Hay, definitivamente, un cambio en la forma como las personas y las empresas se relacionan con los inmuebles, lo cual ha acentuado las dinámicas de negocio que se percibían desde hace unos años. Por ejemplo, resalta José Ramón Ramírez, socio fundador de Ramírez y Cardona Abogados, existen unos tipos de inmuebles menos demandados en la actualidad, como es el caso de las oficinas, y otros, por el contrario, están en su mejor momento, como los relacionados con logística.
“La flexibilidad ahora será la constante. En las oficinas se está abandonando el esquema del puesto de trabajo fijo y se abre el esquema de hot desk o puesto de trabajo itinerante. Esto, sumado a la alternancia en los días de trabajo presencial, ha generado una menor demanda por áreas de oficina, y los precios de los arrendamientos así lo reflejan”.
La nueva normalidad de los inmuebles
Esquemas alternativos y flexibles de gestionar los inmuebles, de la práctica legal y hasta de las formas de trabajar en equipo son las lecciones que deja la pandemia a los agentes del negocio inmobiliario y a las mismas firmas de abogados.
Según Ramírez, también se observa un apetito acelerado por afianzar la vivienda propia y no vivir en arrendamiento, lo que ha redundado en el dinamismo de la industria de la construcción. Otra tendencia muy relevante es un veloz repunte del sector logístico en todas sus gamas de propiedad inmobiliaria, desde las grandes bodegas logísticas hasta las de última milla, especialmente demandadas con ocasión del auge de los mecanismos de comercio electrónico, que se consolidaron como resultado de la pandemia.
La otra lección aprendida luego de la coyuntura de 2020, dice, es que los inmuebles tocan a todos como comunidad –desde los hogares hasta las grandes empresas–, y eso quedó demostrado con los problemas legales que fueron objeto de revisión con la pandemia. “La finca raíz es un sector transversal a casi toda la sociedad, unos en calidad de arrendatarios, de arrendadores, compradores, vendedores, empresarios e inversionistas…”. Por ello, señala que los problemas relacionados con la terminación temprana de contratos de arrendamiento o con la disminución del canon fueron comunes en grandes superficies, oficinas, locales comerciales y también la vivienda.
Para Ramírez es asombroso cómo la pandemia consolidó la práctica legal en derecho inmobiliario. “La demanda por servicios legales especializados en temas inmobiliarios ha sido la más alta en los últimos años. Cada vez más los clientes perciben la necesidad de la especialidad y reconocen en ella más valor”.