No tiene discapacidades, pero sí una gran capacidad de ponerse en los zapatos de quienes no ven o no oyen y buscar soluciones que les permitan usar la tecnología igual que el resto de las personas. No nació en Estados Unidos, ni hablaba inglés hasta que llegó a estudiar al país del Norte y pese a tener menos de 40 años, es hoy es una de las líderes globales de una las multinacionales más reconocidas.

Se trata de Carolina Hernández, una bogotana, que desde que estaba en el colegio se propuso la meta de estudiar en Estados Unidos, aprovechando que tenía familia en Atlanta. Viajó primero para aprender inglés. A eso se dedicó por seis meses y luego pudo entrar a un community college, donde obtuvo un diploma en diseño de interfaces, pero su idea era ser ingeniera de sistemas. Empezó a planear cómo costear sus estudios, aplicó a muchas becas y así pudo graduarse del Georgia Institute of Technology.

Una de las ventajas de las universidades de alta calidad estadounidenses es que las compañías van a ellas para buscar sus pasantes y así fue cómo, poco antes de graduarse, Carolina pudo entrar a Microsoft hace 13 años. Su trabajo inicial era hacer el website de Windows.com. Fue escalando poco a poco en la gigante creada por Bill Gates y al llegar a ser gerente de programas (program manager) tuvo que empezar a producir documentos, que debían cumplir con requisitos de accesibilidad, es decir, que los sistemas operacionales puedan ser usados por todas las personas, incluso por aquellas con discapacidades. “Son temas que parecen sencillos, pero que son de gran ayuda, como cuando una persona en silla de ruedas va a entrar a un edificio y encuentra un switch de acceso a una puerta a su altura, letras más grandes para personas con baja visión o función que cambia los colores de los caracteres de quienes son daltónicos. Son soluciones que toman en cuenta la discapacidad para mejorar la experiencia”, explica.

Las personas con discapacidad no solo requieren apoyo fuera de sus casas, sino también en la virtualidad. | Foto: Esteban Vega La-Rotta / Publicaciones Semana

Cumplir con los requisitos de accesibilidad de los diferentes programas con los que trabajaba Carolina le cambió la visión de su carrera y del impacto que puede generar, pues cuando empezó con sistemas y computadores estaba convencida de que con ellos podía ayudar a la gente a hacer más cosas, pero con los temas de accesibilidad se dio cuenta que el impacto podía ser mayor. “Por ejemplo, hicimos un desarrollo para Window Store y primero se lo mostramos a la Asociación Mundial de Invidentes, para que ellos nos dijeran si en realidad atendía sus necesidades. De hecho, en el equipo de accesibilidad tenemos personas con discapacidades que hacen codesarrollo. Hacen pruebas para entender qué se está haciendo bien y qué se debe mejorar”, sostiene desde sus oficinas en Seattle.

Una prioridad

El tema de accesibilidad pasó de ser una curiosidad a una pasión para esta ingeniera de sistemas, que desde ese momento convirtió en prioridad ofrecer ese tipo de soluciones en todos los programas en los que trabaja. Hace cuatro años, en la empresa se abrió el cargo para liderar el desarrollo del narrador de Windows (una aplicación de lectura de pantalla), clave para los usuarios invidentes. Ella se postuló y una vez allí vio otras posibilidades para cubrir más discapacidades.

Actualmente, el equipo de accesibilidad de Windows es de unas 30 personas que trabajan en la casa matriz y en la India. Tienen desarrollos como subtítulos en vivo, los cuales facilitan que todos consuman contenido de audio, por ejemplo, en reuniones virtuales, donde si no se prende la pantalla, los sordos no pueden leer los labios o el acceso por voz para controlar un PC. “No ha sido superfácil, pero puedo decir que la ventaja es que siempre que recibido apoyo de mentores con los que trabajo. De hecho, esa es una de las filosofías que aplico: rodéate de gente que te ayude a triunfar y a ayudar a los demás”, sostiene y admite que, aunque en ingeniería de sistemas aún faltan muchas más mujeres, cada vez hay más en áreas técnicas. “Cuando estaba en la universidad de 100 estudiantes, apenas cinco éramos mujeres, fue un poco difícil, pero ahora tengo esperanza, porque veo más colegas”, reitera.

La educación virtual debe ajustarse al lenguaje de señas para la población sorda. | Foto: Getty Images

Su meta es seguir trabajando en diseño inclusivo (inclusive design), pues considera que hay muchos campos de trabajo como las herramientas de aprendizaje, que les permitan a las personas con discapacidad tener igualdad de oportunidades con la tecnología y esto no solo es para impedimentos físicos, sino, por ejemplo, también para atender a quienes tienen dislexia o falta de atención

Carolina es más que una historia de migración exitosa, que ha logrado cumplir el sueño americano. Es una líder convencida de que para llegar a la meta no solo hay que encontrar y trabajar en algo que lo “apasione a uno”, sino que también es clave poder motivar a las personas.