Este jueves 24 de febrero, la Bolsa de Moscú anunció la suspensión de sus operaciones en todos sus mercados “hasta nuevo aviso”. La decisión se produjo después de que se registraran ataques a ciudades ucranianas por parte de fuerzas militares rusas desde el 23.

Anton Gerashchenko, quien se desempeña como asesor del ministro del Interior de Ucrania, advirtió más temprano el miércoles “la invasión de Rusia ha comenzado” ante los “ataques con misiles en Kiev”, advirtió.

“Acaba de haber misiles en el cuartel general militar, aeropuertos, almacenes militares, cerca de Kiev, Kharkov, Dnieper”, publicó el funcionario en su cuenta de Facebook, junto con el mensaje:

“Los disparos en la frontera están en marcha. Una nueva realidad geopolítica en el mundo a partir de hoy. O Ucrania y el mundo detendrán al nuevo Hitler ahora o habrá una tercera guerra mundial. ¡La verdad está con nosotros! ¡El Señor está con nosotros! ¡Protegemos nuestra tierra! ¡La victoria estará sobre nosotros!”.

Así mismo, en una transmisión de televisión, el presidente ruso, Vladimir Putin, anunció que habrá represalias a quienes interfieran con la operación rusa en Ucrania. “A cualquiera que considere interferir desde el exterior, si lo hace, enfrentará consecuencias mayores que cualquiera que haya enfrentado en la historia”, manifestó de acuerdo con el Daily Mail.

Ante esto, el embajador ucraniano ante la ONU, Sergiy Kyslytsya, declaró que Rusia debe “parar la guerra”, en el marco del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en una reunión de emergencia sobre Ucrania.

“No es una guerra, es una operación militar”, dijo por su parte su homólogo ruso Vassily Nebenzia, al responder a su homólogo ucraniano.

Las cuatro claves para entender el conflicto

Las tensiones entre Rusia y Ucrania tienen una historia que se remonta a la Edad Media. Ambos países tienen raíces comunes en el Estado eslavo oriental de Kievan Rus. Por esta razón, el presidente ruso, Vladímir Putin, habla siempre de “un solo pueblo”.

En realidad, los destinos de ambas naciones estuvieron separados durante siglos, surgieron dos idiomas y culturas. Mientras Rusia se convirtió políticamente en un imperio, Ucrania no logró establecer su propio Estado. En el siglo XVII, grandes áreas de la actual Ucrania formaron parte del Imperio ruso. Tras su desmoronamiento en 1917, Ucrania se independizó por poco tiempo, hasta que la Rusia soviética reconquistó el país.

En diciembre de 1991, Ucrania, junto con Rusia y Bielorrusia, fue una de las tres repúblicas que sellaron la disolución de la Unión Soviética. Moscú quería conservar su influencia y vio, entre otras cosas, en la creación de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) un instrumento para lograrlo.

En el Kremlin también creían que el suministro de gas barato sería una manera de controlar al país vecino. Pero no fue así, pues mientras Rusia y Bielorrusia formaron una estrecha alianza, Ucrania tenía la mirada puesta en Occidente.

Al Kremlin le desagradó esa postura, pero no hubo conflicto en la década de 1990. Moscú no estaba preocupado, porque Occidente no quería integrar a Ucrania. La propia Rusia estaba económicamente debilitada, entre otras cosas también por las guerras de Chechenia. En 1997, Moscú reconoció, con la firma del llamado Gran Tratado, las fronteras de Ucrania, incluida la mayoría étnica rusa que habitaba la península de Crimea.

Primeras grietas en la amistad postsoviética

Bajo la presidencia de Putin, se produjo la primera gran crisis diplomática entre Moscú y Kiev. En otoño de 2003, Rusia comenzó a construir una presa en el estrecho de Kerch hacia el islote ucraniano de Tuzla. Kiev lo vio como un intento de redefinir la frontera. El conflicto escaló y se resolvió tras una reunión bilateral entre ambos presidentes. Las obras se paralizaron, pero la amistad se resquebrajó.

En las elecciones presidenciales de 2004, en Ucrania, Rusia apoyó al candidato prorruso Viktor Yanukóvich, pero la “Revolución Naranja” impidió su victoria y ganó el político prooccidental Viktor Yúshchenko. Durante su mandato, Rusia cortó el suministro de gas a Ucrania dos veces, en 2006 y 2009. Y los suministros de tránsito a la Unión Europea (UE) quedaron interrumpidos.

En 2008, el entonces presidente estadounidense, George Bush, intentó propiciar la integración de Ucrania y Georgia en la Otan. Moscú dejó claro en ese momento que no aceptaría la independencia de Ucrania. Alemania y Francia impidieron los planes de Bush. En la cumbre de la Otan, en Bucarest, se dialogó con Ucrania y Georgia sobre la membresía de la Otan, pero sin poner fecha.

Al ver que con la Otan no había avances, Ucrania intentó impulsar la conexión con Occidente a través de un Acuerdo de Asociación con la UE. En el verano de 2013, unos meses antes de la firma, Moscú ejerció una enorme presión económica sobre Kiev y obstaculizó las importaciones ucranianas. En ese contexto, el Gobierno del entonces presidente Yanukóvich, que ganó las elecciones en 2010, suspendió el acuerdo negociado. Yanukóvich desencadenó protestas de la oposición y huyó a Rusia en febrero de 2014.

La anexión de Crimea como punto de inflexión

El Kremlin aprovechó el vacío de poder en Kiev para anexar Crimea en marzo de 2014. Fue un punto de inflexión, el comienzo de una guerra no declarada. Al tiempo, las fuerzas militares rusas comenzaron a movilizarse en las cuencas mineras del Donbás, en el este de Ucrania. Se proclamaron “repúblicas populares” en Donetsk y Lugansk, con los rusos a la cabeza. El Gobierno de Kiev esperó hasta después de las elecciones presidenciales de mayo de 2014 antes de lanzar una gran ofensiva militar, a la que llamó “Operación antiterrorista”.

En junio de 2014, el recién elegido presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, y Putin se reunieron por primera vez, con la mediación de Alemania y Francia, con motivo de las celebraciones del 70 aniversario del Día D en Normandía. Allí nació el llamado Cuarteto de Normandía (Francia, Alemania, Ucrania y Rusia).

En ese momento, el Ejército ucraniano pudo hacer retroceder a los separatistas, pero a finales de agosto, según Kiev, Rusia intervino militarmente y de manera masiva. Moscú lo negó. Las unidades ucranianas cerca de Ilovaisk, una ciudad al este de Donetsk, sufrieron una derrota. Fue otro punto de inflexión. La guerra en un frente amplio terminó en septiembre, con la firma del armisticio en Minsk.

“La invasión ha comenzado”: asesor del Ministerio del Interior de Ucrania