Francisco Alejandro Martínez es arquitecto egresado de la Universidad Pontificia Bolivariana, pero sobre todo es un constructor de sueños. Un antioqueño con bases muy sólidas y el artífice de Arquitectura y Concreto, su empresa, en la que “se ve reflejada todo el trabajo de mi vida y lo que he hecho por mi carrera, por mi familia y por el país”. Es franco y directo, y aunque no le resulta fácil hablar de sus logros, reconoce que hoy son una empresa grande “y por eso me siento orgulloso de mi gente, que es lo más valioso, pues he logrado armar un equipo de altísima eficiencia”.

¿Cuál ha sido su inspiración y la clave para el éxito de Arquitectura y Concreto?

FRANCISCO ALEJANDRO MARTÍNEZ: Soy un soñador de proyectos. Nuestra prioridad siempre ha sido ver qué es lo que necesitan las personas y tratar de satisfacer esa necesidad. Nos ponemos en los pantalones del cliente y ver qué puede pagar, qué necesita y dónde le gustaría estar. Ese ha sido uno de nuestros grandes aciertos, siempre tratar de ubicar los proyectos en las mejores zonas, porque creemos que ahí radica la valorización y el buen goce del inmueble.

Cada persona tiene un sello particular que lo convierte en líder, ¿cuál es el suyo?

F.A.M.: Lo que he tratado, como líder de esta empresa, es que el equipo me siga y copie mis ideas, especialmente en la parte humana. Tenemos que ver a los clientes como seres humanos que tienen una necesidad y que están confiando en nosotros, por lo que hay que responder a esa confianza y merecerla. En Arquitectura y Concreto nos preocupamos por ser lo suficientemente buenos y entregar un producto de calidad.

Hoy la sostenibilidad cumple un papel fundamental. ¿Desde su rol empresarial cómo han hecho para que esta palabra cobre vida?

F.A.M.: Hace más de 20 años venimos trabajando en una sostenibilidad real. Por ejemplo, no compramos ningún ladrillo que se queme con carbón, sino que tiene que ser quemado con gas, que es mucho más limpio; tampoco madera que venga de bosques nativos o naturales, tiene que ser de bosques reciclados; compramos arena a las gravilleras y ladrilleras que estén certificadas por las entidades del medioambiente; no permitimos el ingreso de vehículos con más de diez años de vida o que no tengan el certificado de gases. Creemos que son medidas eficientes y que han evitado miles de toneladas de CO2 a la atmósfera.

¿Qué logro de Arquitectura y Concreto lo hace sentir orgulloso?

F.A.M.: Voy a mencionar uno que es icónico para los habitantes de Medellín: el Centro Comercial El Tesoro. Al principio los vecinos no lo entendieron, pero se logró desarrollar en un momento difícil para la economía, en el año 2000, en medio de una crisis muy brava. Es un proyecto asociativo en el que los mismos comerciantes fueron los que me apoyaron. Hoy es uno de los centros comerciales más visitados de Medellín. También, somos parte de World Trade Center en Pereira, un centro de negocios que abre puertas a nuevas oportunidades de inversión y crecimiento empresarial en la ciudad.

¿Algún otro hito que destacaría de la compañía?

F.A.M.: No somos de hitos, sino de una permanente evolución. Cada año tratamos de mejorar, de hacer más proyectos. La premisa es que Arquitectura y Concreto sea una organización humana. Siempre he tratado de defender el buen trato, el buen ambiente, los buenos salarios y que esta empresa sea un lugar ideal para trabajar, que haya una conexión entre todos nosotros y, lo más importante, con los clientes.

Como empresario los desafíos son constantes, ¿cuáles han sido los más retadores?

F.A.M.: Espero no ser malentendido, pero para nosotros han sido mejores las crisis que las bonanzas. Y es porque hemos tratado de hacer proyectos bien situados, bien construidos y nunca poniendo en riesgo la estabilidad. En tiempos de crisis no es que la gente deje de comprar, sino que se reduce el volumen de viviendas que se venden. Las pocas personas que compran se vuelven muy selectivas y tratan de buscar lo mejor que encuentren en el mercado y es ahí cuando hemos sacado ventaja.

Las ciudades han cambiado y también las expectativas de quienes compran vivienda. ¿Cuáles son las claves para que los proyectos sean exitosos?

F.A.M.: El cliente ha evolucionado e internamente decimos que sabe más que nosotros. Por eso tenemos que tratar de adivinar sus preferencias y adelantarnos a ellas. El cliente es cada vez más exigente y los espacios individuales son más pequeños, porque la capacidad de compra y los salarios no han subido al mismo nivel que los precios de la vivienda y nuestros compradores le apuestan a la valorización. Ahora, con espacios más pequeños, se han aumentado las zonas comunes y de esparcimiento y también vemos que los jóvenes no piensan en una vivienda a largo plazo. Por eso buscan inmuebles que se vendan fácil.

:¿Cómo se imagina las ciudades del futuro?

F.A.M.: Me referiré a Bogotá, que hoy es inmensamente grande. Me imagino una ciudad que no se siga desarrollando hacia el exterior, porque es inmanejable. Le apostamos a una ciudad más compacta y densa, en donde se hagan todas las actividades en un radio de media hora, con parques, áreas de salud, comercio y oficinas. Con nuestros proyectos Colina Living y Nuva Park, al norte de Bogotá, avanzamos en esa meta.

Finalmente, ¿qué consejo les daría a quienes hasta ahora comienzan en el camino del liderazgo empresarial?

F.A.M.: Pensar en el cliente. Deben preocuparse por ser financieramente estables. No sientan que la plata que se ganan es de ustedes, es un dinero de la sociedad que se lo confía. Ninguna empresa va a vender sus productos si no tiene en cuenta las necesidades, los gustos y el bolsillo del consumidor. Si uno se enfoca en eso, tiene productos exitosos y cuenta con una solidez financiera, se asegura el futuro como emprendedor.