Usar o no usar la tarjeta de crédito. Ese es el dilema al que se enfrentan muchos colombianos actualmente, no sólo por los ajustes que, mes tras mes, se realiza a la tasa de usura; sino, por los costos operacionales que los bancos están aplicando para este tipo de productos financieros.
Sin embargo, si está pensando en utilizar esta herramienta para hacer compras en el ‘Black Friday’, que se realizará del 25 al 27 de noviembre, es necesario que analice todo el panorama que rodea sus finanzas para las transacciones que esté contemplado llevar a cabo, no se traduzcan, posteriormente, en un golpe a su bolsillo y termine endeudándose más.
Es innegable que tener una tarjeta de crédito ayuda a salir de algún “apuro financiero”. Sin embargo, la prudencia es clave para darle un adecuado uso, es decir, si la obligación que va adquirir con este producto financiero es necesaria o sólo es un capricho del momento.
Pedro Rafael Solórzano Campos, docente del Máster Universitario en Dirección y Gestión Financiera en VIU (Universidad Internacional de Valencia), manifiesta que “es fundamental que antes de realizar compras, los consumidores analicen su capacidad real de pago, pues es común que los usuarios de las tarjetas de crédito se olviden de que esas compras tienen unos intereses a los que tendrán que hacer frente”.
Por esa razón, aconseja no acumular varios pagos bajo este esquema, debido a que esto puede, incluso, llevar a la persona a “caer en una espiral de endeudamiento a largo plazo”; situación que suele presentarse con jornadas comerciales como el ‘Black Friday’ o ‘Viernes Negros’, donde los descuentos y promociones incitan al consumidor y termina este gastando por encima de sus posibilidades económicas.
Entonces, para disfrutar de estas fechas, sin incrementar deudas y realizar una gestión responsable de las finanzas, el experto recomienda, en primer lugar, realizar un listado que sirva como guía para las adquisiciones; es imprescindible a fin de evitar las compras compulsivas, así como echar un vistazo al precio del mismo producto en distintos establecimientos.
“Lo más idóneo es que las prioridades aparezcan anotadas según su preferencia y las necesidades personales que motivan su compra”, apuntó.
Lo segundo, no usar la tarjeta como una extensión del dinero. “Uno de los problemas más frecuentes de las tarjetas de crédito es emplearla como si se tratase de dinero en efectivo, sin darse cuenta de que es una línea de crédito por la que habrá que pagar más adelante. Por ello, aunque permita dilatar el pago de un bien o servicio, no quiere decir que eso se tenga que hacer siempre ni de manera continuada”, subrayó.
Asimismo, indicó que se debe evitar la financiación a largo plazo. Aquí, señala que una de las prácticas más extendidas en el mundo de las compras y, en concreto, cuando van asociadas a pagos con tarjeta, es comprar por encima de las posibilidades financieras reales. “Aunque puede ser una gran ayuda para realizar un pago puntual, las tarjetas de crédito no deben emplearse en el día a día, pues si se abusa de esta práctica, el consumidor irá enlazando deudas, facilitando el endeudamiento a largo plazo”, enfatizó.
También, considera determinante que el usuario o titular del producto financiero, sepa al momento de usarla, cuáles son los intereses que se aplican por una compra. En este sentido, recomienda Solórzano Campos que se debe ser cauteloso, examinar las alternativas y evitar endeudarse por encima de la capacidad de pago. “No obstante, en caso de que no haya otra alternativa, conviene contar con este gasto en el presupuesto de los próximos meses para que el dinero se pueda devolver sin problemas”, dijo.
Y finalmente, es importante fijar un límite de uso para no sobrepasar el presupuesto preestablecido en el uso en la tarjeta. “De esta forma, cuando las ganas de adquirir algo se hacen irresistibles y sobrepasa la conciencia de no tener suficiente dinero para sufragarlo, se evita la tentación de acudir a esta forma de conseguir dinero rápido de manera sencilla”, puntualizó el experto.