Al presentar sus nuevas proyecciones económicas para el país, la comisionista Credicorp Capital señaló que probablemente en 2024 se repita el mismo desempeño del PIB de 2023, con bajos crecimientos frente al promedio histórico.
El año pasado el país creció 0,6 %, un dato que sorprendió a muchos y que en parte estuvo influido por las revisiones que realizó el Dane en los crecimientos de trimestres anteriores, como consecuencia de una actualización habitual que suelen hacer los organismos de estadísticas, pero que, en este caso, cambió las bases para hacer proyecciones.
Con esos nuevos datos y teniendo en cuenta que se espera que la inflación siga bajando y que el Banco de la República siga reduciendo sus tasas de interés, en Credicorp creen que este año el país crecerá 1,1%. Daniel Velandia, economista jefe de esta firma financiera, señala que en ese resultado también influirá una mayor ejecución por parte del Gobierno.
Así mismo, indica que, aunque no es sano que el país siga creciendo por debajo de su potencial, es un hecho que la recuperación poscovid le dio un gran impulso a la economía y que con todo y la fuerte desaceleración del año pasado, la economía hoy está mejor que antes de la crisis sanitaria. Es más, Velandia cree que si no hubiera llegado el coronavirus y el posterior rebote que tuvo el país, en este momento la economía nacional estaría 3 puntos del PIB por debajo de su nivel actual.
Igualmente, señaló que aunque el 0,6 % es un dato muy regular, es mejor que el de países vecinos como Chile y Perú, cuyo PIB se contrajo el año pasado.
No obstante, Velandia aclara que el problema sería seguir creciendo poco por varios años y además porque el país tiene elevados riesgos con sus finanzas públicas y el primero es un probable incumplimiento de la regla fiscal. Esta consiste en una normativa que establece ciertas pautas o restricciones en cuanto a la gestión de las finanzas públicas de un país, con el objetivo de garantizar un manejo responsable de los recursos del Estado a lo largo del tiempo.
Recientemente, el Gobierno anunció que aumentó la meta de déficit fiscal (diferencia entre ingresos y gastos de la Nación) a 5,3 % del PIB para este año, lo que aún estaría dentro de la regla, pero el lío estaría en los insumos incluidos para cumplir con esa limitación, pues el Gobierno allí contabiliza ingresos estimados entre 10 y 15 billones de pesos por resolución de litigios que se fallarían a favor de la Nación, pero el Comité Autónomo la Regla Fiscal (Carf), que es el que revisa que sí se cumple con los techos establecidos, dice que esos ingresos por litigios no se pueden incluir en el cálculo del déficit.
“En repetidas ocasiones el Carf ha advertido sobre este tema, mientras el Gobierno insiste en que sí se puede. Probablemente, lo que va a pasar es que a principios de 2025, cuando el Carf evalúe las cuentas públicas, concluya que se incumplió la regla en el tramo que corresponda a los ingresos por litigios, así se logre un déficit de 5,3 % o incluso por debajo de ese valor”, precisa Velandia.
Incumplir la regla fiscal puede tener graves consecuencias para un país, cuya credibilidad no solo queda afectada, sino que le puede salir más caro endeudarse y también se afectaría su calificación de riesgo soberana.
Precisamente, en Credicorp calculan que hay un creciente riesgo de una futura descalificación del país, no tanto en este año, pero sí en el entrante, no solo por el tema de la regla fiscal, sino porque actualmente hay muchos enredos en el manejo de las finanzas públicas.
Actualmente, de las tres principales calificadoras globales, dos ya tienen a Colombia sin grado de inversión (Standard & Poo’rs y Fitch) y solo una aún la mantiene en este nivel (Moody’s). No obstante, Standard & Poor’s señaló recientemente que podrían venir más rebajas, al reducir su perspectiva de la nota colombiana de estable a negativa.
Visión realista
Los pronósticos de Credicorp también incluyeron su visión de la tasa de cambio, la cual consideran que no está particularmente baja y creen que podría descender hacia los 3.700 -3.750 pesos cuando la Reserva Federal empiece a bajar sus tasas de interés (lo que esperan para mediados del presente año), pero luego corregiría al alza ante los problemas fiscales del país.
Señalan que la incertidumbre política que ha tenido el país ya no impacta el precio del dólar porque inicialmente tuvo una sobrerreacción ante el temor de que el primer gobierno de izquierda convirtiera a Colombia “en una Venezuela”, pero luego empezó a corregir debido a que el mercado interpreta que una cosa es lo que dice el presidente Petro y otra lo que efectivamente puede hacer.
“Es lectura es la que ha hecho que eventos graves como los ocurridos recientemente (el asedio a la Corte Suprema de Justicia y los líos con el presupuesto) no hayan generado ninguna reacción en el precio del dólar”, explica Velandia y advierte que hasta ahora ha funcionado la institucionalidad para evitar cambios radicales.
Otra cosa sería si, por ejemplo, la reforma a la salud, que es la que va más avanzada en el Congreso, es aprobada como está actualmente, sin ninguna moderación. En ese caso, el dólar se dispararía, no tanto por el impacto fiscal de la reforma, sino porque sería una señal de que se podría aprobar cualquier tema. La estimación de Credicorp es que a fin de año el precio del dólar se ubique en 4.150 pesos.