Las realidades de las pensiones en Colombia, que, por demás, están sobreexpuestas en el debate, deberían ser motivo de desvelo para los que hacen la política pública en Colombia. Se trata de una bomba de tiempo, no solo desde el punto de vista social, sino económico y más. No en vano, con el paso de los años ningún gobierno se ha lanzado a tocar el tema, en parte, por el costo político que tendrá para el que lleve la propuesta al Congreso de la República.
Pero eso sí, es impajaritable que se haga una reforma a un sistema en el cual, se gasta una enorme cantidad de recursos que son aportados por todos los colombianos a través de los impuestos, para que, en definitiva, solo 1 de cada 4 personas mayores acceda a una pensión contributiva, lo que a su vez lleva a millones de colombianos a necesitar un subsidio o simplemente, vivir una vejez en el desamparo.
Mucho gasto ineficiente
Por el lado del gasto, ni hablar. El país gasta entre 3,5 y 4 % del PIB en pensiones y semejante volumen de plata se va, en su mayoría, en subsidiar mesadas altas, muchas de ellas, ancladas en los regímenes especiales que todavía existen. De hecho, “2,3 % del PIB se va en regímenes especiales, que representan 20 % de todos los pensionados”, sostuvo Óscar Becerra, profesor de economía de la Universidad de los Andes.
El 1,2 % corresponde a las transferencias que hace el gobierno a Colpensiones, donde también las mesadas son subsidiadas, pues los años de disfrute de la pensión sobrepasan con creces el tiempo que podría financiar el ahorro hecho por el ciudadano. Lo más inaudito es que solo un 0,17 % se gasta en el apoyo a 1,5 millones de personas vulnerables, a través del programa Colombia Mayor. Es decir, “estamos haciendo todo al revés”, sostuvo el experto de los Andes.
El sistema de pilares sí, pero no así
Ahora que se cocina una reforma pensional, de la cual, ya se han destapado varias propuestas, es clave poner el foco también en esos puntos, que son un Talón de Aquiles del problema general y que poco se mencionan.
El problema general es que no hay suficiente cobertura para un gasto tan enorme que, además, es insostenible, por razones que repetidamente han expuesto los expertos que hablan del tema: las nuevas generaciones no están cotizando, los colombianos se están envejeciendo, las mujeres viven muchos más años que los hombres, pero aportan menos tiempo al sistema, con lo cual, reciben menores ingresos en la vejez.
La propuesta del gobierno apunta a un sistema de pilares que arranca con un peldaño de solidaridad, en donde se deben enfocar los recursos de los subsidios. El siguiente, escalón, estaría alimentado por el traslado de personas que ganan hasta cuatro salarios mínimos y están en fondos privados, los cuales, tendrían que llegar a Colpensiones. Y el tercero sería el del ahorro voluntario: “si quiero recibir más ahorro más”.
Para Óscar Becerra, quien resalta que en el país ni hay cobertura ni sostenibilidad financiera, la propuesta que llevaría a corregir muchas de las deficiencias que tiene el sistema pensional, sería bajar el umbral, es decir, llevar a los afiliados de hasta dos salarios mínimos, al régimen público, y no como está planteado ahora (hasta cuatro salarios mínimos). Esto evitaría que el hueco que se forma en pensiones, porque todas son subsidiadas, se agrande más. El cálculo del experto es que, con el traslado que originalmente propone el gobierno, más el pilar solidario, se estaría multiplicando por 2,7 el valor presente neto de la deuda pensional.
No tenemos ahorradores
El sistema pensional depende del ahorro de las personas y es lo que no todos quieren hacer, por múltiples circunstancias: que se lo roban, que no me voy a pensionar... La forma en la que se debe incentivar el ahorro, como parte de una cultura, fue mencionado como clave por Mauricio Olivera, expresidente de Colpensiones.
El problema es la falta de confianza en el modelo, según agregó el experto. “Al colombiano le corresponde estar en contra del sistema. Dice que lo engañaron (cuando le vendieron la idea de los fondos privados), y finalmente acude a los jueces, para que, a través de demandas, le devuelvan su derecho a una pensión más o menos para poder sostenerse en la vejez”.
“Lo cierto es que Colombia no carece de afiliados al sistema pensional. De hecho, si se suman los que están en fondos privados más los de Colpensiones, hay 25 millones de personas, es decir, toda la población económicamente activa. Pero tenemos un problema de diseño”, señala Becerra, y es que, “esa plata que tienen los colombianos que no logran acumular las suficientes semanas antes de cumplir la edad de pensión, se les devuelve con un ‘gracias’, aquí está su ahorro que no le alcanzó”, agrega.
Sin la reforma laboral, la pensional no funciona
Otras voces participantes en el foro, hablaron de la posibilidad de no devolver los ahorros, como lo sostuvo Ricardo Bonilla, experto en pensiones, hoy dedicado a dirigir Findeter. “El objetivo de un sistema pensional no es devolver la plata”.
Bonilla destacó las inequidades, como la que indica que, pese a tener a toda la población económicamente activa en el mercado laboral, que alguna vez ha ahorrado, solo el 39 % cotiza efectivamente y lo hace de manera irregular, debido a las características de los contratos de trabajo.
En consecuencia, para Bonilla, “cualquier reforma al sistema pensional debe llevar implícito una reforma laboral”.
El experto también se mostró partidario de los subsidios al adulto mayor que ya no podrá ahorrar para tener un apoyo económico en la vejez, pero, enfatizó en que este tendrá que ser financiado a través del presupuesto general, “no puede ser a partir de las cotizaciones”.
Bonilla también dijo que la reforma que está tramitando el gobierno no está cubriendo el error de los regímenes especiales, pues, buena parte de los altos subsidios están allá. “Por esa razón, en la reforma tributaria se había introducido un impuesto a las pensiones altas que, finalmente, no fue aprobado”.