Hace diez años, el laboratorio farmacéutico alemán Merck decidió simplificar sus operaciones globales, lo que en Colombia implicó la venta de su planta en la zona de Puente Aranda en Bogotá. El comprador fue un grupo de inversionistas nacionales que vieron allí una oportunidad, pues no solo podían seguir fabricando los medicamentos que hacía Merck en el país, sino atender otras empresas del sector.
Así nació Altea, una farmacéutica colombiana que el año pasado facturó más de 100.000 millones de pesos y hoy se ubica en la posición 50 entre las 150 más grandes de ese sector, escalando 10 posiciones con respecto a 2020. Néstor Negrete, director general de la compañía, explica que cuando compraron la planta de Merck se quedaron con los 160 empleados que allí laboraban y decidieron enfocarse en la fabricación de medicamentos por contrato, en el cual se comprometen a elaborar los productos de marcas específicas y no trabajan con marca propia.
Comenzaron produciendo lo que en la jerga del sector se conoce como formas farmacéuticas clásicas (orales, tópicas, rectales, etc.), con excepción de inyectables y antibióticos. Luego incursionaron en el mercado de los dermocosméticos, en especial filtros solares. Ahora no solo le fabrican a Merck, sino también a Pfizer, GlaxoSmithKline, la multilatina uruguaya Megalabs y a P&G, entre otras.
Los productos de Altea llegan a más de 15 países entre los que se encuentra toda Centroamérica, Ecuador, Perú, Singapur, Malasia, Chile, México, Australia, Nueva Zelanda, Irlanda y Brasil, estos últimos países reconocidos como de alta complejidad en temas regulatorios. En 2021 dieron inicio a la comercialización en Estados Unidos de productos con derivados de cannabis.
Lograr esos niveles de producción ha implicado un aumento del personal y de la capacidad instalada. Hoy ya emplean directamente a 370 personas y generan 250 empleos indirectos. Incrementaron su capacidad de producción anual a más de 30 millones de unidades/empaque al año y han invertido más de 50.000 millones de pesos en tecnología de última generación, con el objetivo de integrar y automatizar sus procesos.
Impacto de la pandemia
Altea, cuyo nombre proviene de la diosa griega de la salud y pertenece al grupo empresarial colombiano Cieno, sintió como el resto de sectores de la economía el golpe de la pandemia, no tanto en lo que respecta a la demanda por medicamentos, que se mantuvo estable, pero sí en filtros solares, pues con la caída del turismo y el trabajo en casa, se redujeron las compras de este artículo.
Otro efecto que sintieron –recuerda Negrete– fue el de una menor disponibilidad de materias primas, con esperas muy largas de las importaciones (problema que aún persiste), así como aumentos en los costos de los insumos. No obstante, su producción ya está en nivel de 2019 y los ingresos se ubican dentro del presupuesto.
Para 2022, Negrete explica que el plan es seguir impulsando el crecimiento de la industria farmacéutica en Colombia, con sistemas de calidad al alza y certificaciones para varios países, pues para poder exportar necesitan el permiso de las autoridades de salud equivalentes al Invima.
Aclara que pese a lo tecnificada que está su planta, no están en capacidad de producir vacunas, pues estas requieren un montaje especial; su trabajo es desarrollar y madurar proyectos con las multinacionales para luego poderles fabricar sus medicamentos.
Altea es el único laboratorio colombianos dedicado al 100 % a la manufactura por contrato. Otros lo hacen como complemento a su marca propia y esa especialización es la que les ha permitido cada vez más abrir nuevos mercados como, por ejemplo, en Nueva Zelanda, país al que le proveen todos los corticoides de su sistema de salud.
Eso lo tiene claro el grupo empresarial Cieno, dueño de Altea, el cual lleva más de 30 años concentrado en sectores económicos relacionados con el área de la salud (prestación, negocios hospitalarios, laboratorio y comercialización de productos farmacéuticos). Entre sus inversiones también se destacan Altadis (empresa especializada en comercialización de productos farmacéuticos); la Clínica Azul, que ofrece servicios hospitalarios de alta complejidad a afiliados a medicina prepagada y planes de salud voluntarios; BlueCare, un operador de salud, cuya marca es MedPlus Medicina Prepagada, y Medcontact Center, un contact center especializado en salud.