El precio del dólar en Colombia tiene en vilo a los economistas, inversionistas, expertos, analistas y autoridades nacionales; debido a los efectos que esta alza indiscriminada generará en la ya elevada inflación y la subsiguiente desaceleración de la economía que se dará por culpa de los aumentos de tasas de interés que se ordenen de parte del Banco de la República, para hacer frente a esta problemática.
De acuerdo con la Bolsa de Valores de Colombia, la moneda oficial de los Estados Unidos abrió este viernes -21 de octubre- con un precio de 4.930, el cual supera por 44 pesos y 50 centavos la Tasa Representativa del Mercado fijada por la Superintendencia Financiera en 4.885,50, luego de los repuntes del pasado jueves, cuando se ubicó logró un máximo de 4.921, gracias al temor de una recesión en países como Estados Unidos.
Lo más preocupante es que en sus primeras operaciones (corte 8:30 a. m.) marca una fuerte tendencia al alza que lo impulsa hasta máximos de 4.958 pesos con 90 centavos, mientras que su precio promedio ronda los 4.946,02. Según las proyecciones para este cierre de semana, no se descarta que el billete verde alcance a tocar los 5.000 y hasta 5.100 pesos, tras varias sesiones de precios nunca antes vistos.
Actualmente todos tratan de explicar lo que está pasando con el dólar y la depreciación del peso local, ya que se están alcanzando niveles nunca antes vistos y muchos aseguran que por ahora no parará de subir e incluso se acercará hasta los 5.000 pesos. La falta de confianza en el mercado y la salida masiva de dólares, son por ahora las principales causas que se tienen en el radar.
Una de las opiniones más recientes se dio por parte de J.P. Morgan, el banco considerado como el más grande de los Estados Unidos, según el cual, lo que sucede en el país es fruto de un mercado desordenado que necesita un “mayor disyuntor”, ya que atraviese una crisis de confianza que se perpetúa y no le permite hacer frente a la escalada mundial del billete verde. No hay que pasar por alto que el peso colombiano es la sexta moneda más devaluada del último semestre en el mundo.
“Los activos locales colombianos se han deteriorado materialmente en las últimas semanas en respuesta a la disminución de la confianza a nivel nacional, una posición débil de las cuentas externas y fiscales y un entorno global hostil; en otras palabras, una tormenta perfecta”, dijo esta autoridad monetaria, que espera que el Banco de la República suba 150 puntos básicos las tasas de interés para octubre, lo que las dejaría en 11,5 %.
J.P. Morgan destacó que desde fines de septiembre, la moneda se ha depreciado 6,5 %, lo cual calificó como “el peor desempeño en los mercados emergentes”. Entre tanto, informó que en el espacio de tasas, el rendimiento del subíndice GBIEM para Colombia es más de 230 pb más alto, que se compara con 29 pb para el índice amplio.
“La posición de equilibrio externo débil de larga data, junto con una retórica ‘menos favorable al mercado’ del presidente Petro y una Fed de línea dura, han provocado un desempeño inferior significativo de los activos colombianos frente a sus pares”, explicó este banco y agregó que “Para evitar un ciclo de retroalimentación de depreciación de la moneda que se autorrefuerce y una interrupción repentina de los flujos de capital, consideramos que se requiere una intervención política de “interruptor automático”.
Por último, destacó que Colombia se ha visto vulnerable entre sus pares de mercados emergentes durante algún tiempo, mientras que los persistentes y elevados déficits en cuenta corriente de Colombia, actualmente del 6 % y que se espera que se mantengan altos el próximo año en el 5 %, junto con los desequilibrios fiscales y una economía aún sobrecalentada, han puesto a Colombia en el centro de atención en medio de condiciones financieras globales más estrictas.
“La posición de inversión internacional neta de Colombia, que asciende al 52 % del PIB, se encuentra entre las más amplias de los mercados emergentes. Esta combinación de grandes necesidades financieras y un balance externo muy ajustado deja a los activos colombianos vulnerables a una crisis de confianza. Una vez desencadenado, en las circunstancias actuales, un shock de confianza a menudo puede tomar vida propia y transformarse en un ciclo de retroalimentación que se refuerza a sí mismo a medida que surgen preocupaciones sobre la estabilidad financiera”, concluyó en su informe.