Los programas técnicos laborales han comenzado a ganar popularidad entre las universidades colombianas. La razón es que estas instituciones se están adaptando no solo a las nuevas demandas del mercado laboral, que hoy espera talento humano con conocimientos específicos, sino que además buscan llegar a una nueva generación de jóvenes y familias que tienen otras expectativas y posibilidades asociadas al tiempo dedicado a la formación después del colegio y a su costo.
A mediados de 2023, la deserción en la educación superior en Colombia llegó al 46 por ciento, según Fedesarrollo. Los jóvenes de estratos 1 y 2 representaron el 70 por ciento. Este indicador obedece, entre otros motivos, a la dificultad que existe para financiar las carreras en modalidad de pregrado. Una realidad que convirtió a los programas técnicos laborales en una opción atractiva.
“Desde 2018, los jóvenes han estado buscando programas que les permitan un tránsito rápido al mercado laboral. Incluyen certificaciones aceptadas por las empresas para engancharse de manera más fácil al mundo productivo”, explicó Óscar Domínguez González, director ejecutivo de la Asociación Colombiana de Universidades (Ascun).
La tendencia es clara y por eso muchas instituciones de educación superior colombianas están ampliando su oferta académica a nuevas alternativas. De acuerdo con Ascun, actualmente en el país se ofertan 15.414 programas de Educación para el Trabajo y el Desarrollo Humano (ETDH), de los cuales 802 pertenecen a universidades tradicionales. Asimismo, de las 89 universidades reportadas en el SNIES, el 60 por ciento ofertan programas técnicos.
Facilitar el acceso
Este año, la Universidad de La Salle amplió su iniciativa TecLab ofreciendo más de 15 programas técnicos laborales nuevos en áreas como salud, administración, tecnología e industria 4.0, infraestructura urbana, cultura, agro y medioambiente.
“Las nuevas dinámicas de capacitación y necesidades del mercado laboral han conllevado una reflexión al interior de nuestra universidad en términos de articulación, flexibilidad, vigencia de programas, apertura a nuevas formas de educación y la calidad en los procesos de enseñanza y aprendizaje”, aseguró Niky Alexander Murcia, rector de Unisalle.
La decisión de sintonizarse con la realidad y expectativas de los jóvenes llevó a esta institución a configurar una nueva apuesta institucional que permitió trasladar a la práctica todas esas reflexiones “y llegar a los interesados en procesos formativos cortos, flexibles y enfocados en una batería de competencias particulares”.
La Universidad Santiago de Cali (USC) es otro de los referentes de este cambio. En su caso se destaca la oferta de programas técnicos laborales con convenios y beneficios para los estudiantes. El programa más popular es el técnico en cocina internacional. Más allá de desarrollar habilidades laborales, la universidad busca cerrar brechas sociales ofreciendo educación accesible.
Según su rector, Carlos Andrés Pérez Galindo, “Cali está viviendo un fortalecimiento en la parte de servicios tecnológicos, de salud y también en servicios gastronómicos. Aquí justamente se ha detectado una dificultad para contratar personal de gastronomía con un buen nivel de formación y que brinde un servicio acorde con lo requerido en la ciudad, que es un destino turístico importante. También lo hemos detectado en el tema de gestión de datos y redes. Si sumamos esto a los factores demográficos, decidimos ampliar la oferta académica para que una población cada vez menos joven tenga mayores posibilidades de trabajar y desarrollarse mediante una formación balanceada entre la excelencia académica y unos costos muy económicos”.
Otro caso interesante es el de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (Unab) que, buscando ampliar su cobertura a diferentes grupos poblacionales, abrió una oferta de técnicos laborales en áreas como mercadeo, seguridad, alimentos y gestión administrativa, a los que pueden inscribirse interesados desde los 16 años.
Con esta nueva propuesta, la institución complementa su oferta de programas tecnológicos y fortalece su portafolio académico de ciclo corto. “La universidad ha decidido incursionar en este proceso porque también le interesa llegar a aquel público que busca recibir una formación práctica que no le tome mucho tiempo. Es una nueva apuesta que la Unab hace para toda la comunidad de Santander y en especial de la ciudad de Bucaramanga”, puntualizó Sandra Melissa González, coordinadora de los Programas Técnicos Laborales fotografía_ de la Unab.