La pandemia, que hoy le pasa al país una dolorosa cuenta de cobro tanto de vidas como de infraestructura económica, ha sido un duro golpe para el sector de transporte de carga durante el 2020 y lo transcurrido del 2021. De hecho, según la Federación Colombiana de Transportadores de Carga por Carretera (Colfecar), el Producto Interno Bruto (PIB) de transporte y almacenamiento tuvo una contracción del 20% el año pasado, es decir más de tres veces la reducción de la economía nacional. Es más: la carga movilizada en el 2020 se redujo en 8,1% frente a 2019, cuando la contracción en los meses críticos del coronavirus fue del 30% y el 25% en abril y mayo, respectivamente.
A ello se suma el lamentable estado de la mayoría de carreteras en Colombia y el consuetudinario atraso vial, que retrasan los movimientos de carga. Según la última encuesta nacional de logística elaborada por el Departamento Nacional de Planeación, por ejemplo, los tiempos logísticos en el país son de 21 horas e incluyen cargue, descargue, consecución de mercancía y tiempos de espera. Dichos tiempos equivalen a 7,7 horas, en las que los vehículos se encuentran inactivos y por lo tanto improductivos.
Sin embargo, este segmento de la industria de la movilidad no se detuvo, incluso a pesar de las consecuencias de las marchas de protesta, los bloqueos y el vandalismo que se realizaron hace poco más de un mes.
La razón es que no es, literalmente, una rueda suelta. Se trata de una actividad clave para el desarrollo del país y por lo tanto no puede paralizarse.
La pregunta es: ¿qué hacer para que el transporte de carga sea más productivo y rentable?
Para los asociados a Colfecar, es fundamental en primer lugar reducir sus costos operativos, lo mismo que minimizar tiempos improductivos e invertir en tecnologías 4.0 que optimicen los procesos.
De acuerdo con ese gremio, a pesar de estos esfuerzos que puedan realizar las empresas formales del sector, la rentabilidad se verá afectada por la suma de diversos factores como la competencia desleal a causa de la informalidad y el avance en los proyectos de infraestructura y la política que tiene el Gobierno frente a la regulación de precios en el combustible y peajes.
Sin embargo, no todo es pesimismo. Además de presentar la visión de los transportadores de carga y sus expectativas, esta cartilla también despliega diversas estrategias implementadas por el Ministerio de Transporte en medio de la pandemia, para apoyar al sector y lograr su reactivación económica. Líneas de crédito y exenciones tributarias, para la modernización del parque automotor, hacen parte de dichas medidas.
Nombres como Chevrolet o Nissan presentan acá las últimas novedades en pick ups, diseñadas para trabajos pesados no solo en el reparto de mercancías, sino en otras actividades como la agricultura y la construcción. Es una prueba más de que el futuro, en el horizonte próximo, es alentador.
Las páginas que siguen, pues, son una invitación a creer en la indispensable misión de los transportadores de carga, una operación que, ad portas de la nueva normalidad y la reactivación económica, tiene la oportunidad de convertirse en una de los más rentables y sostenibles del país.