necesitan las torres de enfriamiento de agua que se están construyendo actualmente en Termopaipa.
“La térmica tiene dos patios, el más antiguo ya tiene almacenado cerca de 700.000 toneladas de ceniza, y el segundo tiene cerca de dos millones. Un porcentaje de estas cenizas queda enterrado en el suelo, como lo dispone la norma, y otro porcentaje se extraerá para ser comercializado en el sector de construcción porque sirve como base para el Metro de Bogotá y las placas de las vías por dónde transita Transmilenio”, explicó Andrés Felipe Arbeláez.
Aunque hasta ahora el proyecto está en su fase de diseño, la empresa calcula que se necesitarán unos $15.000 millones para hacerlo realidad y que en octubre de 2023 esté en operación.
Andrés Felipe Arbeláez destacó que, desde el punto de la sostenibilidad, las plantas térmicas, aparte de que le dan la garantía al país de la sostenibilidad y respaldo en energía, son formas de generación más sostenible y eficientes, tanto por ocupación de terrenos como por explotación de recursos.
Por ejemplo, para generar con paneles solares la misma energía que Termopaipa, que tiene una capacidad de 180 megavatios, se necesitan cerca de 200 hectáreas. Mientras que la térmica sólo usa 15 hectáreas, ya que el área restante es de compensación.
Además, se debe tener en cuenta que la vida útil de un panel solar está entre los 30 y 50 años, por lo que, una vez cumplido este tiempo, se debe desmontar y reemplazar. Por el contrario, a las térmicas se les puede hacer nuevas inversiones, repotencialización y ajustes tecnológicos para aumentar su vida útil.
“Somos necesarios para la transición energética porque las energías renovables no convencionales son inestables, ya que energía solar solo puede tener durante algunas horas al día y apenas se está desarrollando en el país. Además, los fenómenos de El Niño golpean fuertemente la operación de las hidroeléctricas, y el recurso tampoco es constante”, afirmó el funcionario.
Gensa, que es una empresa de la Nación (94 % de participación), también tiene operaciones en zonas no interconectadas de Colombia como Puerto Inírida, Bahía Solano y Mitú, donde históricamente se ha generado energía con diésel.
Pero desde hace unos años comenzaron a construir en estas zonas granjas solares para que ésta sea la fuente principal de energía y el combustible fósil sea sólo un respaldo. Con este objetivo, se tienen en construcción unos 30 megavatios de energía solar para reemplazar la generación con diésel.
Otro paso hacia la sostenibilidad que dará Gensa es la emisión de bonos a través de la siembra y el desarrollo de eficiencia energética, como lo es el reemplazo de luminarias, movilidad sostenible y alumbrado público.
“Estamos desarrollando un análisis de huella de carbono para emitir bonos y empezar a compensar la huella de carbono. Cuando se tengan los recursos, la idea es que vayan a orientados a proyectos de sostenibilidad. Para 2023 – 2024 ya podremos tener algo muy sólido de la construcción de la huella de carbono y emitir bonos”, aseguró el director de Sostenibilidad Corporativa de Gensa.